NUESTRO VECINO BRASIL
Emilio Nouel V.
Hoy, Brasil es, en términos de béisbol, un jugador de grandes
ligas. Está ubicado en el sexto o séptimo lugar como economía. Es el receptor
más grande de inversiones extranjeras en la región latinoamericana, su modelo
económico-social cuenta con la admiración de muchos y es ejemplo a seguir para
algunos políticos. Su búsqueda de hegemonía en Suramérica no es un secreto y de
alguna manera ha querido hacerle contrapeso a EEUU en el hemisferio.
Brasil pertenece a ese grupo de nuevas potencias emergentes,
los BRICs (Brasil, Rusia, India y China), cuya influencia global ha aumentado
en las últimas décadas.
Tiene aspiraciones para entrar en el Consejo de Seguridad con
derecho a veto al igual que los cinco grandes, ha participado en conflictos más
allá de las fronteras regionales y se ha concertado con países de otras
latitudes de cara a problemas internacionales muy sensible (caso Irán y armas
nucleares).
Ciertamente, los brasileños tienen una audiencia y prestigio
global que los coloca en puesto destacado en el concierto de las naciones.
No obstante, no son pocos los analistas y observadores de su
realidad económica, que de un tiempo a esta parte comienzan a ver nubarrones en
su futuro, si no toma ciertas medidas correctivas.
Eso que los economistas llaman los ciclos serían las causas
de un pronóstico no muy halagüeño para ese país vecino y determinante en nuestro
vecindario.
El año pasado, el venezolano Moisés Naím, se preguntaba si
Brasil no era una burbuja (El País, 1 de Mayo de 2011). Señalaba que a pesar de
los grandes avances en la ampliación de la clase media, mediante la eliminación
de la pobreza en amplios sectores de la población y una mayor prosperidad
general, se observaba una sobrevaluación de la moneda, “la más sobrevaluada del mundo”, lo cual junto a otros aspectos
(expansión del crédito y el gasto público), ha sobrecalentado la economía,
siendo esto motivo de preocupación para las autoridades gubernamentales.
Concluía el artículo advirtiendo que “La euforia y la
complacencia son las enemigas más amenazantes para el exitoso Brasil de hoy.”
Más recientemente, el ex Ministro de Finanzas chileno, Andrés
Velasco, señala que a finales del 2011 el crecimiento que venía siendo
espectacular, se estancó, aunque se prevé para 2012 uno de 3,5% o menos.
En cualquier caso, la economía viene arrastrando problemas de
productividad no resueltos. Hay ciertas reformas tributarias y laborales que
han sido instrumentadas. Algunos indican la necesidad de invertir en innovación
tecnológica para alcanzar un mayor valor agregado de los productos, lo que le
permitiría competir mejor en los mercados internacionales con los productos
chinos, coreanos o indios. De no ponerse en práctica estos cambios y permanecer
amarrados a las materias primas, Brasil correría el riesgo de quedar rezagada
como economía a mediano plazo.
A Brasil algunos la llaman “Belindia”, a medio camino entre un país como Bélgica y la
India. Ciertamente, su PIB lo coloca en
el puesto 7º mundial, pero también está en materia de competitividad en el 53, tiene
un bajo PIB per cápita (9.390 US-dólares), y según el índice Doing Business
(Banco Mundial) se encuentra ubicado en el puesto 126 de83 economías
analizadas.
A pesar de esos pronósticos y advertencias económicas, en lo
político, Brasil goza de una estabilidad y gobernabilidad que le confieren los consensos
entre las fuerzas políticas más importantes, la vigencia del Estado de derecho
y el respeto a los derechos humanos.
No obstante, vastos sectores de la población siguen al margen
de los beneficios de una economía que ha crecido mucho, sobre todo, a partir de
las políticas del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, continuadas por Lula
Da Silva.
Un problema serio parece ser también el de los altos niveles
de corrupción, aunque el país no parece resentir mucho ese asunto.
En el hemisferio, Brasil es un actor de primer orden. Las relaciones
con EEUU, aunque cordiales, civilizadas y no pugnaces, no han estado exentas de
ciertos roces en los últimos tiempos, en la ocasión de varios temas. En los
días que corren, la Presidente Dilma Rouseff fue recibida por el Presidente
Barack Obama, y se señala como motivo principal de la visita el tema monetario.
Se ha señalado que la alta liquidez internacional que sería provocada por los
países más desarrollados, podría afectar negativamente la competitividad de
países emergentes como Brasil, y esto requiere de medidas concertadas entre los
países.
El gobierno brasileño acusa a EEUU y China de promover una guerra cambiaria para aumentar sus exportaciones.
En cualquier caso, Brasil y EEUU han mantenido y consolidado sus relaciones no solo en el campo economico, sino también en otros como el político-hemisférico, el energético y el educativo, a pesar de la divergencias.
Para sus vecinos, el papel que juegue Brasil en el futuro es muy importante.
Está claro el particular interés que ha puesto en iniciativas como UNASUR, cuyo
futuro no aparece muy despejado, habida cuenta de las distintas ópticas y
opciones que se manejan en la región. A Venezuela, particularmente, importa
mantener las mejores relaciones con ese país, sobre bases civilizadas,
reciprocidad y autonomía, desde una posición oficial que esté alejada del
personalismo, de posturas ideologizadas y mucho menos de conductas
pendencieras, con el resto de los actores de la región.
EMILIO NOUEL V.
Twitter: @ENouelV
Email: emilio.nouel@gmail.com
NUESTRO VECINO BRASIL
Emilio Nouel V.
Hoy, Brasil es, en términos de béisbol, un jugador de grandes
ligas. Está ubicado en el sexto o séptimo lugar como economía. Es el receptor
más grande de inversiones extranjeras en la región latinoamericana, su modelo
económico-social cuenta con la admiración de muchos y es ejemplo a seguir para
algunos políticos. Su búsqueda de hegemonía en Suramérica no es un secreto y de
alguna manera ha querido hacerle contrapeso a EEUU en el hemisferio.
Brasil pertenece a ese grupo de nuevas potencias emergentes,
los BRICs (Brasil, Rusia, India y China), cuya influencia global ha aumentado
en las últimas décadas.
Tiene aspiraciones para entrar en el Consejo de Seguridad con
derecho a veto al igual que los cinco grandes, ha participado en conflictos más
allá de las fronteras regionales y se ha concertado con países de otras
latitudes de cara a problemas internacionales muy sensible (caso Irán y armas
nucleares).
Ciertamente, los brasileños tienen una audiencia y prestigio
global que los coloca en puesto destacado en el concierto de las naciones.
No obstante, no son pocos los analistas y observadores de su
realidad económica, que de un tiempo a esta parte comienzan a ver nubarrones en
su futuro, si no toma ciertas medidas correctivas.
Eso que los economistas llaman los ciclos serían las causas
de un pronóstico no muy halagüeño para ese país vecino y determinante en nuestro
vecindario.
El año pasado, el venezolano Moisés Naím, se preguntaba si
Brasil no era una burbuja (El País, 1 de Mayo de 2011). Señalaba que a pesar de
los grandes avances en la ampliación de la clase media, mediante la eliminación
de la pobreza en amplios sectores de la población y una mayor prosperidad
general, se observaba una sobrevaluación de la moneda, “la más sobrevaluada del mundo”, lo cual junto a otros aspectos
(expansión del crédito y el gasto público), ha sobrecalentado la economía,
siendo esto motivo de preocupación para las autoridades gubernamentales.
Concluía el artículo advirtiendo que “La euforia y la
complacencia son las enemigas más amenazantes para el exitoso Brasil de hoy.”
Más recientemente, el ex Ministro de Finanzas chileno, Andrés
Velasco, señala que a finales del 2011 el crecimiento que venía siendo
espectacular, se estancó, aunque se prevé para 2012 uno de 3,5% o menos.
En cualquier caso, la economía viene arrastrando problemas de
productividad no resueltos. Hay ciertas reformas tributarias y laborales que
han sido instrumentadas. Algunos indican la necesidad de invertir en innovación
tecnológica para alcanzar un mayor valor agregado de los productos, lo que le
permitiría competir mejor en los mercados internacionales con los productos
chinos, coreanos o indios. De no ponerse en práctica estos cambios y permanecer
amarrados a las materias primas, Brasil correría el riesgo de quedar rezagada
como economía a mediano plazo.
A Brasil algunos la llaman “Belindia”, a medio camino entre un país como Bélgica y la
India. Ciertamente, su PIB lo coloca en
el puesto 7º mundial, pero también está en materia de competitividad en el 53, tiene
un bajo PIB per cápita (9.390 US-dólares), y según el índice Doing Business
(Banco Mundial) se encuentra ubicado en el puesto 126 de83 economías
analizadas.
A pesar de esos pronósticos y advertencias económicas, en lo
político, Brasil goza de una estabilidad y gobernabilidad que le confieren los consensos
entre las fuerzas políticas más importantes, la vigencia del Estado de derecho
y el respeto a los derechos humanos.
No obstante, vastos sectores de la población siguen al margen
de los beneficios de una economía que ha crecido mucho, sobre todo, a partir de
las políticas del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, continuadas por Lula
Da Silva.
Un problema serio parece ser también el de los altos niveles
de corrupción, aunque el país no parece resentir mucho ese asunto.
En el hemisferio, Brasil es un actor de primer orden. Las relaciones
con EEUU, aunque cordiales, civilizadas y no pugnaces, no han estado exentas de
ciertos roces en los últimos tiempos, en la ocasión de varios temas. En los
días que corren, la Presidente Dilma Rouseff fue recibida por el Presidente
Barack Obama, y se señala como motivo principal de la visita el tema monetario.
Se ha señalado que la alta liquidez internacional que sería provocada por los
países más desarrollados, podría afectar negativamente la competitividad de
países emergentes como Brasil, y esto requiere de medidas concertadas entre los
países.
El gobierno brasileño acusa a EEUU y China de promover una guerra cambiaria para aumentar sus exportaciones.
En cualquier caso, Brasil y EEUU han mantenido y consolidado sus relaciones no solo en el campo economico, sino también en otros como el político-hemisférico, el energético y el educativo, a pesar de la divergencias.
El gobierno brasileño acusa a EEUU y China de promover una guerra cambiaria para aumentar sus exportaciones.
En cualquier caso, Brasil y EEUU han mantenido y consolidado sus relaciones no solo en el campo economico, sino también en otros como el político-hemisférico, el energético y el educativo, a pesar de la divergencias.
Para sus vecinos, el papel que juegue Brasil en el futuro es muy importante.
Está claro el particular interés que ha puesto en iniciativas como UNASUR, cuyo
futuro no aparece muy despejado, habida cuenta de las distintas ópticas y
opciones que se manejan en la región. A Venezuela, particularmente, importa
mantener las mejores relaciones con ese país, sobre bases civilizadas,
reciprocidad y autonomía, desde una posición oficial que esté alejada del
personalismo, de posturas ideologizadas y mucho menos de conductas
pendencieras, con el resto de los actores de la región.
EMILIO NOUEL V.
Twitter: @ENouelV
Email: emilio.nouel@gmail.com
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