¿Cuál debería ser la estrategia?
Pedro Gonzalez C.By
En estos días resulta muy frecuente oír
en cualquier coloquio entre ciudadanos que la situación económica es
insoportable, que no hay medicinas y tampoco se consigue comida. La
situación política es cada vez más precaria. La conclusión casi obligada
es que los actores políticos responsables de la conducción del
descontento ciudadano no tienen una estrategia que oriente las acciones
que conduzcan a una salida de esta nefasta situación. “La oposición no
tiene una estrategia definida”, es la sentencia más común que cierra
todas las discusiones.
Ahora bien, si sólo se trata de la falta
de una estrategia, entonces, ¿por qué no la diseñan? ¿Qué es lo que
impide que se formule? ¿Quién debe hacerla? Estas son las preguntas que
regularmente debe responder el análisis estratégico de cualquier
organización. No quiero hacer de este artículo una tediosa clase de
análisis estratégico del entorno, para formular recomendación y orientar
la toma de decisiones, lo que sí me gustaría es ilustrar con un ejemplo
anecdótico, de qué se trata y qué es lo que ocurre en la dinámica
social que domina el entorno.
Imaginemos a una señora, líder en su
comunidad. Ella observa, desde su ventana, cómo un grupo de jóvenes “sin
oficio” se reúne en la esquina cercana a conversar y pasar el rato.
Allí toman cerveza, fuman, fastidian a los transeúntes y piropean a las
muchachas, no siempre de una forma respetuosa. Cuando se retiran del
lugar, dejan un montón de basura regada, colillas, latas y botellas.
Esta situación resulta muy molesta para nuestra amiga. No muy lejos de
allí está una cancha de básquet abandonada.
Por definición, un problema es la
declaración de insatisfacción de un actor frente a una situación
presente. Entonces, la señora tiene “un problema”: “los muchachos de la
esquina molestan y dañan la calidad de vida de la comunidad”.
La señora decide ir a la alcaldía, y
plantea su problema al director de Deportes. Su estrategia es que
rehabiliten la cancha, pensando que si lo hacen los muchachos podrán
dedicar su tiempo libre a jugar básquet y dejarán de molestar a los
vecinos. El director de Deportes reconoce inmediatamente “el problema”, y
le dice a la denunciante: “esa cancha abandonada es un gran problema,
debemos recuperarla para estimular el deporte y luchar por una vida sana
para los jóvenes”. Entonces, el director plantea “el problema” al
alcalde, quien inmediatamente reconoce que una cancha abandonada le da
muy mala imagen a su gestión, más aún si quiere ir a la reelección.
Inmediatamente, se ordena la
rehabilitación de la cancha: piso, iluminación nocturna, tribunas y
techo nuevos. Se instala una cerca perimétrica y se contrata a un
conserje para el mantenimiento y seguridad de la cancha. Además, se
construyó una casita para la residencia del conserje y su familia. La
“estrategia” para recuperar la imagen del alcalde y su gestión ha sido
¡un éxito! Hasta creó un empleo y una solución habitacional.
El día de la reinauguración se realiza un
campeonato de básquet con otros municipios, el alcalde entrega el
trofeo, se hace una gran cobertura de prensa y hasta le hacen entrega de
una placa de reconocimiento a la vecina de la comunidad que se preocupó
por “el problema” y presentó la idea.
Terminado el acto, todos se despiden, el
conserje cierra la cancha, la limpia y la deja lista para un próximo
juego. Los muchachos de la localidad, contentos por haber ganado a los
visitantes, se van a la esquina, celebran, toman cerveza, fuman,
fastidian a los transeúntes y piropean a las muchachas…Y colorín
colorado…
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