El rol de la conducción política
LUIS MANUEL ESCULPI
Los atropellos no se detienen. Escogen como Gobernadora ilegalmente a
una Diputada con su periodo vencido, para sustituir a un Gobernador
electo democrática y legítimamente. El fraude se mantiene. Las
violaciones a la Constitución y las leyes son actos rutinarios. Una
constituyente ilegítima – no aprobada en referéndum- se asume como
supra-constitucional , desconociendo la Constitución vigente.
Se convoca nuevamente a la carrera unas elecciones sin la debida
presentación de cronograma. El ventajismo y los abusos permanecen.
La crisis económica continua agudizándose. Mientras pagan la deuda
externa, sacrifican la inversión social. La inflación y la escasez
siguen agobiando la vida de los venezolanos, la situación se hace cada
vez más insoportable.
La pretendida ofensiva política no disminuye las calamidades del día a
día. El rechazo al gobierno sigue siendo ampliamente mayoritario. Las
divergencias en el campo opositor impiden -en lo inmediato- capitalizar
el descontento. Está planteada como necesidad de primer orden la
recomposición y el relanzamiento político de la Unidad.
La lucha por lograr elecciones verdaderamente competitivas y
transparentes con un nuevo CNE y observación internacional debe ser una
exigencia inmediata, su conquista tendrá gran trascendencia para el
proceso a realizarse el próximo año.
Todo indica que lamentablemente las divergencias actuales no
posibilitarán que las fuerzas democráticas se acuerden en torno a una
misma política para el mes de diciembre, lo que no obsta para que se
desarrolle una intensa campaña unitaria con la finalidad de lograr
condiciones justas para todos los procesos electorales verdaderamente
libres.
El fraude continuado se evidenció con motivo de la elección de
Gobernadores, si bien es cierto que coloca en discusión la ruta
electoral, no implica necesariamente que ella esté agotada.
Indudablemente ha sido ese el terreno donde la oposición ha conquistado
sus logros más importantes. Quienes consideran que la abstención debe
ser el comportamiento político permanente, no toman suficientemente en
cuenta tal realidad y no ven el sentido de exigir condiciones para
participar. Lo que constituye un grave error de apreciación que puede
conducir a otros desaciertos.
Existen voces que en medio del desconcierto, la incertidumbre y el
desaliento por lo ocurrido el 15 de octubre, se colocan en una posición
totalmente derrotista, afirman que la estrategia de la MUD fracasó, al
igual que las movilizaciones de calle y el diálogo. No ofreciendo
ninguna alternativa y conformándose con afirmar: ” iEstamos en una
dictadura y dictadura no sale con votos! Ignorando así la experiencia
histórica demostrada en la lucha contra ese tipo de régimen. El
nihilismo nunca puede constituirse en opción.
La fuerzas democráticas están en la obligación -además de recomponer
la unidad- de ofrecer un rumbo que nos conduzca al cambio. Comprendiendo
que la lucha social y política emplea diversas formas y no puede
descartar a priori ningún escenario; menos aún en aquellos donde se han
obtenido éxitos importantes y demostrando especial dominio y destreza.
Una adecuada lectura de la realidad posibilitará los ajustes
políticos y organizativos necesarios. La reflexión serena no contradice
la firmeza y la pasión para luchar. Hay que evitar a toda costa
reincidir en el error de sobrestimar nuestra fuerza y subestimar al
adversario. Las organizaciones políticas deben continuar jugando un rol
fundamental en la presente coyuntura, orientado la acción, promoviendo
con amplitud la incorporación de diversos sectores sociales y relanzando
la plataforma unitaria como proyecto estratégico imprescindible. Ese es
un compromiso irrenunciable de la dirección política opositora que no
puede ser evadido, por el contrario esta llamada a asumirlo plenamente
para cumplir con el papel que le corresponde.
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