jueves, 22 de septiembre de 2011


Las pasiones y la incertidumbre
El bloque democrático va cogiendo su propia estructura y fortaleza, pase lo que pase en el otro lado
DIEGO BAUTISTA URBANEJA |  EL UNIVERSAL
jueves 22 de septiembre de 2011 
El país pareciera estar, a tono con el sopor de los meses de vacaciones, en una especie de situación política de baja intensidad. 

Subyace a todo la incógnita respecto de la verdadera situación de una enfermedad que, según todos los rumores, prosigue su marcha implacable. Mientras tanto, está claro que se debilita, en frecuencia y contundencia, la presencia del jefe del oficialismo, se emborrona la firmeza de su mando, y se desparraman las ambiciones represadas. El ambiente se llena de conjeturas y de incertidumbres. 

El Gobierno entra también en un ritmo como de bajo perfil. Se impone una difusa delegación de funciones que al mismo tiempo se presta a ser interpretada como una señal del orden de sucesión en el que ya se estaría pensando. Pero tampoco esto nadie lo puede asegurar con certeza. Los problemas del país y de su gente también siguen, y eso no es una conjetura, su marcha indetenible, ante un gobierno al que a lo mejor le está fallando su, aunque desacertado, siempre potente dinamo. 

Todo este ambiente espectral se dobla de esa otra incertidumbre que viene de La Habana, el estado de salud de Fidel Castro, esa especia de back up político, esa reserva de último recurso que ha venido a ser como la instancia última, la fuente final de certidumbre y firmeza para el gobernante de aquí. Si Fidel cruje, todo se resquebraja aún más. 

Por otro lado, todo esto quiere decir que se enreda lo que pedantemente podemos llamar la "estructura de las pasiones políticas". Con Chávez en forma, todo estaba más claro. Los campos bien delimitados, las pasiones que movían a uno y otro bando bien definidas, bien determinadas las tareas planteadas para avanzar en el otro territorio y en el territorio de quienes no estaban fuertemente movilizados en un sentido o en otro. 

Aquel punto siempre borroso en las encuestas, de cuánta responsabilidad tiene Chávez en los males que su gobierno ha causado o agravado, y del que de forma inaudita el barinés sale con frecuencia bien librado -los culpables son los ministros- ahora se difumina todavía más. "Encima de que está como está, ¿le vas a echar la culpa de las cosas ?". 

Puede que ya no sea cuestión de derrotar a Chávez, que está librando contra las cuerdas su propio combate contra su propio "error fundamental". Ahora es tal vez cosa de derrotar al Gobierno, tarea tal vez más fácil, pero menos apasionante. 

Así las cosas, corresponde, a quienes queremos cambiar el rumbo político del país, y mientras las cosas se aclaran, aplicar un tratamiento de amplio espectro, válido para cualquier situación de las que se puedan presentar. 

Sus puntos son muy sencillos. Que las primarias sigan su curso, alimentadas por una cada vez mayor y mejor presencia de los precandidatos, ojalá que con la adición de Leopoldo López. Que la preparación de las primarias se convierta en una envolvente bola de nieve, que incorpore más y más votantes, de modo que el día de su realización concurra una masa imponente de votantes. Que la Mesa de la Unidad haga sus anuncios unitarios sobre compromisos de Gobierno de Unidad Nacional y sobre lineamientos programáticos referidos a los principales problemas del país. Hay allí un trabajo en marcha en verdad impresionante, que es deber de la Mesa de la Unidad poner al alcance del país, como ya se hizo con el tema de la seguridad. Que la Mesa de la Unidad, los partidos que la componen, la fracción parlamentaria, los numerosos grupos de opinión y organizaciones que pueblan nuestra vigorosa sociedad democrática desnuden, desmonten, denuncien la verdadera situación del país y la profundidad que este gobierno ha permitido que adquieran los problemas. Que sea entonces así que las pasiones políticas democráticas, un tanto desconcertadas por lo tambaleante del campo adversario y por los dramas internos que se dice que atraviesa, encuentren asidero, fuentes de entusiasmo y de optimismo, provisión de tareas exigentes. De ese modo, el bloque democrático va cogiendo su propia estructura y fortaleza, pase lo que pase en el otro y a la espera de que allá las cosas se definan mejor, para proceder entonces a un mayor afinamiento por aquí. 

Ya llegará, ya irá llegando poco a poco, el momento en que se despejen esas incógnitas que hoy pesan sobre el país, que los venezolanos sepamos a qué atenernos respecto a ese tema del que muchos prefieren no hablar y todos podamos alinear nuestros sentimientos políticos sobre bases ciertas. 

dburbaneja@gmail.com

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