domingo, 28 de febrero de 2021

 COLLAGE SOBRE RÓMULO BETANCOURT (LIII)

                       (Gobierno Constitucional –XV-)


             Carlos Canache Mata


Instalación de las Cámaras Legislativas. En un ambiente de gran tensión, el 2 de marzo de 1962, se instalan las Cámaras Legislativas nacionales. El historiador Ramón J. Velásquez se refiere al acto de inicio de la actividad parlamentaria, así: “En marzo se instalan las Cámaras Legislativas. En un principio se afirmó que la oposición dominaba en Diputados y la coalición de AD y Copei en el Senado y en las reuniones conjuntas de las Cámaras si retornaban al Parlamento los numerosos funcionarios del Ejecutivo que estaban suplidos por adherentes del Grupo ARS. Pero al iniciarse las sesiones parlamentarias, la mayoría, al reunirse las Cámaras en sesión conjunta, correspondía también a la oposición. En el acto de instalación hubo incidentes en el hemiciclo y en las barras de Diputados hasta cambio de puñetazos. Una coalición de ARS-PCV-URD-MIR impuso en la Presidencia a Manuel Vicente Ledezma, con un Vicepresidente de URD y otro del MIR. En el Senado, sin problemas, se eligió Presidente a Luis Beltrán Prieto, un Vicepresidente de AD y otro de Copei. Jóvito Villalba al ocupar su curul en Diputados se convirtió de hecho en el vocero máximo de la oposición. El Ministerio de Relaciones Interiores negó la petición de Diputados de retransmitir las sesiones de la Cámara a través de la Radiodifusora Nacional” (1).

Las formas de la lucha armada.Ya en Collages anteriores hemos reseñado cómo el MIR y el PCV se dejaron ganar por la tesis insurreccional para derrocar el Gobierno Constitucional de coalición presidido por Betancourt. Varios autores también lo han explicado, entre ellos, Antonio García Ponce, quien, a diferencia de su hermano Guillermo, se deslastra del marxismo-leninismo, y en uno de sus libros, se pregunta y se responde: “¿Por qué el PCV, que antes del 1° de enero de 1959 había dado el calificativo de garibaldina a la invasión de Curazao en 1929 donde participó Gustavo Machado como uno de sus jefes, que consideró infantil el llamado que hacía su primer manifiesto de 1931 a los soldados para cambiar de hombro su fusil, que señaló como erróneas sus incitaciones a la huelga general indefinida en 1936, que condenó los golpes de estado de 1945, 1948, y 1952, por qué ahora se lanzaba por el camino de la lucha armada? ¿Por qué el MIR, a poco de nacer, lanza en octubre de 1960 un llamado a la insurrección? La respuesta es clara: porque la Revolución Cubana, así en mayúsculas, ha abierto en América Latina, y en Venezuela en particular, la fase insurreccional como tarea concreta, inmediata y posible. Los otros factores semejan riachuelos que ensanchan apenas el torrente”  (2)

La estrategia de la insurrección fue diseñada, dice Pompeyo Márquez, como “una combinación de guerrillas urbanas, guerrillas rurales y alzamientos militares” (3). Lo mismo se confirma en un documento de un Pleno del Comité Central del PCV, citado por Ramón Guillermo Aveledo: “La lucha armada se ha planificado en tres (3) derivaciones: los destacamentos guerrilleros, sus planes y operaciones; los destacamentos urbanos, sus planes y operaciones; combinación de la lucha de guerrillas con las fuerzas oficiales en el ejército regular” (4).  En el libro ya citado de Antonio García Ponce, se describen la modalidad insurreccional urbana y la modalidad insurreccional rural, denominando esta última “las guerrillas de las montañas”. Sobre la modalidad urbana insurreccional, García Ponce escribe: “Surgen en Caracas, y se extienden a otras ciudades del interior, los grupos armados llamados Unidades Tácticas de Combate (UTC), encargadas de hostigar al Gobierno y a locales, empresas e instituciones calificadas como blancos de ataque…hubo casos, y no muy contados, en que las acciones de las UTC, como veremos más adelante, bordearon peligrosamente el campo del terrorismo…las acciones llamadas de ‘expropiación’, un eufemismo para referirse a  los asaltos a los bancos, pusieron de manifiesto el modo en que tales acciones, durante una situación de pérdida de perspectivas por los golpes sufridos, llegan a confundirse con la delincuencia, pura y simple” (5).

Son muy ilustrativas las consideraciones que hace el historiador Ramón J. Velásquez: “A medida que pasan los días, la tesis de la insurrección popular armada va imponiéndose dentro del PCV y el MIR como la fórmula de solución del problema venezolano. Algunos dirigentes sostienen la conveniencia de mantener los dos frentes de lucha: el frente de la legalidad o lucha en el parlamento como tribuna para denunciar las violaciones del orden constitucional por parte del Gobierno y el frente guerrillero como camino para la captura del poder. Dentro del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, la lucha armada no tiene adversarios y presionan sobre un Partido Comunista de larga experiencia, en donde no existe en un comienzo unanimidad de criterio sobre la bondad del enfrentamiento armado y de la movilización guerrillera del país. La llamada vieja guardia, a excepción de Eduardo Machado, consideran que no están dadas en Venezuela las condiciones políticas y sociales para lanzarse por este camino; igual tesis compartirá todo el tiempo Pedro Ortega Díaz, quien acatará disciplinadamente las resoluciones definitivas. Pero el comando político que encabezan Guillermo García Ponce y Pompeyo Márquez y el grupo universitario que liderizan Teodoro Petkoff y Germán Lairet tienen un peso decisivo  en el rumbo que el PCV ha de tomar y ellos creen en el éxito de la empresa guerillera y están seguros de que el país responderá positivamente. Las insurrecciones militares de Carúpano y Puerto Cabello les van a confirmar su tesis” (6). Por su parte, Luis José Silva Luongo, formula la siguiente observación: “Las guerrillas van a durar un largo período, que se inicia en el gobierno de Betancourt, continúa en el gobierno de Leoni, cuando se las combate con la mayor contundencia,  y termina con el gobierno de Caldera, mediante la aplicación de la llamada política de pacificación” (7).

El Ministro de la Defensa, General Antonio Briceño Linares, el 24 de abril de 1962, en una comparecencia de cuatro horas y treinta minutos, hizo una amplia exposición en relación a las actividades insurreccionales, ante la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, en la que afirmó que “estamos casi en una guerra de carácter revolucionario”. Como la enumeración cronológica de los focos guerrilleros descubiertos, ocho, y el balance de los choques ocurridos entre éstos y las fuerzas armadas son bastante completos, haré una cita in extenso de la información periodística: “Comenzó diciendo que el 16 de enero fue descubierto el primer foco guerrillero en Turimiquire, Estado Sucre, donde fueron practicadas once detenciones. El segundo fue en Bucaral, Estado Falcón, el 20 de febrero, con 19 detenciones practicadas por efectivos de la Guardia Nacional. El 1° de marzo fue descubierto el foco guerrillero de la Azulita, Estado Mérida, con ramificaciones en Caño Zancudo. El balance de los encuentros fue de 16 detenidos, dos de ellos heridos. En Biscucuy, Estado Portuguesa, el 3 de marzo, en la región llamada El Charal, fueron detenidos 23 guerrilleros y uno muerto. El 24 de marzo, en Agua Viva, Estado Trujillo, cinco detenidos, un guerrillero muerto. El 24 de marzo, en Aroa, Estado Yaracuy, 17 detenidos, cinco guerrilleros muertos. Por las fuerzas del Gobierno hubo tres bajas, un cabo de policía muerto, un policía y un civil heridos. El séptimo fue descubierto en Vigirima, Estado Carabobo, el 30 de marzo. Se practicaron 21 detenciones. El octavo, el de mayores proporciones, fue el de Humocaro Alto, descubierto el 1° de abril. El balance de esta operación fue de 21 detenidos, ocho guerrilleros muertos y cinco heridos. Por las fuerzas del Gobierno hubo dos bajas, un agente de policía y un civil muertos. Expresó el Ministro que esta operación de Humocaro Alto se halla todavía en ejecución. Pasó el General Briceño Linares a considerar el aspecto de los asaltos a instituciones militares, que señaló en número de ocho, además de doce asaltos a residencias de personal de las Fuerzas Armadas” (8).

La insurrección de la base naval de Carúpano (“el carupanazo”). En esta sublevación fue muy perceptible, como forma de expresión insurreccional, la combinación entre la extrema izquierda subversiva y el alzamiento militar. Una especie de matrimonio morganático en el que no se sabe cuál de las partes es  la del linaje inferior.

En entrevista que Agustín Blanco Muñoz le hace a Guillermo García Ponce, dirigente del PCV, éste dice que como el 2 de marzo el Presidente Betancourt no atentó –como los comunistas lo suponían- contra el Congreso, había que actuar: “Sí, como Betancourt no había disuelto el Congreso había que proceder a la chispa, a incendiar la pradera…se aprobó una línea que yo hoy creo que no fue correcta: la línea de la chispa, la teoría de la chispa, de que la chispa encendería la pradera, de Lenin. Y entonces dijimos: lancemos a Carúpano como una chispa porque eso va a ser sólo el comienzo” (9).

A las dos de la madrugada, aproximadamente, del 4 de mayo de 1962, se sublevó contra el Gobierno Constitucional el Batallón N° 3 de Infantería de Marina, acantonado en la ciudad de Carúpano, que obligó a un pelotón de las Fuerzas Armadas de Cooperación a plegarse al movimiento. La rebelión la encabezó el Capitán de Corbeta Jesús Teodoro Molina Villegas, y contó con la activa participación de importantes dirigentes del PCV y del MIR y de sus respectivas militancias de base. La ciudad fue ocupada militarmente, se apoderaron del Aeropuerto, libertaron a los detenidos en el Cuartel de Policía, y desde la emisora local Radio Carúpano se leyeron, en nombre del “Movimiento de Recuperación Democrática”, comunicados y proclamas  anunciando que iban a “restablecer las libertades cívicas desplazando al actual Gobierno” y tenían el propósito de constituir un Gobierno Provisorio en la ciudad.

El Presidente Betancourt, en Consejo de Ministros, en ejercicio de la atribución que le confiere el  ordinal 6° del artículo 190 de la Constitución y de acuerdo con lo establecido en el artículo 241 ejusdem, ante la rebelión estallada en Carúpano, dicta un decreto suspendiendo algunas garantías constitucionales. Y por radio y televisión, el mismo 4 de mayo, ante reprentantes de diversos sectores nacionales, dirige al país una exposición, de cuya versión taquigráfica tomo algunos párrafos: “…Estaba en lo cierto el Poder Ejecutivo al sostener la tesis de la existencia de grupos políticos en Venezuela empeñados en que en nuestro país no rigieran las normas del sistema democrático y representativo de gobierno que la nación se dio en las elecciones del 7 de diciembre de 1958, sino otras que fueran calco de las vigentes en la desventurada Cuba…En conexión con este movimiento cubanizante estalló en la madrugada de hoy un pronunciamiento contra el gobierno, liderizado por algunos oficiales del batallón de infantería de marina N° 3, acantonado en Carúpano…El gobierno procedió de inmediato a tomar las medidas militares aconsejables. Se ametralló al batallón de infantería de marina; y sus efectivos, en connivencia con algunos estudiantes de educación media, se trasladaron al liceo, a sabiendas de que se vacilaría para ametrallar ese local. En el curso del día de hoy han cercado a Carúpano fuerzas de tierra y mar. Actualmente en el Puerto de Carúpano hay unidades de las Fuerzas Navales. Por tierra desde Cumaná han llegado hasta el muelle de Cariaco y a las puertas mismas de Carúpano efectivos del Batallón Mariño, reforzados con artillería, y por la carretera Caripito-Carúpano efectivos de la Guardia Nacional, de las Fuerzas Armadas de Cooperación, reforzadas por compañías del batallón Urdaneta, acantonado en Ciudad Bolívar, y del batallón Sucre, acantonado en Maturín…En las primeras horas de la mañana será tomado por asalto el cuartel ad  hoc en que están los efectivos del Batallón de Infantería de Marina. Ellos me están oyendo; que se rindan en las primeras horas de mañana porque las  instrucciones y las órdenes que llevan las tropas son precisas y claras. Frente a quienes insurjan contra el régimen democrático, frente a quienes se alcen en armas contra el Gobierno legítimamente constituido, la respuesta que se da y se dará es la respuesta de las armas” (10).

El dirigente agrario Armando González moviliza al campesinado y José González Navarro, presidente de la CTV, llama a un paro obrero y campesino en el Estado Sucre, en respaldo al Gobierno Constitucional.

Los sitiadores, desde el aire, lanzan volantes llamando a los insurrectos a rendirse, como lo había exigido el Presidente Betancourt. Ningun otro sector militar, presuntamente comprometido, había acompañado a los rebeldes de Carúpano en el resto del país... El día siguiente, 5 de mayo, a las 5,30 pm, el  Aeropuerto es tomado por tropas leales al Gobierno, comandadas pos los coroneles Mendoza Daza  y Sánchez Olivares. Este último, poco después, recibe una llamada del Capitán Molina Villegas para decirle que estaba dispuesto a rendirse. La rendición había sido objeto de una larga discusión en el comando rebelde. La entrega de los sublevados fue así: “”Se informó que después de las siete de la noche (del día 5) el Capitán Molina Villegas rodeado de varios oficiales y sub-oficiales que dirigieron la asonada, se trasladaron a la plaza principal de Carúpano y se dirigieron a un escaso grupo de habitantes del pueblo, donde expresaron que habían tomado la decisión de entregarse a las fuerzas del gobierno para evitar un derramamiento de sangre. De allí marcharon luego hacia el aeropuerto de Carúpano y sin portar armas se entregaron a las fuerzas armadas enviadas a esta población para sofocar el brote” (11).

El día 9 de mayo, el Presidente Betancourt, en Consejo de Ministros, en uso de la atribución que le confiere el ordinal primero del artículo 90 de la Constitución Nacional  en relación con el artículo 136 ejusdem, dicta un decreto, el Decreto N° 752, por cuyo artículo 1° “se suspenden en su funcionamiento y se prohiben las actividades de los Partidos Comunista de Venezuela y Movimiento de Izquierda Revolucionaria”, y por el artículo 2° “procédase a la ocupación de los locales, archivos y demás efectos de los Partidos a que se refiere el artículo 1° de este decreto”. El historiador Ramón J. Velásquez añade la siguiente información: “También el Gobierno solicitó ante la Corte Suprema de Justicia, el examen de la situación  de los Diputados Eloy Torres y Simón Sáez Mérida como participantes en los acontecimientos de Carúpano con  el propósito de proceder al allanamiento de sus fueros para ser sometidos a juicio militar. En la sesión del 11 de mayo, los diputados García Ponce, Eduardo Machado y Pedro Ortega Díaz, del PCV, y Domingo Alberto Rangel del MIR, saludaron el levantamiento de Carúpano como ‘un movimiento de extraordinaria significación histórica y de trascendental contenido democrático’. García Ponce después de enjuiciar  la conducta del Ministro Briceño Linares por sus declaraciones sobre la situación polítca del país y de preguntar por qué se había destituído al Contralmirante Carlos Larrazábal , hizo el elogio del programa del ‘Movimiento de Recuperación Democrática’ lanzado por los militares sublevados en Carúpano y agregó: ‘Desta esta misma tribuna, a nombre del Comité Central del Partido Comunista, quiero manifestar que nuestro partido recoge el programa del 4 de mayo y que nuestro partido continuará luchando por hacer realidad el programa democrático de las Fuerzas Armadas del 4 de mayo, en Carúpano” (12).

En el próximo Collage, continuaremos el análisis de los sucesos del año 1962.

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Notas

1-Ramón J. Velásquez. “Aspectos de la Evolución Política de Venezuela en el Último Medio Siglo”. Venezuela Moderna. Fundación Eugenio Mendoza. Caracas 1976. Pág. 224.

2-Antonio García Ponce.”Sangre, Locura y Fantasía, la guerrilla de los sesenta”, primera edición, abril 2010. Editorial Libros Marcados. Pág. 17.

3-Pompeyo Márquez. “Pompeyo Márquez contado por sí mismo”. Fundación Gual y España, 2011. Pág. 184.

4-Ramón Guillermo Aveledo. “La 4a República, la virtud y el pecado”. Primera edición. Octubre 2007. Editorial Libros Marcados. Pág. 95.

5-Antonio García Ponce. Obra citada. Pág. 21-22.

6-Ramón J. Velásquez. Obra citada. Pág. 226-227.

7-Luis José Silva Luongo. “De Cipriano Castro a Carlos Andrés Pérez 1899-1979”. 1ª edición. Monte Avila Editores 2000. Pág. 413.

8-“Historia Gráfica de Venezuela”. José Rivas Rivas. El Gobierno de Rómulo Betancourt –segunda parte- 1961-1962. Ediciones Torán C.A. Pág. 175.

9-Guillermo García Ponce en Agustín Blanco Muñoz: “La Lucha Armada: hablan 5 Jefes”. Universidad Central de Venezuela/Facultad de Ciencias Económicas y Sociales/División de Publicaciones. Caracas 1010. Pág. 361 y 362.

10-Rómulo Betancourt. “La Revolución Democrática en Venezuela”. 1959-1964. Caracas/1968. Tomo III. Pág. 88-89.

11-“Historia Gráfica de Venezuela”. José Rivas Rivas. Obra citada. Pág. 190.

12-Ramón J. Velásquez. Obra citada. Pág. 228.

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