martes, 22 de junio de 2021

 "LAS LAGRIMAS DE LOS EXTRAÑOS SON SOLO AGUA"


JOSE AZEL


El proverbio ruso, “Las lágrimas del extraño son sólo agua” suena cruel e insensible, pero es útil para apreciar la complicada emoción de la empatía y la división entre ellos y nosotros. En resumen, sentimos más empatía con la gente que es “como nosotros” que con “ellos”. En ese encasillamiento no estamos solos; los psicólogos han demostrado que cuando un ratón ve dolor en otro, es más probable que se aflija si lo conoce. Los monos capuchinos ayudarán a otro mono sólo si tienen una relación amistosa. Mantenga esta laguna de empatía en mente mientras exploramos el complejo tema de la justicia.

En su libro The Idea of Justice, el Premio Nobel Amartya Sen ofrece un ejemplo sencillo para iniciar la discusión. Imagina un escenario donde tres niños, Anne, Bob y Carla se pelean por una flauta. Carla construyó la flauta, y afirma que la flauta es suya porque es el producto de su trabajo. No es así, dice Anne, quien afirma que la flauta debería ser suya porque es la única de los tres que puede tocarla. Sin embargo, Bob afirma que la flauta debería dársele a él porque es tan pobre que no tiene otros juguetes, y la flauta le daría algo con que jugar. ¿Cómo decidiría usted entre estas tres afirmaciones?

Los razonamientos para obtener la flauta se derivan de la filosofía de justicia de cada uno. Los igualitarios argumentarían, por razones económicas, que Bob merece la flauta porque es el más pobre y necesitado de los tres, le quitarían la flauta a Carla y se la darían a Bob, que carece de juguetes.

En cambio, los utilitarios argumentarían, que la flauta debería ser dada a Anne. La filosofía utilitaria dice estable que “el mayor placer al mayor número”. Anne obtendría el mayor placer ya que es la única que puede tocar la flauta.

Finalmente, los libertarios insistirían en que el trabajo de Carla produjo la flauta y por lo tanto es suya.

En otras palabras, los igualitarios se enfocan en la pobreza de Bob; los utilitarios en la realización humana, que Anne toque la flauta. Para los libertarios lo esencial es el derecho a disfrutar el producto del trabajo propio. Las tres posiciones se basan en argumentos racionales dentro de cada perspectiva de justicia. Sin embargo, cada posición conduce a una solución diferente que exacerba la división entre nosotros y ellos, donde las lágrimas de los extraños son sólo agua.

Las teorías de la justicia abundan. A principios de los años 70 los profesores de la Universidad de Harvard John Rawls y Robert Nozick abordaron el tema rigurosa y brillantemente desde puntos de vista opuestos. Rawls, uno de los principales pensadores de la filosofía política liberal, publicó A Theory of Justice en la que defiende las redistribuciones —como dar la flauta a Bob o a Anne— para entender la “justicia como imparcialidad”. Según Rawls, ignorarancia de los bienes propios (inteligencia, habilidades, etc.) llevaría a las personas a adoptar una estrategia que maximizara las oportunidades de los menos favorecidos en caso de que nos encontráramos en ese grupo. Rawls probablemente le daría la flauta a Bob.

Su colega filósofo Robert Nozick contrarrestó con su libro de 1974 Anarchy, State, and Utopia, afirmando que los patrones de redistribución de Rawls son moralmente arbitrarios e incompatibles con la libertad. Nozick señala que el Estado tendría que interferir continuamente con nuestras libertades para hacer cumplir y preservar cualquier distribución deseada por Rawls.

Si las posesiones son adquiridas legalmente, por ejemplo, la de Carla por la construcción de la flauta, ¿cuál sería exactamente el principio bajo el cual las propiedades adquiridas justamente deben ser distribuidas? Todos queremos una sociedad justa, pero ¿la justicia reside en la redistribución de las propiedades o en la ética subyacente de la propiedad?

Apropiarse de los resultados del trabajo de alguien da a otros un derecho de esclavitud sobre esa persona. Dar a otros la flauta de Carla sólo se puede lograr violando sus derechos individuales. No, las lágrimas de Bob y Anne no son sólo agua, pero tampoco las de Carla, de quien es la flauta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario