Unas elecciones parlamentarias inútiles
Trino Márquez
En
la más reciente encuesta flash
realizada por Consultores 21, con una muestra telefónica de mil personas, los
datos son categóricos: 78% de los electores se niega a participar en los
comicios del 6 de diciembre. Los consideran inútiles. Para ese gran universo,
las elecciones parlamentarias carecen de atractivo. Ocurra lo que ocurra ese
día, no se modificará la actual correlación de fuerzas, ni cambiarán las
políticas públicas, ni se modificará el curso de la pendiente tomada por el
país durante la era Maduro, quien lo ha llevado a la ruina en la que se
encuentra en la actualidad.
El régimen asumirá el control de la
Asamblea Nacional con apenas 22% de los
electores que asistirán a sufragar. Solo la quinta parte del Registro Electoral
Permanente (REP). Dentro de esta minúscula fracción, el PSUV aparece como el
claro ganador. 30% de quienes dicen estar seguros de ir a votar, lo harán por
el oficialismo. 54% indica no saber aún o no quiso responder. Sólo 7% se inclinó por los candidatos no
oficialistas. Llamarlos de oposición resulta muy difícil. Esos candidatos no
realizaron ni el menor esfuerzo por lograr condiciones para que esa cita
tuviera el mínimo de transparencia y confiabilidad. No se trataba de lograr las
condiciones óptimas de la Dinamarca donde transcurre la serie Borgen, transmitida por Netflix, sino
simplemente mover la fecha para un momento más oportuno, como recomendaba Josep Borrel y la Unión Europea. Esa facción
–conformada por los ‘alacranes’ y los sempiternos ‘ni ni’- se alineó con las
aspiraciones de Nicolás Maduro, interesado en ponerle el guante cuanto antes a
la AN, con el fin de dejar sin piso político a Juan Guaidó y a la actual
directiva parlamentaria; y, por añadidura, dominar todas las instancias del
poder público.
Al
único que le convienen la votación del 6D es a Maduro. La patada que le dio a
los emisarios de Borrel cuando vinieron a Caracas a proponerle la presencia de la UE, si se
cumplían ciertas condiciones indispensables, fue una evidencia categórica de
que Maduro no veía ningún provecho en ofrecer esas garantías. Este capítulo de
la historia que rodea el 6D no lo mencionan algunos acróbatas que se dicen opositores, quienes
ahora indican que la consulta popular del 12 de diciembre es una burla a los
venezolanos y la abstención un suicidio en primavera. Resulta, que ellos le
entregarán la AN al madurismo con una participación insignificante de los
votantes, incluidos los simpatizantes del PSUV, y, por añadidura, conspiran
contra la cita opositora del 12D.
Esta maniobra está revestida de cuantos
lugares comunes encuentran en el diccionario de frases hechas. Insisten en que
la AN es el espacio para el diálogo, la negociación y la búsqueda de acuerdos
que permitan superar la crisis. Ese principio, esencial de la vida republicana,
sería válido si el Ejecutivo hubiese propiciado el entendimiento con el
Legislativo cuando la oposición tenía la mayoría absoluta; o si hubiese
demostrado alguna voluntad de cambio. Sin embargo, lo que el gobierno ha hecho
es todo lo contrario. La pandemia la ha utilizado para aumentar los mecanismos
de control y represión. El ventajismo sigue siendo obsceno. El Partido
Comunista se ha sentido tan maltratado y excluido por el gobierno, que organizó
una manifestación de protesta frente a Venezolana de Televisión (VTV) –‘el
canal de todos los venezolanos’- porque la estación mantiene un veto sobre los candidatos a
diputados del partido rojo. Por cierto,
la exclusión del PCV no ha recibido mucho apoyo ni de los alacranes, ni de los
ni ni. Ambos grupos optaron por un silencio complaciente.
Para quien el panorama luce clarísimo es para Diosdado Cabello. En
días recientes señaló que la próxima AN debería aprobar una ley que permita
juzgar y condenar a los diputados de la actual Asamblea. Todavía no ha
conquistado ese territorio, y ya colocó la vista en los árboles donde guindará por
el cuello a sus odiados adversarios. El señor Cabello prevé pasar de la
metáfora a los hechos. Del mazo que exhibe en su programa en VTV, a la
guillotina con la que decapitará a los actuales representantes populares, que
llegaron al hemiciclo respaldados por ocho millones de votos. Toda esta vindicta
la anuncian al mismo tiempo que proclaman el amor y la armonía entre los
venezolanos, en las propagandas con las que inundan la radio y la televisión.
Si el PSUV acompaña la moción de Cabello,
tendremos la oportunidad de ver cuán solidarios serán los nuevos diputados
‘opositores’ con los de la anterior camada, muchos de los cuales han sido perseguidos,
encarcelados, lanzados al exilio o empujados a refugiarse en embajadas.
Frente a la farsa del 6D hay que insistir
en convertir en un éxito la consulta popular del 12 de diciembre. Podría ser el
comienzo de la recuperación sostenida de la oposición a partir de enero de
2021.
@trinomarquezc
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