La insoportable inflación hace estragos. El gobierno es incapaz de
adoptar decisiones para controlarla. La ineptitud es manifiesta. En sus
discursos pretenden soslayar la realidad. La evade aferrándose a
gastadas formulaciones supuestamente revolucionarias. El mal llamado
socialismo del siglo XXI no es otra cosa que la repetición del modelo
fracasado en la Unión Soviética, Europa Oriental y Cuba. La vida se hace
cada vez más agobiante. La búsqueda desesperada de alimentos y
medicinas constituyen la rutina cotidiana. Los aumentos y los bonos se
disuelven. No son ni siquiera paliativos. Las colas para adquirir desde
el pan hasta el efectivo forman parte del paisaje. Eso también fue
característicos de los regímenes del denominado “socialismo realmente
existente”.
En Rusia no hubo celebración oficial, aquí si, con la parafernalia
decadente la anunciaron y marcharon celebrando los cien años de la
revolución bolchevique, este mismo mes ,el nueve exactamente, se
cumplieron veintiocho años de la caída del muro de Berlín, que simbolizó
el derrumbe del modelo impuesto en el mundo a partir de la revolución
rusa. Por supuesto en Venezuela ese histórico acontecimiento el régimen
no lo conmemoró, en su trasnochada predica y actuación lo ignoran.
Prefieren mantenerse apegados a los viejos dogmas, con toda su liturgia y
salmodia para justificar con la fraseología seudo-revolucionaria su
ineptitud e incompetencia.
Esporádicamente recibo el reclamo de un lector aparentemente
“imparcial” señalando que mis artículos solo se dedican a criticar al
gobierno, no reconociendo ningún aspecto positivo en su gestión. Cuando
reflexiono sobre ese señalamiento confieso lo difícil que resulta
detectar varios logros de tal gestión, en todo caso al identificar
alguno queda absolutamente disminuido ante el desastre y la tragedia que
vivimos en la actualidad.
El pasado domingo mientras veía el programa de televisión de José
Vicente Rangel, pensé: ojalá nuestro amigo el crítico lector, haya
tenido la oportunidad de sintonizarlo, para escuchar las duras frases
que uno de los más afamados defensores del régimen profirió sobre la
situación que confrontamos los venezolanos.
Sabemos el inmenso descontento que siente el pueblo que respaldó
alguna vez al oficialismo, las protestas por el incumplimiento de las
cajas del CLAP se acrecientan, en La parroquia Sucre del Municipio
Libertador (Catia) adquieren dimensiones masivas, en ellas participan
centenares de personas; el flamante Ministro Freddy Bernal declara:
“Solo le quiero pedir a los CLAP de todo el país, paciencia, porque no
hay capacidad de llegar a todos los CLAP al mismo tiempo, el mismo día,
la misma semana, esos es progresivo”.
El mecanismo ideado por el gobierno es apenas una gota de agua en el
mar de la crisis. José Vicente por su veteranía y astucia se hace ahora
portavoz del clamor popular -esta vez de pie- afirma: “Insoportable el
costo de vida, imposible callar ante el fenómeno que azota a por igual a
todos los habitantes de este país, sin excepción, sin distingo sociales
y político, los venezolanos estamos contra la pared”.
Añadiendo en su intervención: ” lo que sucede en el país no tiene
explicación, y lo confirma el silencio que existe a la hora de ensayar
algunas, cada vez más retorcidas y forjadas en el universo de la fábula,
ninguna convence ni las que dan los voceros del gobierno, ni las que
dan los empresarios”
Al final agrega: “Que sorpresa nos deparará el futuro inmediato, si
no hay una repuesta a lo que ocurre, si no hay políticas claras… A estas
alturas de la crisis resulta imposible vivir de ilusiones provenientes
de promesas reiteradamente frustradas”.
He reproducido estas extensas citas, por su contenido y por provenir
de quién proviene, tendría que ripostar: cierto José Vicente “estamos
contra la pared” por el intento de imponer en nuestro país un modelo que
fracasó en todos los lugares donde se implantó y tu has sido uno de sus
más acérrimos defensores. La evidencia más elocuente de ese descalabro
fue el derrumbe del famoso muro. Cuya caída ignoran los capitostes del
régimen y quienes aún los amparan.
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