COLLAGE SOBRE RÓMULO BETANCOURT (XXXIX)
(Gobierno Constitucional 1959-1964: -I-)
Carlos Canache Mata
Antes de la toma
de posesión, Rómulo Betancourt, en su condición de Presidente Electo, durante
el mes de enero y principos de febrero del año 1959, a través de declaraciones,
entrevistas y encuentros con diversos sectores
–industrial, agrícola, banca, sindical, universitario- en visitas al interior del país, ratifica e
insiste en su planteamiento hecho en la campaña electoral sobre la necesidad de
mantener, en el marco unitario del “espíritu del 23 de enero”, la tregua
política, la convivencia entre los venezolanos y la formación del gobierno
pluripartidista previsto en el Pacto de Punto Fijo. Quería hacer buenas las
palabras de Rómulo Gallegos cuando, poco antes de las votaciones del 7 de
diciembre de 1958, había expresado: “En el Nuevo Circo de esta ciudad donde
inicié mi campaña hace 10 años, dije que yo deseaba ser, que yo aspiraba a ser
el Presidente de la Concordia Nacional. Eso no pudo ser entonces por propias y
ajenas culpas, no importa que vengan parejas si con los escarmientos de todos
podemos acumular aciertos y eficacia para la experiencia de hoy. Yo confío en
el triunfo de Rómulo Betancourt. Yo tengo puesta inquebrantable fe en el
talento político y en su rectitud moral. Y le entrego esa confianza y esa
esperanza en este deseo que formularé en presencia de él: que tú seas, que tú
logres ser el Presidente de la concordia venezolana” (1).
Las circunstancias
históricas y políticas, como se verá más adelante, no solo estropearon esa
voluntad, ese propósito del Presidente Betancourt, sino que se juntaron para
intentar, afortunadamente sin lograrlo, el derrocamiento de su gobierno.
Como estaba
consciente de los recelos y reservas que existían sobre él en el seno de las
Fuerzas Armadas como consecuencia de la cruzada de diez años de la dictadura
perezjimenista contra él, Betancourt, en sus visitas a guarniciones y
cuarteles, decía ante los auditorios militares, con invariable franqueza: “Yo
soy un político y por tanto un hombre polémico, un hombre sobre quien se
discute con pasión. Ustedes durante diez años, han sido objeto de una campaña
encaminada a desfigurar mi pensamiento
así como el programa de Acción
Democrática. Hoy soy Presidente
de la República por la voluntad mayoritaria del pueblo expresada en las urnas el pasado 7 de diciembre. Sería
faltarme el respeto a mí mismo y faltarles a ustedes el respeto pedirles que
cambien de opinión sobre Rómulo Betancourt por el simple hecho de que ahora no
es un exilado, sino el Presidente Constitucional de la República. Yo sólo voy a
pedirles que respeten el orden institucional de la República, que sean
guardianes de la Constitución y de la voluntad del pueblo. Por mi parte les
garantizo que durante mi mandato, la Institución Armada no será objeto de
ninguna maniobra partidista y que se respetará en todo momento el espíritu y la
fisonomía que a la misma conforma, de institución al servicio de la República y
no del personalismo” (2).
