La mujer del César no solo debe ser honrada sino parecerlo
MARTA DE LA VEGA
Una de las célebres frases del emperador
Julio César, “Mulier Caesaris non fit suspecta etiam suspicione vacare debet”:
«La mujer del César no solo debe ser honrada, sino además parecerlo,” que
recoge Plutarco para la posteridad, nos recuerda la importancia del momento
oportuno en la política.
En una de las crisis más graves de la
historia venezolana, al borde de una hambruna de proporciones dantescas, entre
la sanguinaria represión y la intervención o control de empresas de alimentos
que aún funcionan, el rumor convertido en indignación creciente de muchos
sectores ciudadanos estalló cuando agencias de prensa internacionales que no
precisamente podrían ser calificadas como amarillistas, AP y Reuters, divulgan
los montos que se aprobarían como consecuencia de las discusiones de
presupuesto entre los parlamentarios de la legítima Asamblea Nacional.
Les serían asignados a los diputados 5.000
dólares mensuales para gastos de representación y para resarcir la ilegal
suspensión de sus sueldos desde hace 4 años y 1.000 dólares menos para sus
suplentes. Igualmente serían destinados emolumentos de mayor monto a
embajadores y otros funcionarios públicos, como parte de su retribución
económica.
Para colmo, una entrevista dada el 23 de
abril por Carlos Vecchio, embajador ante Estados Unidos del gobierno interino,
confirma que está en proceso de aprobación esta reivindicación justa,
sin duda, pero inoportuna. En medio de saqueos, heridos y asesinato de
pobladores con tiros a la cabeza por las fuerzas represivas del régimen
madurista para intentar contener al gentío en varias regiones del interior del
país en busca desesperada de comida, es una gravísima decisión política aprobar
estas medidas en la AN.
La pandemia del coronavirus, que agudiza aún
más la crisis, con el colapso de los servicios públicos, un sistema público de
salud agonizante y la ruina del aparato productivo, se ha convertido en un
mecanismo de control social para frenar las protestas, más que en una
cuarentena obligatoria muy difícil de cumplir para muchos que viven al día sin
ninguna política de Estado de subsidios o auxilios económicos.
Una de las armas más destructivas de la
camarilla militar y civil tras la figura de Maduro en su lucha por mantenerse
en el poder es la reiterada campaña de desprestigio contra las fuerzas
democráticas. No han cesado de sembrar cizaña y de levantar toda clase de
sospechas contra dirigentes de la oposición.
Más aún, ha sido constante la contribución,
sea cándida, sea revanchista, de los llamados opositores radicales, muchos de
los cuales se sienten “puros”, sin pragmatismo, que usan cuanta
zancadilla pueden para destruir la credibilidad y la perspectiva de
unidad de quienes abanderan la ruta por rescatar la democracia, la decencia y
la dignidad de la gente.
No por eso podemos negar errores,
inmediatismo, declaraciones infelices, falta de honradez, altura y visión a
largo plazo de algunos de los políticos que lideran el proceso de rescate de la
libertad y la democracia.
Es verdad que se
trata de una lucha muy desigual y riesgosa en contra de los usurpadores, que ha
costado persecución, muerte, exilio, cárcel, torturas y destrucción de sus
familias.
En especial es importante destacar el coraje
y probidad de muchos de los parlamentarios de la legítima Asamblea Nacional y
de alcaldes, gobernadores y otros funcionarios, que se vieron forzados a huir y
dejaron atrás familiares y bienes, por el peligro de las amenazas de muerte,
camufladas bajo la acción del hampa desbordada en el país o por la posibilidad
de un accidente inesperado.
En política, la
percepción de los hechos es determinante, más que los hechos mismos. Y actuar a
tiempo es decisivo para construir confianza cuando la catástrofe es inminente.
El Comunicado del gobierno interino
presidido por Juan Guaidó que desmiente que haya sido aprobado el monto del
respectivo y necesario apoyo económico para los parlamentarios es una medida
rápida y políticamente acertada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario