CARLOS ROMERO MENDOZA
Dos actores políticos han lanzado
estrategias paralelas de contacto con sus electores o seguidores. Uno de
esos actores es la Asamblea Nacional, que promueve una consulta sobre
el diálogo con el Gobierno, y el otro actor es la Asamblea Nacional
Constituyente, que procura una movilización política a nivel nacional y
busca reforzar el compromiso de sus seguidores con la revolución en el
marco de elecciones municipales.
En el caso de la Asamblea Nacional, se
creó una Comisión especial de consulta para el rescate de los
derechos mediante un proceso de diálogo, presidida por el diputado
Stalin González, cuya misión está orientada a consultar a la sociedad
civil, precisamente, sobre el diálogo con el Gobierno nacional[1].
Esa consulta, según información pública,
se realizará desde el 20 hasta el 27 de noviembre 2017 y sus
conclusiones serán presentadas en la sesión plenaria de la Asamblea
Nacional el próximo 28 de noviembre de 2017.
En el caso de la Asamblea Nacional
Constituyente, la Comisión Permanente de Participación Ciudadana,
presidida por Dario Vivas, asume la tarea de promover un proceso de
movilización política y electoral con sus seguidores.
Ese contacto supuestamente será realizado
a través de los consejos legislativos estadales y los concejos
municipales, que abrirán sus espacios para divulgar, debatir y promover
las leyes presentadas por el Presidente; pero además, serán los
responsables de impulsar las llamadas asambleas de base constituyente[2].
Para Darío Vivas esa estrategia de la
Asamblea Nacional Contituyente debe impulsar la creación de lo que llamó
“ciudades constituyentes”[3].
Además, la Comisión de Participación de
la ANC anunció la activación de una aplicación disponible para Andorid
denominada Veideas, a través de la cual será fácil aportar sugerencias a
las distintas comisiones de la ANC[4].
El régimen intenta cohesionar a sus
seguidores con una estrategia de movilización política estadal y
municipal, a través de una agenda política concreta. Claramente, de esta
forma va construyendo una maquinaria electoral y política para esta
elección municipal, así como en el 2013 hicieron con el programa Comuna o
Nada, que se lanzó justo fechas previas a las elecciones muincipales de
aquel año. Esta articulación de la Asamblea Nacional Constituyente con
los poderes legislativos estadales y municipales, a los fines de
divulgación de las actividades de la ANC y la conformación de comités
estadales constituyentes y asambleas de base constituyente, advierten de
una clara estrategia electoral para las elecciones presidenciales que
muchos anuncian se producirán en el primer trimestre del año 2018.
Mientras el régimen cohesiona a sus
electores, la Asamblea Nacional abre sus puertas en su sede para valorar
la visión de las organizaciones a la sociedad civil organizada sobre el
diálogo. Esperamos que ese importante esfuerzo contribuya a construir
consensos entre la dirigencia política nacional en este tema que
claramente los divide.
Es muy evidente para cualquier observador
que el tema del diálogo en República Dominicana no logra cohesionar a
la dirigencia política y, en consecuencia, menos aún a la sociedad
venezolana.
Sólo en el ámbito de la Asamblea
Nacional, la creación y las declaraciones de la nueva fracción
parlamentaria denominada 16J, pone de relieve que hay discrepancias, que
hay diferencias y que el tema del diálogo genera desconfianza entre los
actores políticos de oposición[5].
Pero además, fuera de la Asamblea
Nacional, la existencia del movimiento Soy Venezuela alimenta esa
percepción de división, en particular cuando leemos en su plataforma web
que se presenta como una nueva alternativa de coalición que se
autodefine alejada de la crisis de representatividad e ineficacia de las
coaliciones anteriores[6].
Por último, otro elemento claro del
quiebre de ese compromiso unitario está en las declaraciones de Antonio
Ledezma desde Madrid, donde exhortó a una purga dentro de la oposición
para evitar contradicciones[7].
Todos estos elementos y la poca
disciplina partidista evidenciada en las elecciones municipales, ponen
un preocupante acento en el hecho de reconocer que el régimen logró
sembrar la desconfianza entre los actores políticos, entre estos y la
sociedad.
La falta de cohesión como consecuencia de
la ausencia de una hoja de ruta estratégica que no se limite a lo
estrictamente electoral, claramente es un enorme desafío, que se agrava
por la incapacidad manifiesta de nuestra dirigencia nacional de
dialogar, debatir y negociar para lograr consensos para esa necesaria
hoja de ruta, dando ejemplo y modelaje de unidad a la sociedad en
general.
La MUD debe repensarse. Desde hace mucho
tiempo debió haber salido de la Asamblea Nacional, hoy no parece que el
tiempo favorece para esa labor, más si se plantean elecciones
presidenciales en el primer trimestre del año.
Los ciudadanos percibimos con gran
frustración la ausencia de esa hoja de ruta y ello alimenta la
desconfianza y genera niveles de ansiedad importantes. Más aún cuando
no hay canales expeditos de comunicación para el debate y los acuerdos
entre ciudadanos y partidos políticos a nivel municipal que es donde más
efectivamente puede lograrse un proceso de discusión para lograr
explicar, divulgar y construir consensos sobre los desafios que hoy se
nos presentan como sociedad democrática.
Vivimos en una orfandad ciudadana, que se
agrava aún más porque en silencio vamos sintiendo los efectos de la
hiperinflación, sin que esta se acompañe de un proceso de pedagogía
social que nos permita comprender y prepararnos para esa tragedia
económica. No pareciera haber un debate político sobre el tema.
Son tiempos confusos, sin una hoja de ruta estratégica, y se hacen más inciertos y complicados.
Es urgente un pacto político, un gran
acuerdo político nacional, refrendado por la sociedad civil, que
reconozca ante la opinión pública que hay diferencias, que diseñe los
mecanismos para resolverlas de manera transparente ante los ojos del
ciudadano y en cuyo espíritu los dirigentes políticos asuman su
responsabilidad histórica de convertirse en orientadores de la opinión
pública. Estas premisas fueron parte del contenido del Pacto de
Puntofijo, documento tan satanizado por la revolución y tan desconocido
por los venezolanos, pero cuyo espíritu hoy cobra mayor vigencia como
referencia para el aprendizaje social y político.
Sin Unidad perdemos todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario