viernes, 9 de marzo de 2018

Del 20 de mayo y otras encrucijadas más

NELSON CHITTY LAROCHE
"Acuérdate del hombre más pobre y más precario que hayas conocido y pregúntate si la decisión que estas por tomar le será de alguna utilidad. ¿Le sacará algún provecho? Ese gesto, ¿le devolverá alguna influencia sobre su vida, sobre su destino? En otros términos, ¿ayudarás a los hambrientos y a aquellos que sufren de hambre espiritual a alcanzar su realización? Contesta estas preguntas y verás desvanecerse tus dudas y tu ego”.
A la memoria de Gandhi, grabado en su monumento, allá en Delhi.
Parece una maniobra y, a juzgar por otras jugadas concomitantes, no resulta temerario pensar que el chavismo forzará una consulta electoral para recubrir de aparente legitimidad democrática al régimen militar populista que nos sojuzga, arruina, ofende, y ello a pesar del desastre que representan estas dos décadas de fracaso, corrupción y estulticia obscena. Sin embargo, el movimiento se realiza en un tablero complejo donde se mezclan las formas y el fondo, en el pavoroso trance que desfigura la patria y la república de Bolívar y desnuda un montón de agonías.
De un lado, convocar comicios es lo que el país ha reclamado insistentemente y adelantar las presidenciales también. De otra parte, y como era de esperarse, el grueso del contingente ciudadano y sus dirigentes, que no por cuestionados dejan de serlo, rechazan el anuncio fundando su postura en las opacidades e inconsistencias del sistema electoral, aún en manos de personeros parcializados e inescrupulosos.
Paralelamente, la oposición esta dividida e indispuesta los unos ante los otros. La sociedad civil cuestiona a los partidos políticos y viceversa. La unidad anda herida, tambaleante, confundida y en todo caso severamente debilitada. Esa es, por cierto, la dificultad mayor a tener en cuenta, en el corto y en el largo plazo, en esta confrontación que libramos ante la maldad, el odio y la mediocridad.
Votar o no votar constituye una decisión existencial superior para el país. En efecto, dicen algunos que es una oportunidad a no desaprovechar tomando en cuenta que el alcance y la magnitud de la crisis deberían racionalmente reunir la entidad para extrañar a Maduro del poder, a pesar del ventajismo que lo asiste. Pero demasiado es más que mucho y deducen que la gente reaccionaría ante esa oportunidad de cobrarle al tirano sus afrentas y castigarlo con la derrota, como ya se hizo en diciembre del 2015 que lamentablemente se desperdició por la Asamblea Nacional.
En ese espacio que nos obliga a escoger, no obstante, las llamadas sociedades intermedias muestran su inconformidad y se suman a la impresión de los países vecinos que denuncian un fraude electoral y retiran el apoyo al llamado a elecciones y así, se divide en dos o tres grandes porciones de ciudadanos el mundo opositor voceando su frustración y comprometiendo, definitivamente, cualquier chance de ganar esa elección.
Cabe preguntarse que hará el cuerpo político en la intersección que tiene enfrente. ¿Qué camino tomará? Y además me interrogo sobre esas resultas y lo que vendría como secuencia.
Un profesor amigo, ejercitándose en el difícil arte de anticipar lo que vendrá me decía que, la hiperinflación con sus emisiones radiactivas socialmente, es tan impactante que al gobierno solo le queda la fuga hacia adelante. Quiere decir el apreciado y talentoso colega que el oficialismo actuará a la cubana, radicalizándose, y así estatizaría el espectro económico enteramente, sujetando en su dinámica el mercado o lo que queda de él, imponiéndole su imagen de marca. Para eso contaría con la oligarquía emergente, las FANB.
Otra forma de atender la contingencia monetaria y de finanzas públicas implicaría la revisión de la política económica y los chavistas están casados con el plan de la patria y otras fábulas erráticas de influencia marxista que, por cierto, estrellaron al país contra las paredes de la más elemental teoría económica. Dudo mucho que, tras el humor de Maduro, Diosdado o Jaua se esconda un Deng Xiao Ping, capaz de atreverse a cambiar y hacerlo contra quienes no saben o no entiendan.
Por otra parte, una candidatura para competir con Maduro y sus 5 millones de votos amarrados debe ser capaz de reunir, amalgamar, consolidar a la oposición toda y ello no parece factible, siendo que se le ha hecho zapa a la MUD y los que la cuestionan, tal vez carezcan a su vez del discurso, la sapiencia y la capacidad para construir una plataforma nacional unitaria. Algunos son mejores para negar que para afirmar, para desubicar que para encontrar, para cuestionar que para construir una organización capaz de dirigir y armar una acción política eficiente. Y si acaso hay hoy cómo edificar esa planta dirigente con calidad y universalidad, debe hacerse casi en instantáneo, porque, como decía Charles Maurice de Talleyrand, “si es urgente, ya es tarde”.
Para lograrlo o intentarlo, hay que despojarse de ambiciones, vanidades y mezquindades. Me angustia que haya gente que crea que tenemos tiempo para sacar a Maduro y que es preferible no participar sin, a cambio, proponer una política, una reformulación al menos de una política opositora consistente. Rechazo la resignación tanto como al maniqueísmo que anula, enerva, paraliza.
Entretanto, viene a mi memoria, François-René de Chateaubriand y en sus memorias de ultratumba: “Se pretende hoy que los sistemas están agotados, que en política damos vueltas en torno a nosotros mismos, que los caracteres se desdibujan y los espíritus están cansados. Que no hay nada que hacer, nada que encontrar, que ningún camino se abre, que el espacio está cerrado. Sin dudas, cuando se permanece en el mismo lugar, es el mismo círculo de horizonte que gravita sobre la tierra, pero, avancen, atrévanse a desgarrar el velo que los cubre y miren, si no tienen miedo y no prefieren cerrar los ojos…”.
nchittylaroche@hotmail.com

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