miércoles, 3 de febrero de 2021

 LOS HÉROES HAMBRIENTOS


SEBASTIAN DE LA NUEZ


LA GRAN ALDEA


Todo el mundo en Venezuela le debe algo a la Universidad Simón Bolívar (USB). Todos los venezolanos están en deuda con quienes la fundaron, con sus profesores y sus miles de egresados que han ayudado a construir país siendo, nada más pero tampoco nada menos, excelentes profesionales. ¿Quién no tiene un amigo graduado en la USB, un pariente, un referente en este o en aquel oficio salido de sus aulas? Una deuda nacional, como la hay respecto a la Universidad Central de Venezuela (UCV) o la Universidad de Los Andes (ULA).

Uno de los grandes haberes de la democracia que el chavismo ha hecho lo imposible por menoscabar. Lo que está haciendo la rosca en el poder contra estas instituciones también es un crimen de lesa humanidad.

Luis Buttó ha sido durante 21 años profesor de Ciencias Políticas en la USB, a tiempo completo. Es el secretario general de la Asociación de Profesores y coordina el postgrado en Ciencias Políticas. Después de todos estos años, después de tanta perseverancia y entrega y lucha contra vicisitudes diversas, el profesor Buttó no puede mandar a reparar su nevera, que se le rompió el año pasado. Tampoco el carro. Y me dice que, si se le cae el móvil a través del cual habla conmigo en este momento, y se le rompe, pues tampoco podría comprarse uno nuevo porque le costaría cien dólares (calcula mal, seguro que le costaría más) y él lo que gana son doce dólares al mes.

“Los profesores universitarios tienen un salario por debajo de los indicadores internacionales de pobreza, que es dos dólares al día”

No hay una explicación por parte de las instancias oficiales sobre por qué hacen lo que hacen. Las solicitudes o planteamientos de la Universidad quedan en el vacío. Se presentó un proyecto de presupuesto para 2021 y la respuesta es simplemente una e inequívoca: Se aprueba, por cada cien bolívares que la Universidad solicita, cincuenta miserables céntimos.

De esta forma se la condena a no funcionar. Es un asesinato en toda ley. La USB no puede hacer investigación ni mantener la infraestructura, ni dotar la biblioteca ni comprar equipos ni nada. Está condenada al cierre virtual, a fallecer por desahucio, mediante asfixia presupuestaria.

El comunicado dado a conocer por el Consejo Directivo en este mismo mes de enero dice que el acogotamiento no viene de ahora, sino que se ha ido acentuando desde hace más de diez años. Pero, además, «los pocos recursos asignados no son recibidos con la celeridad requerida para acometer las necesidades de la institución. Al respecto, desde el mes de enero 2020 no se han recibido los recursos para las providencias estudiantiles, a pesar de que tales recursos fueron contemplados en el presupuesto ordinario».

¿Qué podrían decir los oficialistas, que eso también se debe a las sanciones internacionales?

Por otra parte, no hay una Universidad autónoma nacional a cuyas autoridades no se les haya vencido el periodo; en algunos casos hasta tres periodos han transcurrido sin alternancia. Hay autoridades que han fallecido; otras que han tenido que abandonar el cargo por razones de salud, o se han ido del país. La Universidad tiene que renovar su liderazgo para que pueda seguir funcionando, conforme al sentido democrático que hay en sus estatutos

“La USB no es el único caso en cuanto al acogotamiento por falta de presupuesto. A la UCV se le negó 94% de lo que presupuestó para este año”

Lo otro es la deserción escolar y la profesional. En promedio, un profesor titular no gana más de 13 o 14 dólares mensuales, dependiendo del cambio del día. Los profesores universitarios tienen un salario por debajo de los indicadores internacionales de pobreza, que es dos dólares al día. Por eso y por otras razones, en cualquier universidad nacional, 50% de los profesores se han dedicado a otra cosa, han emigrado o se han convertido en emprendedores, lo cual, en la mayoría de los casos, quiere decir que cocinan tortas de pan o pizzas y las venden por el sistema de delivery, si disponen de un carro.

En el resto de Latinoamérica la ciencia, la investigación y sus resultados han crecido. En Venezuela han decrecido en los últimos diez años, se redujo la producción científica casi 50%. Van de la mano, lógicamente, las cifras de deserción profesoral y la disminución de los productos científicos.

También se ha ido por lo menos la mitad de los estudiantes. Claro que la USB no es el único caso en cuanto al acogotamiento por falta de presupuesto. A la UCV se le negó 94% de lo que presupuestó para este año.

-¿Puede contarme su caso en particular, profesor Buttó?

-Mi caso es el caso de cualquier otro profesor. Mi fuente de ingresos es la Universidad, soy profesor a dedicación exclusiva con 21 años allí; vivo de mi sueldo pero hoy en día, obviamente, ese sueldo no me da para cubrir mis necesidades. No sé si hacer señalamientos personales, pero te podría decir que a mí, el año pasado, se me dañó la nevera, y que desde entonces no he podido repararla. 

Tiene dos hijas, una de ellas está fuera del país. No comentó esto, pero seguramente es quien mantiene o cubre en buena medida a la familia desde afuera. Dice Buttó:

El profesor universitario no puede mantener a su familia, sin contar la desprotección social en que se encuentra. No podemos costear una cobertura completa. Afuera no entienden: no hay manera de imaginar que una persona con doctorado, con décadas ejerciendo la docencia, con proyección internacional, en fin, que esa persona gane doce dólares mensuales. A los profesores universitarios los han calificado de héroes, por haber resistido con dignidad. Pero también es verdad que nadie puede ir más allá de su propia capacidad. Cada día es peor, por eso cada vez se ve empujado a abandonar la Universidad y tratar de sobrevivir. Está muy bien que se les reconozca el heroísmo, pero la verdad es que nadie come con el heroísmo. Nadie va a una clínica y pide «atiéndame de emergencia porque soy un héroe», ni va a un supermercado y dice «regálame un kilo de queso porque soy un héroe».

Omar Pérez Avendaño es el secretario de Asuntos Académicos de la Asociación de Profesores de la USB. Está adscrito al departamento de Ciencias de la Tierra. El profesor Avendaño habla de esclavitud. Es la manera de caracterizar el pago al cual están sometidos los académicos. Enumera las mismas carencias a las que se ha referido Buttó, agregando la obsolescencia de los sistemas informáticos. En suma, dice, «dada la falta de recursos para la investigación, la universidad empieza a perder su razón de ser, porque no puede haber educación de calidad sin investigación o sin estudiantes».

Para él, la actitud del Ejecutivo frente a las universidades públicas tiene una sola explicación: El chavismo quiere controlar la Universidad para así controlar el pensamiento, y por eso quiere eliminar instituciones como la USB o la Central o la de Los Andes.

-Según entiendo, durante diez años o más el Ejecutivo ha mantenido la política de no atender las necesidades mínimas de la USB. ¿Esto ha hecho que la Universidad haya bajado en los rankings de desempeño internacional?

-Por supuesto, uno lo ve tanto en el número de graduandos como en el número de publicaciones científicas en revistas de alto impacto. Hasta aproximadamente 2013 era común producir esos artículos y libros; pero hoy en día solo un pequeño grupo de profesores es capaz de generar conocimiento nuevo porque simplemente no hay recursos para eso, fueron reducidos a nada. 

“Se presentó un proyecto de presupuesto para 2021 y la respuesta es simplemente una e inequívoca: Se aprueba, por cada cien bolívares que la Universidad solicita, cincuenta miserables céntimos”

-Me gustaría conocer su experiencia personal sobre la drástica disminución que ha significado, en relación a la divisa internacional, el sueldo que recibe como profesor.

-Bueno, imagínese, hoy en día hay profesores manejando taxisdando clases particulares para bachillerato, o vendiendo empanadas, como me dijo hace poco que lo estaba haciendo el propio presidente del Consejo Superior [un ente de vigilancia que mantiene el gobierno por encima del Consejo Universitario], para poder llevar a su casa algo de comida.

La estructura física de la USB es una belleza, sigue siendo buena a pesar de la falta de mantenimiento. El profesor Avendaño dice que es una golosina para el oficialismo. El Gobierno ha manifestado deseos de apropiarse, para sus cuestiones militares e ideológicas, de esos terrenos, de esos espacios.

En las universidades públicas no se permiten elecciones si no es de acuerdo a lo que, en contra de la Ley de Universidades y de la Constitución, impuso el Gobierno a través del Tribunal Supremo de Justicia. Ahora hay un igualitarismo estúpidamente populista que da voto a obrerosestudiantesegresadosempleados y profesores para elegir rectorvicerrectores y secretario. Tras un par de renuncias (al más alto nivel y porque el periodo se les había cumplido desde 2013), el Gobierno introdujo a un militar como vicerrector, ficha chavista que, al parecer, está llamado a suplantar al rector. El rector legítimo no está bien físicamente, aun cuando está muy lúcido. Ha sufrido varios ACV, ya casi no habla ni escucha, pero sigue en plena capacidad intelectual, en una silla de ruedas, haciendo su mayor esfuerzo. El profesor Avendaño resalta su valor espiritual, su nobleza. «Uno diría que atiende heroicamente sus funciones».

Y agrega que el resultado de todo esto es anarquía, pésimo funcionamiento académico y peor desempeño administrativo. «El juego está trancado para la elección de nuevas autoridades, bajo el riesgo de una toma por parte del Gobierno, que tal vez ha sido dilatada porque lo mismo aplica para el resto de nuestras universidades públicas autónomas; en todas, el mando de sus autoridades caducó hace años. Creo que si fuésemos nosotros solos, ya estaríamos bajo control total del régimen».

El militar que puso el chavismo como cabeza de playa debe ser lo más parecido a un zamuro que cualquiera pueda imaginar.

En 1969 aparecía este anuncio en los principales periódicos venezolanos en el que la Universidad Simón Bolívar, «LA UNIVERSIDAD DEL FUTURO» (su slogan en letras destacadas), convocaba a un concurso de credenciales para la contratación de personal docente: Diez vacantes para Matemáticas; diez para Ciencias Naturales (Física, Biología y Química); diez para Ciencias Sociales (Sociología, Filosofía y Psicología); diez para Lengua y Literatura; cinco para Idiomas (inglés) y cinco para Orientación Vocacional. Decía que las personas interesadas debían depositar sus credenciales en las oficinas del rectorado, en el lapso comprendido entre el 24 de septiembre y el 15 de octubre del año en curso.

La democracia representativa le abría un bello campo al conocimiento. La Universidad sería exigente y obtendría prestigio internacional. Así era el país que los chavistas han destruido, el que despertaba ilusiones y oportunidades con todo y sus fallos y rémoras. El país que crio, a la par de tantas lumbreras, a una estirpe de zánganos parasitarios que apenas saben leer y escribir, los que obran ahora por paralizar o abortar el futuro prometido.

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