jueves, 9 de septiembre de 2021

CALMA Y CORDURA


ANALITICA


En tiempos del desorden postgomecista, fue esa la recomendación principal de quien ejerció como presidente de transición, el general Eleazar López Contreras. Se pasaba de la tiranía tradicional, de orden y progreso bajo feroz represión, al desmantelamiento del gomecismo y la salida progresiva hacia la democracia, y el sucesor de López –quien con todo el poder en las manos se negó a aferrarse a él- fue también militar (de carrera, no caudillo a caballo y vamos pa’llá) pero presidente por elecciones en el Congreso por mandato constitucional, y él mismo abrió las puertas a las elecciones populares. El estupor por un popular y prestigioso candidato de consenso nacional e internacional que se volvió loco sorpresivamente. La codicia equivocada de quien llegó a ser intelectual de primera importancia, pero entonces era demasiado joven para controlar sus ambiciones – y que a lo largo de su vida demostró tercamente que ser intelectual y culto no significa automáticamente ser un buen político, y el apuro de nuevos partidos y militares jóvenes lo derrocaron, aunque no mucho tiempo después esas elecciones se realizaron y fue democrática y mayoritariamente electo Rómulo Gallegos.

Nuevamente los militares, ya profesionalizados, pensaron que podían hacerlo mejor, derrocaron a Gallegos, instalaron y apoyaron una dictadura militar progresista y represiva, hasta que el pueblo se hartó, derrocó al general Pérez Jiménez y, finalmente y gracias a la unión de los tres grandes partidos democráticos y modernos, se estableció y duró la democracia cuarenta años.

Es decir, se necesitaron 15 años de falta de cordura para que los militares forzaran nuevamente la calma. Hoy, 70 años después, hace más que nunca se necesita ese llamado a la cordura.

No sólo sobran las burlas de Maduro a una oposición con la cual negocia, sino que esa oposición necesita reconquistar la fe popular. Cada partido opositor debe reformularse y al mismo tiempo fortalecer la convicción de actuar unidos. Porque ya no hay calma en la ciudadanía porque con hambre, desorden, injusticia y represión no puede haber calma, y obviamente muy poca cordura en los partidos, comenzando por el que ostenta el poder.

El país está hecho pedazos, la violencia, la represión, la delincuencia, la pobreza, la pandemia y la desesperanza son las dueñas del patio y sólo con calma, y con cordura, podrán tomarse, de parte y parte, las decisiones que Venezuela realmente necesita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario