COLLAGE SOBRE RÓMULO BETANCOURT (XLVI)
(Gobierno Constitucional -VIII-)
CARLOS CANACHE MATA
En materia petrolera, ocurrieron en 1960 dos hechos de trascendente importancia, que forman parte de la política que se aplicó en ese sector durante el Gobierno Constitucional de Rómulo Betancourt.
La CVP.
El 19 de abril de ese año, mediante el Decreto N° 260 del Presidente Betancourt,
se creó la Corporación Venezolana de Petróleo que, como lo señaló el Ministro
de Minas e Hidrocarburos, Juan Pablo Pérez Alfonzo, singularizó la
“participación directa del Estado en la actividad petrolera”. Las nuevas áreas que
se decidieran explotar, no se entregan a las compañías extranjeras por el
sistema de concesiones, sino que se le asignan a la CVP, que las desarrollará a
través de la explotación directa o de la celebración de contratos de servicio.
Eventualmente, el instrumento creado podría asumir el manejo de la industria
petrolera, si ésta fuera nacionalizada, o al vencimiento de las concesiones a
partir de 1983. A los fines fiscales, la CVP recibió un trato similar al de las
compañías extranjeras. Para cumplir sus funciones, la CVP raquería educar o
formar una gerencia venezolana independiente de las empresas transnacionales.
Como refiere Eduardo Mayobre, “cuando a mediados de la década de los setenta se
procedió a la nacionalización de la industria petrolera se consideró que la CVP
no estaba preparada para hacerse cargo del manejo de la totalidad de la
industria petrolera y se transformó a las compañías extranjeras en ‘operadoras’
de la industria nacionalizada” y “la CVP fue una más de las compañías
operadoras”. A juicio de Mayobre, “la CVP solamente llegó a representar una
fracción pequeña de la producción petrolera venezolana; y, por último, el
mecanismo de contratos de servicio se empantanó en interminables discusiones
que retardaron su instrumentación” (1)
La OPEP. Antes
de 1950, las grandes compañías norteamericanas que explotaban el petróleo del
Medio Oriente no pagaban ningún impuesto sobre sus ganancias (sólo pagaban, a
cada país, 4 chelines por tonelada de petróleo extraído) y, gracias a ese
privilegio, inundaban con su producción la costa atlántica de EEUU y competían
a más bajo precio con el petróleo venezolano, que sí estaba sujeto a tributos fiscales,
los cuales en el trienio 1945-1948, llegaron al famoso fifty-fifty, y con el
Gobierno Provisional bajo la presidencia de Edgar Sanabria en 1958 alcanzaron
alrededor del 60%, sobre las ultilidades de la industria petrolera. Así nació
la idea de llegar a un acuerdo con los países petroleros del Medio Oriente para
regular la producción, haciéndoles ver el negocio que, en perjuicio de ellos,
hacían las compañías norteamericanas, y exponiéndoles, además, la experiencia
de Venezuela que permitía aumentar los ingresos fiscales.
A partir de 1950,
los países del Medio Oriente comenzaron a decretar impuestos sobre las
utilidades petroleras. En abril de 1959 se celebra el Primer Congreso Petrolero
Árabe en El Cairo. Allí, Juan Pablo
Pérez Alfonzo, Ministro de Minas e Hidrocarburos del Gobierno Constitucional
presidido por Rómulo Betancourt, plantea que, controlando la producción y
eliminando el excedente de crudo en el mercado, es que se puede evitar la caída
de los precios, y que, en consecuencia, debía crearse un organismo de consulta
con ese objetivo. En el mes de agosto de 1960 hay una drástica reducción de los
precios, anunciada unilateralmente por las compañías petroleras. Ante esa
situación, el 10 de septiembre de ese año, en Bagdad se reunen Venezuela, Irak,
Irán, Arabia Saudita y Kuwait para establecer una política común sobre precios
y producción. Cuatro días después, el 14
de septiembre, se creó la OPEP. Venezuela estuvo
representada por el titular del Ministerio de Minas e Hidrocarburos, doctor
Juan Pablo Pérez Alfonzo. En el texto del acuerdo de Bagdad se dice que se
decidió formar un Organismo permanente llamado Organización de los Países
Exportadores de Petróleo para consultas regulares entre sus Miembros con vista
a coordinar y unificar sus políticas, y se justifica esa decisión por haber
considerado: “Que los Miembros tienen en marcha muchos programas necesarios de
Desarrollo, financiados principalmente por las entradas provenientes de sus
exportaciones petroleras; Que los Miembros tienen que contar en alto grado con
las entradas petroleras para equilibrar el presupuesto anual nacional; Que el
petróleo es una riqueza perecedera y en la medida en que se va agotando debe
ser reemplazado por otras riquezas; Que todas las naciones del mundo, para
mantener y mejorar sus niveles de vida tienen que contar casi por completo con
el petróleo como fuente primaria de generación de energía; Que cualquier
fluctuación en el precio del petróleo afecta necesariamente la marcha de los
Programas de los Miembros, y resulta en una dislocación perjudicial no
solamente para sus propias economías, sino también para las de todas las
naciones consumidoras” (2).
El Presidente
Betancourt y la OPEP. Presidía a Venezuela Rómulo Betancourt,
quien intervino activamente, junto con Pérez Alfonzo, en todo el proceso de
concepción y gestación de “la
organización más poderosa que jamás haya sido creada por los países en vás de
desarrollo” (3), al decir de Pierre Terzian, economista especializado en
cuestiones petroleras y autor del fascinante libro “La Increíble Historia de la
OPEP”. Con motivo de la II Cumbre de Soberanos, Jefes de Estado y de Gobierno
de la OPEP, reunida en Caracas los días 27 y 28 de septiembre del año 2000, la
Asamblea Nacional discutió y aprobó un Acuerdo en el que se señaló la
importancia de la OPEP y la decisiva participación de Venezuela en su
fundación. Como lo destacaron los diversos medios de comunicación, tanto escritos
como audiovisuales, los diputados del oficialismo chavista sólo mencionaron en aquel Acuerdo el nombre de
Juan Pablo Pérez Alfonzo y se negaron a incorporar el nombre de Rómulo
Betancourt.
El máximo líder de
Acción Democrática no sólo era el Presidente de la República cuando se crea la
OPEP el 14 de septiembre en Bagdad, sino que intervino activamente en todo el
proceso de su concepción y gestación. En los dos gobiernos que le tocó presidir
compartió con Pérez Alfonzo la orientación y las responsabilidades de la
política petrolera, como queda exhaustivamente recogido en el capítulo 4 del
libro “El Petróleo en el Pensamiento Económico Venezolano” de Asdrúbal Baptista
y Bernard Mommer. Es a instancias de Rómulo que Pérez Alfonzo, profesor de
Derecho Civil en la UCV, empieza a ocuparse del petróleo. El propio Pérez
Alfonzo en su libro “Hundiéndonos en el Excremento del Diablo”, lo confiesa:
“…Quedó así en marcha el proceso de revisión que, después de pasar por el
fracaso parcial de la nacionalización en Irán, condujo finalmente a la creación
de la OPEP. Lo demás es historia actual. Pero esta historia que tiene sacudido
al mundo y alienta esperanzas hacia un orden económico nuevo no se habría
llevado a cabo sin Acción Democrática, y particularmente sin la visión y la
labor constante de su máximo dirigente Rómulo Betancourt. Creo necesario declarar una vez más que toda
la labor que me correspondió realizar en esta importante materia perolera, no
la habría podido llevar a cabo sin la colaboración de ese partido, ni sin el
estímulo de Betancourt. Particularmente el comienzo no lo habría iniciado sin
las hábiles presiones del político activo, comprometiéndome a la acción. El
Voto Salvado a la Ley de 1943 no lo habría preparado sin la instigación de
Betancourt llegando al extremo de ayudármelo a escribir a máquina. Tampoco
habría llegado a Miraflores el 18 de octubre si prácticamente no me hace salir
a rastras de aquí, en Los Chorros con mi vecino Ricardo Montilla. Y mucho menos
habría regresado de Méxivo, a encerrarme en la Torre Norte del Silencio, si el
recién electo Presidente no me hubiese convencido en Diciembre de 1958 de la
necesidad de complementar la política
petrolera. Lo iniciado en 1945 había quedado tronchado por el golpe
militar” (4).
Esa participación
fundamental de Betancourt, junto a Pérez Alfonzo, en la creación de la OPEP y
en otros hechos de la historia petrolera venezolana, es reconocida igualmente
por distinguidos actores y analistas de nustra vida política. Teodoro Petkoff
ha escrito (Tal Cual 25-09-2000): “Fue un gobierno adeco, el del 45-48, el que
estableció el fifty-fifty con las compañias petroleras. Fue por la visión y
energía de Rómulo Betancourt y Pérez Alfonzo, en un segundo gobierno adeco, que
fue creada la OPEP”. Dos destacados columnistas, Fausto Masó e Ibsen Martínez,
también testimoniaron, en El Nacional del 30 de septiembre del año 2000, su
reconocimiento a la contribución de Betancourt en la creación de la OPEP. Masó
apunta sobre Betaqncourt que “fue el presidente que respaldó la creación de la
OPEP”, y Martínez formula las siguientes consideraciones: “Es en relación con
ellos dos (Betancourt y Pérez Alfonzo)
que puede decirse que la OPEP, valga lo que valiere en la historia del
siglo petrolero, es una invención venezolana. En los años 60, el momento más
fragoroso de la descolonización del Tercer Mundo que siguió a la Segunda Guerra
Mundial, Betancourt y Pérez Alfonzo obraron en una dirección que contemplaba la
inequidad del sistema econonómico y el deber de inversión social de los
gobiernos democráticos del llamado Tercer Mundo”.
Esa es la
verdadera historia de la creación de la OPEP, que ni el tiempo ni nadie podrá
violentar. Sólo en los países totalitarios, el odio y el fanatismo falsifican
la historia. En la antigua Unión Soviética se escribía y reescribía, al vaivén
de las pugnas y las purgas, el rol cumplido por los líderes revolucionarios. En
la Italia de Mussolini, propuso Alfredo Rocco reescribir la historia de Europa
según la visión del mito fascista. En la Alemania de Hitler, nos cuenta William
Shirer en su monumental obra “La Historia del Tercer Reich” que durante el
nazismo, que vituperaba los 14 años de la República de Weimar (1919-1933) y
exaltaba los años de gobierno del nuevo Reich, “la Historia quedó tan
falsificada en los libros de texto y en las conferencias de los profesores, que
llegó a ser ridículo”.
El autoritarismo
venezolano, que se atavía con arreos totalitarios, también ha tenido, tanto en
petróleo como en otras materias, atrevimientos parecidos de contar la historia
a su manera.
En el próximo
Collage, seguiremos comentando lo que pasó en el año 1960.
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1-Eduardo Mayobre.
“Juan Pablo Pérez Alfonzo”. Biblioteca Biográfica Venezolana. C.A. Editora El
Nacional. Editorial Arte 2005. Caracas. Pág. 94 y 95.
2-Historia Gráfica
de Venezuela. José Rivas Rivas.”El Gobierno de Rómulo Betancourt”. Centro
Editor, c.a. Caracas, 1981. Pág. 138.
3-Pierre Terzian.
“La Increíble Historia de la OPEP”. 1988, Macrobit Corporation. Introducción,
página IX.
4-Juan Pablo Pérez
Alfonzo. “Hundiéndonos en el Excremento del Diablo”. 4ª edición. 1976.
Editorial Lisbona. Caracas. Pág. 372-373.
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