MARTA DE LA VEGA
La
definición de “cleptocracia” cabe a la camarilla de usurpadores que dominan hoy
en el país las instituciones venezolanas, la primera de ellas, la presidencia
de la república. Consiste en un sistema de gobierno centrado en el
enriquecimiento de sus propios dirigentes para saquear el Estado, en lugar de
buscar el bien común. Para ello, aprovechan los recursos públicos. La
corrupción y el robo son institucionalizados como mecanismos de participación
en el poder, principalmente a través del nepotismo, el clientelismo, el
peculado y otros delitos conexos, como prevaricato, concusión o cohecho.
Su definición
precisa: “aunque en todos los sistemas de gobierno se pueden registrar hechos
de corrupción y acciones ilegales, lo que distingue a la cleptocracia es la
extensión de estas prácticas a todos los ámbitos y como esencia del régimen”.
Tal característica asegura la impunidad, en la medida en que no hay sector del
poder libre de delito. En la Venezuela madurista, como el poder ejecutivo
controla todos los demás poderes públicos, no solo se afianza la cleptocracia,
sino que tiende a perpetuarse. Los siguientes son 3 de sus principales
instrumentos.
El
clientelismo consiste en recibir beneficios que se otorgan a alguien de parte
de un gobernante o aspirante a una responsabilidad pública, a cambio de recibir
favores, sumisión, complicidad, o apoyo ideológico y político. Ha sido una
lamentable tradición, especialmente en Latinoamérica, de regímenes populistas
que estimulan mecanismos acomodaticios o utilitarios de adhesión al líder para
ampliar su capacidad de influencia y poder, con frecuencia de manera efectista
y demagógica. Este rasgo es inherente al proyecto militarista y concentrador de
poder del chavismo, desde sus inicios.
El
nepotismo, palabra procedente del latín nepos,
sobrino, e ismo, doctrina, teoría o tendencia,
significa, como definen varios diccionarios de internet, la preferencia
desmedida de funcionarios públicos por otorgar cargos, empleos o trabajos,
especialmente en la administración del Estado, a familiares o amigos de
confianza muy cercanos, sin considerar sus méritos, capacidad o preparación
previa, sino su lealtad. Es una constante del chavismo.
Cleptocracia
y peculado están estrechamente conectados. La Enciclopedia Jurídica 2020 define peculado como sustracción,
apropiación o aplicación indebida de los fondos públicos por parte del
funcionario a quien ha sido confiada su custodia o administración en razón de
su cargo. Es conocido igualmente como malversación de caudales. Se aplica a los
empleados públicos porque este delito contradice la recta actuación de los
funcionarios en la administración estatal.
Transparencia Venezuela, cuya fundadora
en 2004 y directora ejecutiva es Mercedes de Freitas, ha logrado un trabajo serio,
sostenido y rigurosamente sustentado en sus distintos informes, para poner al
descubierto la magnitud de la cleptocracia del régimen venezolano, convertida
en norma después de más de 20 años de hegemonía en todos los ámbitos. Es tan
grave la situación que, en palabras de la directora de Transparencia, “La corrupción en Venezuela mata”. Los equipos de
investigación han recogido de manera sistemática informaciones que demuestran
los grados altísimos de corrupción en el Ejército, en el Poder Judicial, en la empresa
estatal PDVSA, para citar los más emblemáticos.
En
medio de una tiranía que persigue, apresa, tortura y asesina a sus opositores, a
pesar de las difíciles circunstancias de trabajo pues “la corrupción es cada
día más sofisticada, flexible y amplia”, en entrevista a De Freitas del 26/07/2019,
al ganar el premio de Liderazgo Anti-corrupción, Papagayo News destaca algunas de sus afirmaciones. Transparencia reúne valiosos datos “que
pueden ser puestos en acción para ayudar a procesar a los corruptos en los
tribunales venezolanos una vez que el sistema de justicia independiente regrese
al país.”
Con la
vista puesta en una democracia exigente para dejar definitivamente en el pasado
la democracia complaciente que facilitó su desmantelamiento por el proyecto chavista,
Mercedes de Freitas anuncia que “ya estamos preparando nuestras propuestas para
construir un sistema institucional anticorrupción y antiimpunidad”.
Solo así
podemos construir un proyecto genuinamente republicano, que incorpore el
ejercicio activo de las virtudes cívicas. Es indispensable la socialización e interiorización
de estas en las prácticas cotidianas de cada uno de los ciudadanos, desde la educación
y la acción de las instituciones pertinentes.
En Venezuela
se requieren supremacía de la ley y Estado de Derecho, reconstrucción de
instituciones sólidas, conciencia de que una democracia madura es
participativa, con respeto a los otros, con pluralismo y tolerancia. El apego
estricto a la legítima legalidad y a los derechos humanos son imprescindibles.
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