Con motivo del
primer aniversario de la caída de la dictadura de Pérez Jiménez el 23 de enero,
Fidel Castro, a escasos días del triunfo de la guerrilla de Sierra Maestra
contra la dictadura de Fulgencio Batista, llega a Caracas y habla en el Aula
Magna de la Universidad Central, en el Colegio de Abogados, en el Concejo
Municipal, en el Congreso Nacional, y en un mitin en la plaza de El Silencio,
precisamente el 23 de enero de 1959, donde dijo que “si alguna vez Venezuela se
llegare a ver bajo la bota de un tirano, cuenten con los cubanos de la Sierra
Maestra: con nuestros hombres y nuestras armas, que aquí en Venezuela hay
muchas más montañas que en Cuba, que sus cordilleras son tres veces más altas
que la Sierra Maestra, que aquí hay un
pueblo heroico y digno como el de Cuba”. Esas palabras fueron objeto de muchos
comentarios por los medios de comunicación social y algunos las calificaron
como una provocación a nuestras Fuerzas Armadas. También se atrevió -todavía no se había identificado con el
marxismo- a refutar la frase de Lenin de que “se puede hacer una revolución con
o sin el apoyo del Ejército, pero no contra el Ejército”, al afirmar “pues
bien, nosotros hicimos una revolución contra el Ejército”. En la entrevista que
tuvo con el Presidente Electo Rómulo Betancourt, Fidel Castro le solicitó que
su gobierno próximo a iniciarse le diera un préstamo de 300 millones de dólares,
a lo que Betancourt respondió diciéndole que, debido al déficit fiscal dejado
por la dictadura perezjimenista, él tendría que seguir buscando un empréstito a
corto plazo por 200 millones de dólares y continuar las conversaciones
adelantadas por el gobierno provisorio con un grupo de banqueros de Nueva York.
Entonces Castro presentó la alternativa, ya que no hay dinero contante y
sonante, de que el préstamo fuera en petróleo. Ante ese nuevo planteamiento,
Betancourt le aclaró que el petróleo que el gobierno pueda recibir por el
‘royalty’ o regalía, las empresas, al liquidar anualmente el pago de impuestos,
deducen, según la ley, el equivalente en
bolívares de la cantidad de petróleo en forma física entregada al gobierno, lo
que tampoco podría implementarse por la crisis fiscal venezolana. Ahí está el
origen del posterior apoyo cubano en armas, expertos y financiamiento a las
guerrillas en Venezuela.
Las conversaciones
para la integración del gobierno de coalición con AD, Copei y URD, de
conformidad con los acuerdos básicos del Pacto de Punto Fijo, fueron
laboriosas. Originalmente Betancourt propuso concederle dos Ministerios a cada
uno de los partidos coaligados, que se complementarían con Ministerios
ejercidos por técnicos independientes. Finalmente, se confirieron tres
ministerios a Copei, tres a URD y dos a AD (Luis Augusto Dubuc en Relaciones
Interiores y Juan Pablo Pérez Alfonzo en Minas e Hidrocarburos). También, con
criterio unitario, se hizo las asignaciones de las Gobernaciones de los Estados
y el nombramiento de directivos en los institutos autónomos y empresas del
Estado.
Las Cámaras
Legislativas se instalaron el 19 de
enero de 1959, ocupando Raúl Leoni la
presidencia del Senado y Rafael Caldera
la de Diputados.
Hay manifestaciones
de desempleados y agitación política y social en los días previos a la transmisión del mando presidencial, con
incendio de vehículos y saqueo de algunos comercios, por lo que el Gobierno
Provisorio tomó medidas para el control del orden público y evitar alteraciones
de la paz ciudadana el día del cambio gubernamental.
El día 13 de
febrero fue señalado para la toma de posesión de Rómulo Betancourt. El doctor
Raúl Leoni, Presidente del Senado, tomó el juramento de Ley y le colocó a
Rómulo Betancourt la banda presidencial, que acababa de entregarle el doctor
Edgar Sanabria, Presidente de la Junta de Gobierno.
En el
próximo Collage seguiremos con el análisis del Primer Mensaje presentado ese
día al Congreso Nacional por el Presidente Betancourt.
Notas
1-María Teresa
Romero. “Rómulo Betancourt”. Biblioteca Biográfica Venezolana. El Nacional.
Volumen 13. Caracas. 2005. Pág.114.
2-Ramón J.
Velásquez. “Aspectos de la Evolución Política de Venezuela en el Último Medio
Siglo”. Venezuela Moderna. Fundación Eugenio Mendoza. Caracas. 1976. Pág.
185-186.
No hay comentarios:
Publicar un comentario