COLLAGE SOBRE RÓMULO BETANCOURT (LIII)
(Gobierno Constitucional –XV-)
Carlos Canache Mata
Instalación de las
Cámaras Legislativas. En un ambiente de gran tensión, el 2 de
marzo de 1962, se instalan las Cámaras Legislativas nacionales. El historiador Ramón
J. Velásquez se refiere al acto de inicio de la actividad parlamentaria, así:
“En marzo se instalan las Cámaras Legislativas. En un principio se afirmó que
la oposición dominaba en Diputados y la coalición de AD y Copei en el Senado y
en las reuniones conjuntas de las Cámaras si retornaban al Parlamento los
numerosos funcionarios del Ejecutivo que estaban suplidos por adherentes del
Grupo ARS. Pero al iniciarse las sesiones parlamentarias, la mayoría, al
reunirse las Cámaras en sesión conjunta, correspondía también a la oposición.
En el acto de instalación hubo incidentes en el hemiciclo y en las barras de
Diputados hasta cambio de puñetazos. Una coalición de ARS-PCV-URD-MIR impuso en
la Presidencia a Manuel Vicente Ledezma, con un Vicepresidente de URD y otro
del MIR. En el Senado, sin problemas, se eligió Presidente a Luis Beltrán
Prieto, un Vicepresidente de AD y otro de Copei. Jóvito Villalba al ocupar su
curul en Diputados se convirtió de hecho en el vocero máximo de la oposición.
El Ministerio de Relaciones Interiores negó la petición de Diputados de
retransmitir las sesiones de la Cámara a través de la Radiodifusora Nacional”
(1).
Las formas de la
lucha armada.Ya en Collages anteriores hemos reseñado cómo el
MIR y el PCV se dejaron ganar por la tesis insurreccional para derrocar el
Gobierno Constitucional de coalición presidido por Betancourt. Varios autores
también lo han explicado, entre ellos, Antonio García Ponce, quien, a
diferencia de su hermano Guillermo, se deslastra del marxismo-leninismo, y en
uno de sus libros, se pregunta y se responde: “¿Por qué el PCV, que antes del
1° de enero de 1959 había dado el calificativo de garibaldina a la invasión de
Curazao en 1929 donde participó Gustavo Machado como uno de sus jefes, que
consideró infantil el llamado que hacía su primer manifiesto de 1931 a los
soldados para cambiar de hombro su fusil, que señaló como erróneas sus
incitaciones a la huelga general indefinida en 1936, que condenó los golpes de
estado de 1945, 1948, y 1952, por qué ahora se lanzaba por el camino de la
lucha armada? ¿Por qué el MIR, a poco de nacer, lanza en octubre de 1960 un
llamado a la insurrección? La respuesta es clara: porque la Revolución Cubana,
así en mayúsculas, ha abierto en América Latina, y en Venezuela en particular,
la fase insurreccional como tarea concreta, inmediata y posible. Los otros
factores semejan riachuelos que ensanchan apenas el torrente” (2)
La estrategia de
la insurrección fue diseñada, dice Pompeyo Márquez, como “una combinación de
guerrillas urbanas, guerrillas rurales y alzamientos militares” (3). Lo mismo
se confirma en un documento de un Pleno del Comité Central del PCV, citado por
Ramón Guillermo Aveledo: “La lucha armada se ha planificado en tres (3)
derivaciones: los destacamentos guerrilleros, sus planes y operaciones; los
destacamentos urbanos, sus planes y operaciones; combinación de la lucha de
guerrillas con las fuerzas oficiales en el ejército regular” (4). En el libro ya citado de Antonio García Ponce,
se describen la modalidad insurreccional urbana y la modalidad insurreccional
rural, denominando esta última “las guerrillas de las montañas”. Sobre la
modalidad urbana insurreccional, García Ponce escribe: “Surgen en Caracas, y se
extienden a otras ciudades del interior, los grupos armados llamados Unidades
Tácticas de Combate (UTC), encargadas de hostigar al Gobierno y a locales,
empresas e instituciones calificadas como blancos de ataque…hubo casos, y no
muy contados, en que las acciones de las UTC, como veremos más adelante, bordearon
peligrosamente el campo del terrorismo…las acciones llamadas de ‘expropiación’,
un eufemismo para referirse a los
asaltos a los bancos, pusieron de manifiesto el modo en que tales acciones,
durante una situación de pérdida de perspectivas por los golpes sufridos,
llegan a confundirse con la delincuencia, pura y simple” (5).
Son muy
ilustrativas las consideraciones que hace el historiador Ramón J. Velásquez: “A
medida que pasan los días, la tesis de la insurrección popular armada va
imponiéndose dentro del PCV y el MIR como la fórmula de solución del problema
venezolano. Algunos dirigentes sostienen la conveniencia de mantener los dos
frentes de lucha: el frente de la legalidad o lucha en el parlamento como
tribuna para denunciar las violaciones del orden constitucional por parte del
Gobierno y el frente guerrillero como camino para la captura del poder. Dentro
del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, la lucha armada no tiene
adversarios y presionan sobre un Partido Comunista de larga experiencia, en
donde no existe en un comienzo unanimidad de criterio sobre la bondad del
enfrentamiento armado y de la movilización guerrillera del país. La llamada
vieja guardia, a excepción de Eduardo Machado, consideran que no están dadas en
Venezuela las condiciones políticas y sociales para lanzarse por este camino;
igual tesis compartirá todo el tiempo Pedro Ortega Díaz, quien acatará
disciplinadamente las resoluciones definitivas. Pero el comando político que
encabezan Guillermo García Ponce y Pompeyo Márquez y el grupo universitario que
liderizan Teodoro Petkoff y Germán Lairet tienen un peso decisivo en el rumbo que el PCV ha de tomar y ellos
creen en el éxito de la empresa guerillera y están seguros de que el país
responderá positivamente. Las insurrecciones militares de Carúpano y Puerto
Cabello les van a confirmar su tesis” (6). Por su parte, Luis José Silva
Luongo, formula la siguiente observación: “Las guerrillas van a durar un largo
período, que se inicia en el gobierno de Betancourt, continúa en el gobierno de
Leoni, cuando se las combate con la mayor contundencia, y termina con el gobierno de Caldera,
mediante la aplicación de la llamada política de pacificación” (7).
El Ministro de la
Defensa, General Antonio Briceño Linares, el 24 de abril de 1962, en una
comparecencia de cuatro horas y treinta minutos, hizo una amplia exposición en
relación a las actividades insurreccionales, ante la Comisión de Defensa de la
Cámara de Diputados, en la que afirmó que “estamos casi en una guerra de
carácter revolucionario”. Como la enumeración cronológica de los focos
guerrilleros descubiertos, ocho, y el balance de los choques ocurridos entre
éstos y las fuerzas armadas son bastante completos, haré una cita in extenso de
la información periodística: “Comenzó diciendo que el 16 de enero fue
descubierto el primer foco guerrillero en Turimiquire, Estado Sucre, donde
fueron practicadas once detenciones. El segundo fue en Bucaral, Estado Falcón,
el 20 de febrero, con 19 detenciones practicadas por efectivos de la Guardia Nacional.
El 1° de marzo fue descubierto el foco guerrillero de la Azulita, Estado
Mérida, con ramificaciones en Caño Zancudo. El balance de los encuentros fue de
16 detenidos, dos de ellos heridos. En Biscucuy, Estado Portuguesa, el 3 de
marzo, en la región llamada El Charal, fueron detenidos 23 guerrilleros y uno
muerto. El 24 de marzo, en Agua Viva, Estado Trujillo, cinco detenidos, un
guerrillero muerto. El 24 de marzo, en Aroa, Estado Yaracuy, 17 detenidos,
cinco guerrilleros muertos. Por las fuerzas del Gobierno hubo tres bajas, un
cabo de policía muerto, un policía y un civil heridos. El séptimo fue
descubierto en Vigirima, Estado Carabobo, el 30 de marzo. Se practicaron 21
detenciones. El octavo, el de mayores proporciones, fue el de Humocaro Alto,
descubierto el 1° de abril. El balance de esta operación fue de 21 detenidos,
ocho guerrilleros muertos y cinco heridos. Por las fuerzas del Gobierno hubo
dos bajas, un agente de policía y un civil muertos. Expresó el Ministro que
esta operación de Humocaro Alto se halla todavía en ejecución. Pasó el General
Briceño Linares a considerar el aspecto de los asaltos a instituciones
militares, que señaló en número de ocho, además de doce asaltos a residencias
de personal de las Fuerzas Armadas” (8).
La insurrección de
la base naval de Carúpano (“el carupanazo”). En esta
sublevación fue muy perceptible, como forma de expresión insurreccional, la
combinación entre la extrema izquierda subversiva y el alzamiento militar. Una
especie de matrimonio morganático en el que no se sabe cuál de las partes
es la del linaje inferior.
En entrevista que
Agustín Blanco Muñoz le hace a Guillermo García Ponce, dirigente del PCV, éste
dice que como el 2 de marzo el Presidente Betancourt no atentó –como los
comunistas lo suponían- contra el Congreso, había que actuar: “Sí, como
Betancourt no había disuelto el Congreso había que proceder a la chispa, a
incendiar la pradera…se aprobó una línea que yo hoy creo que no fue correcta:
la línea de la chispa, la teoría de la chispa, de que la chispa encendería la
pradera, de Lenin. Y entonces dijimos: lancemos a Carúpano como una chispa
porque eso va a ser sólo el comienzo” (9).
A las dos de la
madrugada, aproximadamente, del 4 de mayo de 1962, se sublevó contra el
Gobierno Constitucional el Batallón N° 3 de Infantería de Marina, acantonado en
la ciudad de Carúpano, que obligó a un pelotón de las Fuerzas Armadas de
Cooperación a plegarse al movimiento. La rebelión la encabezó el Capitán de
Corbeta Jesús Teodoro Molina Villegas, y contó con la activa participación de
importantes dirigentes del PCV y del MIR y de sus respectivas militancias de
base. La ciudad fue ocupada militarmente, se apoderaron del Aeropuerto, libertaron
a los detenidos en el Cuartel de Policía, y desde la emisora local Radio Carúpano
se leyeron, en nombre del “Movimiento de Recuperación Democrática”, comunicados
y proclamas anunciando que iban a
“restablecer las libertades cívicas desplazando al actual Gobierno” y tenían el
propósito de constituir un Gobierno Provisorio en la ciudad.
El Presidente
Betancourt, en Consejo de Ministros, en ejercicio de la atribución que le confiere el ordinal 6° del
artículo 190 de la Constitución y de acuerdo con lo establecido en el artículo
241 ejusdem, ante la rebelión estallada en Carúpano, dicta un decreto
suspendiendo algunas garantías constitucionales. Y por radio y televisión, el
mismo 4 de mayo, ante reprentantes de diversos sectores nacionales, dirige al
país una exposición, de cuya versión taquigráfica tomo algunos párrafos:
“…Estaba en lo cierto el Poder Ejecutivo al sostener la tesis de la existencia
de grupos políticos en Venezuela empeñados en que en nuestro país no rigieran las
normas del sistema democrático y representativo de gobierno que la nación se
dio en las elecciones del 7 de diciembre de 1958, sino otras que fueran calco
de las vigentes en la desventurada Cuba…En conexión con este movimiento
cubanizante estalló en la madrugada de hoy un pronunciamiento contra el
gobierno, liderizado por algunos oficiales del batallón de infantería de marina
N° 3, acantonado en Carúpano…El gobierno procedió de inmediato a tomar las
medidas militares aconsejables. Se ametralló al batallón de infantería de
marina; y sus efectivos, en connivencia con algunos estudiantes de educación
media, se trasladaron al liceo, a sabiendas de que se vacilaría para ametrallar
ese local. En el curso del día de hoy han cercado a Carúpano fuerzas de tierra
y mar. Actualmente en el Puerto de Carúpano hay unidades de las Fuerzas
Navales. Por tierra desde Cumaná han llegado hasta el muelle de Cariaco y a las
puertas mismas de Carúpano efectivos del Batallón Mariño, reforzados con
artillería, y por la carretera Caripito-Carúpano efectivos de la Guardia
Nacional, de las Fuerzas Armadas de Cooperación, reforzadas por compañías del
batallón Urdaneta, acantonado en Ciudad Bolívar, y del batallón Sucre, acantonado
en Maturín…En las primeras horas de la mañana será tomado por asalto el cuartel
ad hoc en que están los efectivos del
Batallón de Infantería de Marina. Ellos me están oyendo; que se rindan en las
primeras horas de mañana porque las
instrucciones y las órdenes que llevan las tropas son precisas y claras.
Frente a quienes insurjan contra el régimen democrático, frente a quienes se
alcen en armas contra el Gobierno legítimamente constituido, la respuesta que
se da y se dará es la respuesta de las armas” (10).
El dirigente
agrario Armando González moviliza al campesinado y José González Navarro,
presidente de la CTV, llama a un paro obrero y campesino en el Estado Sucre, en
respaldo al Gobierno Constitucional.
Los sitiadores,
desde el aire, lanzan volantes llamando a los insurrectos a rendirse, como lo
había exigido el Presidente Betancourt. Ningun otro sector militar,
presuntamente comprometido, había acompañado a los rebeldes de Carúpano en el
resto del país... El día siguiente, 5 de mayo, a las 5,30 pm, el Aeropuerto es tomado por tropas leales al
Gobierno, comandadas pos los coroneles Mendoza Daza y Sánchez Olivares. Este último, poco
después, recibe una llamada del Capitán Molina Villegas para decirle que estaba
dispuesto a rendirse. La rendición había sido objeto de una larga discusión en
el comando rebelde. La entrega de los sublevados fue así: “”Se informó que
después de las siete de la noche (del día 5) el Capitán Molina Villegas rodeado
de varios oficiales y sub-oficiales que dirigieron la asonada, se trasladaron a
la plaza principal de Carúpano y se dirigieron a un escaso grupo de habitantes
del pueblo, donde expresaron que habían tomado la decisión de entregarse a las
fuerzas del gobierno para evitar un derramamiento de sangre. De allí marcharon
luego hacia el aeropuerto de Carúpano y sin portar armas se entregaron a las
fuerzas armadas enviadas a esta población para sofocar el brote” (11).
El día 9 de mayo,
el Presidente Betancourt, en Consejo de Ministros, en uso de la atribución que
le confiere el ordinal primero del artículo 90 de la Constitución Nacional en relación con el artículo 136 ejusdem, dicta
un decreto, el Decreto N° 752, por cuyo artículo 1° “se suspenden en su
funcionamiento y se prohiben las actividades de los Partidos Comunista de
Venezuela y Movimiento de Izquierda Revolucionaria”, y por el artículo 2°
“procédase a la ocupación de los locales, archivos y demás efectos de los
Partidos a que se refiere el artículo 1° de este decreto”. El historiador Ramón
J. Velásquez añade la siguiente información: “También el Gobierno solicitó ante
la Corte Suprema de Justicia, el examen de la situación de los Diputados Eloy Torres y Simón Sáez
Mérida como participantes en los acontecimientos de Carúpano con el propósito de proceder al allanamiento de
sus fueros para ser sometidos a juicio militar. En la sesión del 11 de mayo,
los diputados García Ponce, Eduardo Machado y Pedro Ortega Díaz, del PCV, y
Domingo Alberto Rangel del MIR, saludaron el levantamiento de Carúpano como ‘un
movimiento de extraordinaria significación histórica y de trascendental
contenido democrático’. García Ponce después de enjuiciar la conducta del Ministro Briceño Linares por
sus declaraciones sobre la situación polítca del país y de preguntar por qué se
había destituído al Contralmirante Carlos Larrazábal , hizo el elogio del
programa del ‘Movimiento de Recuperación Democrática’ lanzado por los militares
sublevados en Carúpano y agregó: ‘Desta esta misma tribuna, a nombre del Comité
Central del Partido Comunista, quiero manifestar que nuestro partido recoge el
programa del 4 de mayo y que nuestro partido continuará luchando por hacer
realidad el programa democrático de las Fuerzas Armadas del 4 de mayo, en
Carúpano” (12).
En el próximo
Collage, continuaremos el análisis de los sucesos del año 1962.
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Notas
1-Ramón J.
Velásquez. “Aspectos de la Evolución Política de Venezuela en el Último Medio
Siglo”. Venezuela Moderna. Fundación Eugenio Mendoza. Caracas 1976. Pág. 224.
2-Antonio García
Ponce.”Sangre, Locura y Fantasía, la guerrilla de los sesenta”, primera
edición, abril 2010. Editorial Libros Marcados. Pág. 17.
3-Pompeyo Márquez.
“Pompeyo Márquez contado por sí mismo”. Fundación Gual y España, 2011. Pág.
184.
4-Ramón Guillermo
Aveledo. “La 4a República, la virtud y el pecado”. Primera edición. Octubre
2007. Editorial Libros Marcados. Pág. 95.
5-Antonio García
Ponce. Obra citada. Pág. 21-22.
6-Ramón J.
Velásquez. Obra citada. Pág. 226-227.
7-Luis José Silva
Luongo. “De Cipriano Castro a Carlos Andrés Pérez 1899-1979”. 1ª edición. Monte
Avila Editores 2000. Pág. 413.
8-“Historia
Gráfica de Venezuela”. José Rivas Rivas. El Gobierno de Rómulo Betancourt
–segunda parte- 1961-1962. Ediciones Torán C.A. Pág. 175.
9-Guillermo García
Ponce en Agustín Blanco Muñoz: “La Lucha Armada: hablan 5 Jefes”. Universidad
Central de Venezuela/Facultad de Ciencias Económicas y Sociales/División de
Publicaciones. Caracas 1010. Pág. 361 y 362.
10-Rómulo
Betancourt. “La Revolución Democrática en Venezuela”. 1959-1964. Caracas/1968.
Tomo III. Pág. 88-89.
11-“Historia
Gráfica de Venezuela”. José Rivas Rivas. Obra citada. Pág. 190.
12-Ramón J.
Velásquez. Obra citada. Pág. 228.
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