sábado, 5 de mayo de 2012


EL QUINTO EVANGELIO
Ignacio Camacho
GRANDE y lógica cuchufleta ha despertado en las redes sociales la noticia difundida en ABC de que Zapatero va a publicar un libro sobre la crisis. Con precisión semántica Gabi Sanz, autor del scoop, anota que el presidente está «preparando» dicho volumen, exacto gerundio que no significa necesariamente que lo esté escribiendo. Lo que está claro es que lo va a firmar y que su aparición prevista para otoño promete convulsionar un mercado editorial necesitado de novedades excitantes desde que pasó de moda el «Código da Vinci». De momento no se conoce el género de la obra aunque los indicios apuntan a un presunto ensayo que probablemente ocupará, en un alarde de generosidad interpretativa, los anaqueles de no ficción; sobre el título hay abierto un imaginativo concurso de ideas en Twitter y el contenido constituye un apasionante enigma. Puede tratarse del Quinto Evangelio de la socialdemocracia o de una síntesis del tránsito moral del arrepentimiento político. Como tal vez el expresidente esté ya arrepentido de arrepentirse cabe conjeturar que nos sorprenda con un compendio antifonal de las causas de la crisis que no entendió y hasta de las soluciones que no supo encontrar. Una cosa es segura: salvo que algúnnegrosuprima por cuenta propia o ajena la impronta original del estilo discursivo zapaterista, nos hallamos ante la expectativa de una apoteosis del quiasmo y demás figuras propias de la vacuidad retórica. El Zapatero escritor no debería defraudar su contrastada reputación de maestro de la tautología.
Sin descartar algún rasgo de humor autocrítico que salve con ironía la tentación de reivindicarse, es de temer que el inminente best sellercontenga una pretensión seria. Que el político que peor ha entendido la crisis caiga en el arrogante error de pretender explicárnosla. Ya le ocurrió durante el infausto semestre de presidencia rotatoria en la UE, cuando se atrevió a dar lecciones a una comunidad política que estaba escandalizada de su liviandad de criterio. Ahora que está libre de responsabilidades —en realidad, se diría que nunca se sintió muy concernido por ellas— puede que atraviese ese clásico proceso interior en el que un hombre se distancia intelectualmente de su propia biografía, que es lo que mejor podría relatar siquiera fuese de forma exculpatoria. De un gobernante que ha estado en el poder durante momentos sensibles siempre se pueden esperar unas memorias de cierto interés, aunque se dé por sentada una sinceridad relativa. Pero si la cosa apunta más bien al ensayismo doctrinal promete una inclemente chacota y más vale que el cheque de anticipo le consuele del inevitable zarandeo. Porque por mucho cachondeo que haya desatado el simple anuncio de que está escribiendo un libro sobre la crisis, no hay chiste más cruel que el hecho mismo y cierto de que vaya a atreverse a publicarlo.

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