SE NEGOCIÓ Y ENTREGÓ LA SOBERANÍA TERRITORIAL
Carlos Canache Mata
El
jurista Hans Kelsen, en su libro “Teoría General del Estado”, define al Estado
como “una multitud de hombres que viven sobre una parte de la superficie
terrestre claramente delimitada de las restantes, constituyendo una
organización de dominio a la que se da el nombre de poder” (*). Por tanto, son
tres los elementos constitutivos del Estado: el territorio, el pueblo y el
poder (autoridad). La soberanía es una de las propiedades fundamentales del
Estado.
Como es
sabido, en varias regiones del país hay presencia activa de guerrilleros
colombianos, vinculados al narcotráfico, que, en algunos casos, tienen el
control del territorio de la zona en que se mueven. Se ha denunciado la ocupación de territorios
indígenas de varios estados por parte de grupos armados irregulares, se citan Zulia y
Apure, en el oeste; Amazonas y Bolívar, en el sur; y Delta Amacuro, Monagas y Anzoátegui, en el
este.
El
Estado Apure, especialmente, ha sido afectado
por el enfrentamiento de la FANB
con el Frente Décimo Gentil Duarte, grupo disidente de las FARC, y el
enfrentamiento de éste con el otro grupo disidente de las FARC, la
autodenominada Segunda o Nueva Marquetalia dirigida por Iván Márquez,
enfrentamiento que, en el caso de la región de La Victoria, se debía al
propósito de asegurar su control por ser
una zona estratégica para el despacho de aviones cargados de drogas y la
ejecución de actividades prohibidas que contribuirían al financiamiento de
estos grupos. En el sector La Capilla de ese Estado, el pasado 23 de abril, en
el marco de la confrontación existente y como consecuencia del apoyo del
régimen chavomadurista al grupo disidente de Márquez, fueron emboscados,
secuestrados y tomados como rehenes por el citado Frente Décimo, ocho efectivos militares
de las FANB, “a los que se les dijo -según la ONG Fundaredes- que irían a
destruír un laboratorio de droga y se encontraron con un contigente de más de
200 guerrilleros que con drones y equipos teconológicos los minimizaron”.
Las
partes en conflicto –FANB y grupo disidente deGentil Duarte- entran en tregua e
inician negociaciones, con participación de la Cruz Roja Internacional, por los
militares secuestrados, negociaciones que culminan el 31 de mayo con la entrega
de éstos. Ese mismo día, a la medianoche, el Ministerio de Defensa del régimen,
emite un comunicado en el que informa que “veníamos llevando a cabo ingentes
esfuerzos a fin de lograr la recuperación de los hermanos patriotas, a quienes
felizmente ya tenemos con nosotros sanos y salvos”. A esos “ingentes esfuerzos”,
se les llamó operación “Águila Centenaria”.
Al día siguiente, en una reunión con la
Asociación de Prensa Extranjera (APEX), el director de Fundaredes, Javier
Tarazona, declaró: “Cuando tú rescatas, implica una acción de búsqueda, una
acción de recuperación, porque has ido a buscarlos. No, acá se entregó el
territorio venezolano a cambio de la vida y de la libertad de estos ocho
efectivos militares”. Es decir, se utilizó uno de los tres elementos del
Estado, el territorio, como ficha de canje. El diario de El Nacional, en su
versión digital del 2 de junio, afirma en su editorial: “Los guerrilleros
entregaron a los soldados sanos y salvos…Y, léase bien, los entregaron. Aquí no se puede hablar de rescate, porque
previo a su regreso las disidencias de las FARC acordaron con la fuerza armada
rojita una tregua. Le pusieron un membrete a la operación, ‘Águila Centenaria’,
pero debe haber consistido solamente en mandar unos cuantos vehículos con unos
soldados a recoger a los pobres secuestrados. Allí nadie echó un tiro, gracias
a Dios. No hubo rutas alternas, mapas estratégicos, ataques sorpresa ni huída
peligrosa. Incluso, hay quienes afirman que desde el momento en que se declaró
la ‘tregua’ se vieron a los guerrilleros del Frente Décimo ‘celebrar’ en varias
poblaciones del lado venezolano. Sus motivos tenían, pues este logro les
permitirá seguir sus negocios en Venezuela sin que nadie los perturbe. Se
levantaron las alcabalas, así que tienen paso libre; no hay uniformados en la
zona que ellos aseguran controlar. Al parecer ni siquiera se les opondrán los
integrantes de la Segunda Marquetalia de Iván Márquez, amigos del régimen. Como
resultado, el territorio fue dividido entre dos grupos de subversivos, con la
diferencia que uno tiene el respaldo madurista”.
Para
comienzos de junio, el conflicto de Apure tiene un saldo, que se sepa, de 16
militares fallecidos, más de 6.000 desplazados a Colombia, detenciones
arbitrarias, allanamientos ilegales, torturas y tratos crueles, ejecuciones
extrajudiciales.
Y,
además, vivimos en un Estado amputado,
sin soberanía territorial. Somos un país ocupado.
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*Hans
Kelsen. “Teoría General del Estado”. Editora Nacional. México D.F. 1959. Pág.
124.
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