EINSTEIN Y LA OPOSICIÓN
RICARDO CILIBERTO B.
Se sabe de sobra que nada es permanente, inmodificable, ajeno al tiempo.
Y que una cosa, sobre todo en política, es la constancia y otra, la conducta del sapo contra la pared. Basta refrescar la acertada sentencia del estudioso y jurista Miguel José Sanz, en los tiempos de nuestros albores republicanos, cuando apuntó que ¨la constancia no es hacer todos los días lo mismo, sino perseguir siempre un mismo fin¨.
Esto viene a cuento cuando observamos que nuestra oposición se sigue alejando de aquella máxima de Heráclito: ¨Nada es permanente, a excepción del cambio¨. En otras palabras, que continúa en una especie de estancamiento, de aburridos planteamientos y de escasa imaginación. Por cierto, que no ponemos en duda lo prolongado de su brega y su infatigable y denodado esfuerzo por reinstaurar la democracia. Pero, si los resultados de la acción y trabajo político no procuran los resultados y objetivos trazados, algo o muchas cosas se están haciendo mal.
Se critica con monumental persistencia el actual régimen. Ventidós largos años formulando propuestas y caminos. Unos exitosos y la gran mayoría untados de fracasos y desilusiones. Se han prometido, hasta engañosamente, salidas, suplantaciones, cambios y hasta un renacimiento nacional. Un daño que será muy difícil de ocultar o pasar por alto.
Sin embargo, debemos seguir, con entereza y persistencia, nuestro afán por una Venezuela distinta. Obviamente, volteando la mirada hacia los múltiples yerros cometidos, aprender de nuestras disparatadas ocurrencias y omisiones, y sobre todo levantar los ánimos para retomar el respaldo colectivo que tanto requerimos.
La gente está esperando una oposición remozada. Valga el ejemplo, como enterrar de una vez por todas esas ridículas, histéricas e insensatas adhesiones al Trump-ismo y últimamente al Biden-ismo, como si esto fuera el descubrimiento de una mágica solución. Ahora, estamos en una situación que nos obliga, con inteligencia y tino, a repensar con la cabeza fresca, a reemplazar algunas propuestas y caminos a franquear, e incluso impulsar decididamente, con seriedad y valentía, la incorporación de nuevos actores políticos. Esto último, en nuestra opinión, debe ser de inmediata realización. Los dirigentes también tienen sus tiempos y- en consecuencia- sus inocultables y profundas arrugas políticas, más allá de la experiencia y conocimientos que puedan ofrecer.
Este nuevo año, como ya lo expresamos, nos impulsa con renovados bríos a continuar la batalla. Ya sabemos de sobra cómo actúa el gobierno. Nada fresco, original ni extraño. En consecuencia, es la oposición la que debe dar un viraje certero y preciso.
A todo evento, y sin contrariar a la ¨constancia¨ de Sanz, cabe recordar lo afirmado por Albert Einstein: ¨Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo¨. Ojo con la designación del nuevo Consejo Nacional Electoral y las elecciones de gobernadores.
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