NELSON CHITTY LAROCHE
"Acuérdate del hombre más pobre y más precario que hayas conocido y
pregúntate si la decisión que estas por tomar le será de alguna
utilidad. ¿Le sacará algún provecho? Ese gesto, ¿le devolverá alguna
influencia sobre su vida, sobre su destino? En otros términos, ¿ayudarás
a los hambrientos y a aquellos que sufren de hambre espiritual a
alcanzar su realización? Contesta estas preguntas y verás desvanecerse
tus dudas y tu ego”.
A la memoria de Gandhi, grabado en su monumento, allá en Delhi.
A la memoria de Gandhi, grabado en su monumento, allá en Delhi.
Parece una maniobra y, a juzgar por otras jugadas concomitantes, no
resulta temerario pensar que el chavismo forzará una consulta electoral
para recubrir de aparente legitimidad democrática al régimen militar
populista que nos sojuzga, arruina, ofende, y ello a pesar del desastre
que representan estas dos décadas de fracaso, corrupción y estulticia
obscena. Sin embargo, el movimiento se realiza en un tablero complejo
donde se mezclan las formas y el fondo, en el pavoroso trance que
desfigura la patria y la república de Bolívar y desnuda un montón de
agonías.
De un lado, convocar comicios es lo que el país ha reclamado
insistentemente y adelantar las presidenciales también. De otra parte, y
como era de esperarse, el grueso del contingente ciudadano y sus
dirigentes, que no por cuestionados dejan de serlo, rechazan el anuncio
fundando su postura en las opacidades e inconsistencias del sistema
electoral, aún en manos de personeros parcializados e inescrupulosos.
Paralelamente, la oposición esta dividida e indispuesta los unos
ante los otros. La sociedad civil cuestiona a los partidos políticos y
viceversa. La unidad anda herida, tambaleante, confundida y en todo caso
severamente debilitada. Esa es, por cierto, la dificultad mayor a tener
en cuenta, en el corto y en el largo plazo, en esta confrontación que
libramos ante la maldad, el odio y la mediocridad.
Votar o no votar constituye una decisión existencial superior para
el país. En efecto, dicen algunos que es una oportunidad a no
desaprovechar tomando en cuenta que el alcance y la magnitud de la
crisis deberían racionalmente reunir la entidad para extrañar a Maduro
del poder, a pesar del ventajismo que lo asiste. Pero demasiado es más
que mucho y deducen que la gente reaccionaría ante esa oportunidad de
cobrarle al tirano sus afrentas y castigarlo con la derrota, como ya se
hizo en diciembre del 2015 que lamentablemente se desperdició por la
Asamblea Nacional.
En ese espacio que nos obliga a escoger, no obstante, las llamadas
sociedades intermedias muestran su inconformidad y se suman a la
impresión de los países vecinos que denuncian un fraude electoral y
retiran el apoyo al llamado a elecciones y así, se divide en dos o tres
grandes porciones de ciudadanos el mundo opositor voceando su
frustración y comprometiendo, definitivamente, cualquier chance de ganar
esa elección.
Cabe preguntarse que hará el cuerpo político en la intersección
que tiene enfrente. ¿Qué camino tomará? Y además me interrogo sobre esas
resultas y lo que vendría como secuencia.
Un profesor amigo, ejercitándose en el difícil arte de anticipar
lo que vendrá me decía que, la hiperinflación con sus emisiones
radiactivas socialmente, es tan impactante que al gobierno solo le queda
la fuga hacia adelante. Quiere decir el apreciado y talentoso colega
que el oficialismo actuará a la cubana, radicalizándose, y así
estatizaría el espectro económico enteramente, sujetando en su dinámica
el mercado o lo que queda de él, imponiéndole su imagen de marca. Para
eso contaría con la oligarquía emergente, las FANB.
Otra forma de atender la contingencia monetaria y de finanzas
públicas implicaría la revisión de la política económica y los chavistas
están casados con el plan de la patria y otras fábulas erráticas de
influencia marxista que, por cierto, estrellaron al país contra las
paredes de la más elemental teoría económica. Dudo mucho que, tras el
humor de Maduro, Diosdado o Jaua se esconda un Deng Xiao Ping, capaz de
atreverse a cambiar y hacerlo contra quienes no saben o no entiendan.
Por otra parte, una candidatura para competir con Maduro y sus 5
millones de votos amarrados debe ser capaz de reunir, amalgamar,
consolidar a la oposición toda y ello no parece factible, siendo que se
le ha hecho zapa a la MUD y los que la cuestionan, tal vez carezcan a su
vez del discurso, la sapiencia y la capacidad para construir una
plataforma nacional unitaria. Algunos son mejores para negar que para
afirmar, para desubicar que para encontrar, para cuestionar que para
construir una organización capaz de dirigir y armar una acción política
eficiente. Y si acaso hay hoy cómo edificar esa planta dirigente con
calidad y universalidad, debe hacerse casi en instantáneo, porque, como
decía Charles Maurice de Talleyrand, “si es urgente, ya es tarde”.
Para lograrlo o intentarlo, hay que despojarse de ambiciones,
vanidades y mezquindades. Me angustia que haya gente que crea que
tenemos tiempo para sacar a Maduro y que es preferible no participar
sin, a cambio, proponer una política, una reformulación al menos de una
política opositora consistente. Rechazo la resignación tanto como al
maniqueísmo que anula, enerva, paraliza.
Entretanto, viene a mi memoria, François-René de Chateaubriand y
en sus memorias de ultratumba: “Se pretende hoy que los sistemas están
agotados, que en política damos vueltas en torno a nosotros mismos, que
los caracteres se desdibujan y los espíritus están cansados. Que no hay
nada que hacer, nada que encontrar, que ningún camino se abre, que el
espacio está cerrado. Sin dudas, cuando se permanece en el mismo lugar,
es el mismo círculo de horizonte que gravita sobre la tierra, pero,
avancen, atrévanse a desgarrar el velo que los cubre y miren, si no
tienen miedo y no prefieren cerrar los ojos…”.
nchittylaroche@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario