lunes, 14 de agosto de 2017

Entrevista a Félix Seijas: LO QUE LA GENTE QUIERE ES QUE LA DESPEJEN LA INCERTIDUMBRE

ELVIA GOMEZ

POLITIKA UCAB
 
El estadístico y profesor de comunicación política indica que la dirigencia de la Mesa de la Unidad Democrática ha estado enviando al país “un mensaje de duda, oculto, gris, subterráneo”. “Al final el balance será negativo si se deja a la gente llevarse por su imaginación”. Afirma que el asunto más importante es cómo se ve la Oposición a largo plazo. “Eso es lo que va a dar ganancias, hablar claro de una vez”. “El aparato comunicacional luce mal cuando lo que lo alimenta es malo”, señaló.
 
Si de algo sabe Félix Seijas Rodríguez es de estadísticas y de comunicación política. Conocedor del pensamiento y del sentir nacional, este técnico y docente, afirma con rotundidad que los venezolanos sí están dispuestos a seguir a un líder –o a una coalición política– que les diga algo en el tenor del histórico y descarnado discurso de Winston Churchill, en 1940, cuando pidió al pueblo inglés: “Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”, para vencer a los nazis.
Seijas expresa su preocupación por el elevado nivel de “incertidumbre” que agobia a la población nacional y que le hace presa de su imaginación y del miedo por sus vidas y por el futuro del país. Afirma que del lado del liderazgo opositor hay “una cautela excesiva y eso los paraliza en la comunicación”.
“Totalmente”, asiente Félix Seijas, sin dudar, cuando se le pregunta si los venezolanos están preparados para oír que la lucha por la democracia será, todavía, dura y larga.
–¿Visto el desempeño de la Mesa de la Unidad Democrática luego del plebiscito del 16 de julio, cómo evalúa la comunicación de sus decisiones a sus seguidores?
– El problema principal es el temor a decir las cosas claras, es el temor a la reacción de la gente, que pareciera que está más relacionado con que hay una competencia entre partidos. Cada partido tiene, a la vez que los objetivos comunes de la coalición, los objetivos propios. A la hora de tomar decisiones –que son o pueden ser impopulares– parece que se guían más por el sector que hace más escándalo que por lo que realmente piensa el 70%. Quizás no tomen las decisiones por ese 30% que hace más bulla, pero sí le temen. Eso, entonces, determina quién habla primero, quién toma cuál posición y quién va a ser el vocero de esa medida no popular.
–Pareciera que los integrantes de la MUD valoran el aspecto comunicacional como algo accesorio y no transversal a cualquier objetivo estratégico. ¿Qué opina?
–A mí lo que me parece es que no pueden ofrecer lo que no tienen. Si no tienen un mecanismo claro y bien aceitado para llegar a acuerdos, entonces, ¿qué van a comunicar? Al final comunican lo que tienen. Si no tienen acuerdo y se mantienen las dificultades, a la hora de comunicar, lo que se dice es un reflejo de ese problema interno. Estoy seguro de que si internamente estuviesen funcionando bien, el aparato comunicacional correría de manera distinta. Eso en época electoral ha sido bastante bueno, porque el objetivo es muy claro una vez definidos los candidatos, es más fácil crear acuerdos y saber lo que tienen que decir. El aparato comunicacional luce mal cuando lo que lo alimenta es malo. Lo principal que quieren las personas, y a lo que hay que atender, es que le despejen la incertidumbre. Eso causa ansiedad. El temor a decir las cosas como son, llamarlas por su nombre, lo que hace es paralizar la comunicación. Se dicen cosas a medias, con temor, luego se modifica lo dicho, no hay posiciones en bloque. Al final el balance será negativo si se deja a la gente llevarse por su imaginación.
–¿Parte del problema es la vocería rotativa que ha adoptado la MUD?
–Si ponen a un solo vocero, pero el mensaje continúa siendo de duda, oculto, gris, subterráneo, el efecto sigue siendo el mismo. El asunto más importante es cómo esos dirigentes se ven a largo plazo. Lo que va a dar ganancias, porque va a ser creíble, es hablar claro de una vez. Uno de los problemas es hacer promesas que elevan las expectativas de la población y luego no son cubiertas. Al principio les puede ganar algunos aplausos, pero a la larga es negativo.
–¿Desde que la MUD se creó, en 2009, cuándo han sido los mejores y peores momentos en materia comunicacional y que eso haya afectado la confianza de sus seguidores?
–La coalición ha venido creciendo. Después de las elecciones presidenciales Capriles-Maduro fue un momento bajo, pero la gente no le retiró la confianza a la coalición. Las personas pueden tener un momento de desesperanza y frustración, pero siguen confiando, sólo piensan que el otro rival es exageradamente fuerte. Sí hay un porcentaje de la población que no está con la coalición, que está de manera circunstancial. Hay un 20% que crece y disminuye dependiendo del momento. Cuando hay un momento de frustración baja ese apoyo a la Unidad, porque ese grupo nunca ha estado de manera sólida con la Unidad. El otro momento más bajo en apoyos fue a finales del año pasado y principios de 2017. Pero el porcentaje duro de la Oposición, muy cercano al 40%, ese nunca ha bajado, siempre le ha expresado su confianza, porque con errores y aciertos ellos consideran que la MUD es la que debe seguir.

Foto: Archivo.
–¿Cuándo fueron los momentos más exitosos?
–Hasta ahora dos: luego de la victoria de la Asamblea Nacional, en diciembre de 2015; ese fue un momento de apoyo altísimo. Los seguidores duros y los circunstanciales estaban anotados allí. El otro momento alto fue cuando se estaba en la pugna por el revocatorio el año pasado. Aunque este año la MUD tuvo un pico con las protestas.
–Los dos mejores momentos han estado anclados en procesos electorales. ¿Cómo valora la forma cómo la MUD comunicó hace unos días su decisión de preinscribir candidatos a las elecciones de gobernadores que supuestamente se harán este año?
–Ahí el problema estuvo en que no se habló bien antes. En este momento están pasando dos cosas: la decisión llega sin haber sido preparado el terreno. Esto es importantísimo. Voy a poner un ejemplo: antes de aceptar la Secretaría Ejecutiva de la MUD, yo estoy seguro de que Chuo Torrealba ya tenía la decisión tomada, pero él consultó y escuchó a la gente a través de las redes sociales. Preparó el terreno. Cuando él aceptó, los descontentos ya se habían hecho la idea y no se opusieron tanto. Ahora, llega esto (preinscripción de candidatos), pero no se preparó el terreno antes. Los partidos estaban callados y no terminaban de decir nada. Lo que hizo Henry Ramos Allup (anunciar que AD participaría) estuvo bien; lo criticable es que no se puso de acuerdo con los otros partidos. Pero el timing fue muy malo porque lo hizo el mismo día cuando Smartmatic denunció lo que denunció (fraude en la elección de la constituyente). Eso debió haber sido la noticia del día y quizás la declaración de Ramos Allup opacó un poco eso. Pero el aspecto positivo fue que puso el tema en la opinión pública, la gente empezó a hablar de eso. Si eso no se hubiese hecho habría sido todo mucho peor, hubieran anunciado la decisión (de preinscribir candidatos) y la gente aún no hubiera “masticado” esa idea. Yo tuve en Twitter ese día un debate intenso; muchas personas, después de escuchar argumentos, preguntar y responderles, terminaron diciendo que no estaban muy de acuerdo, pero se pusieron a pensar en el asunto. La comunicación pudo haber sido mejor, pero el comunicado de la Unidad fue bueno y el de Voluntad Popular me pareció excelente. Claro, aquí ya entran a jugar otros elementos, como la penetración en los medios de comunicación. Ahora lo que la MUD tiene son las redes sociales y no los medios tradicionales, así que hay que empezar a comunicar antes. Por eso la fase de preparar el terreno era importantísima.
–En el seno del Gobierno y del PSUV también se producen mensajes contradictorios, por ejemplo, Nicolás Maduro dijo por VTV que la constituyente no iba a usar el Palacio Federal Legislativo y Diosdado Cabello dijo que sí, y fue lo que terminó imponiéndose. ¿Cómo son valoradas por los seguidores del oficialismo esas contradicciones?
–En el caso de ellos funciona muy bien para seguir cohesionando el apoyo que ellos tienen. Ese es un apoyo al que en buena medida le gusta sentir que el Gobierno ataca a la Oposición, que es un Gobierno fuerte, que tiene poder. Esa lectura de que la constituyente hizo una cosa distinta, porque Diosdado se impone, la hacemos un porcentaje muy pequeño de la población. La mayoría de sus seguidores lo que ven es que de nuevo el Gobierno le dio otra bofetada a la Oposición. Eso les gusta y cohesiona a su bloque duro que sigue al oficialismo y es coherente con lo que ellos están transmitiendo: que ellos son los que tienen el poder y van a tratar a los adversarios como les dé la gana. Ahora, a los ojos de la comunidad internacional, que es una élite que maneja el tema, ahí se valora diferente. Ellos saben lo que significa.
 –¿En ese ámbito internacional cómo cree que impacta el modo de comunicar de la Oposición, esas idas y venidas sobre temas claves?
–Los actores internacionales puede que entiendan el conflicto interno de la MUD, pero lo que no van a entender es que no coordinen las decisiones con esos actores internacionales. Por ejemplo, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, y los presidentes de los países que han brindado su apoyo a la democracia en Venezuela, están poniendo sus nombres sobre la mesa. Igual las instituciones europeas, la ONU, etc. Las decisiones de la MUD tienen que ser coordinadas y tener una muy buena comunicación con ellos. Estas decisiones de acudir a las elecciones tienen que hablarse con Almagro, que ha sido la principal pieza, el principal movilizador para poner a Venezuela en el escenario internacional. Si acaso eso no hubiera sido conversado antes, indica que el terreno no se preparó a lo interno, y pareciera que en lo internacional el trabajo de abonar el terreno tampoco se hizo. La comunidad internacional que quiere apoyar la lucha democrática también necesita saber que a quien está apoyando es coherente en las cosas. Yo creo que todavía se está en un momento en el que la situación se puede rescatar y, ojalá, se esté haciendo. Pero si se descuida, es bastante negativo el efecto que va a tener.
–¿Qué podría decirle la MUD a sus seguidores, en momentos cuando parte de los magistrados al TSJ que designó el mes pasado la Asamblea Nacional están ya presos, en la clandestinidad o el exilio, a lo que se suma la decisión judicial de mandar a prisión a varios alcaldes de oposición?
–Ellos pueden tomar las decisiones que sean, pero tienen que tomarlas juntos. Hemos llegado aquí, con un Estado que tiene el poder de la fuerza, el poder de ejecutar sanciones, encarcelar, perseguir. Tienen a la Policía, al SEBIN, a los militares…Esa es una realidad. Esa lucha tiene que plantearse en los términos correctos. Lo de los magistrados del TSJ era algo simbólico, no era un poder real, ese no era un paso para nada, eso fue algo simbólico. Lo que sea que terminen decidiendo, lo que tienen ellos que decirle a la gente es la realidad. Hay que ser crudos y hay maneras de decirlo. La verdad pueden tratar de adornarla, pero no pueden ocultarla, hay que decirla. Se está en un momento en el que la pelea es por lo legal, tampoco le pueden dar la espalda a lo legal, tienen que mantener eso, pero esto no es a corto plazo, es algo a largo plazo y a pulso. Eso es lo que es.

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