miércoles, 11 de abril de 2012


NUESTRO VECINO BRASIL

Emilio Nouel V.

Hoy, Brasil es, en términos de béisbol, un jugador de grandes ligas. Está ubicado en el sexto o séptimo lugar como economía. Es el receptor más grande de inversiones extranjeras en la región latinoamericana, su modelo económico-social cuenta con la admiración de muchos y es ejemplo a seguir para algunos políticos. Su búsqueda de hegemonía en Suramérica no es un secreto y de alguna manera ha querido hacerle contrapeso a EEUU en el hemisferio.
Brasil pertenece a ese grupo de nuevas potencias emergentes, los BRICs (Brasil, Rusia, India y China), cuya influencia global ha aumentado en las últimas décadas.

                       

Tiene aspiraciones para entrar en el Consejo de Seguridad con derecho a veto al igual que los cinco grandes, ha participado en conflictos más allá de las fronteras regionales y se ha concertado con países de otras latitudes de cara a problemas internacionales muy sensible (caso Irán y armas nucleares).
Ciertamente, los brasileños tienen una audiencia y prestigio global que los coloca en puesto destacado en el concierto de las naciones.
No obstante, no son pocos los analistas y observadores de su realidad económica, que de un tiempo a esta parte comienzan a ver nubarrones en su futuro, si no toma ciertas medidas correctivas.
Eso que los economistas llaman los ciclos serían las causas de un pronóstico no muy halagüeño para ese país vecino y determinante en nuestro vecindario.
El año pasado, el venezolano Moisés Naím, se preguntaba si Brasil no era una burbuja (El País, 1 de Mayo de 2011). Señalaba que a pesar de los grandes avances en la ampliación de la clase media, mediante la eliminación de la pobreza en amplios sectores de la población y una mayor prosperidad general, se observaba una sobrevaluación de la moneda, “la más sobrevaluada del mundo”, lo cual junto a otros aspectos (expansión del crédito y el gasto público), ha sobrecalentado la economía, siendo esto motivo de preocupación para las autoridades gubernamentales. Concluía el artículo advirtiendo que “La euforia y la complacencia son las enemigas más amenazantes para el exitoso Brasil de hoy.”
Más recientemente, el ex Ministro de Finanzas chileno, Andrés Velasco, señala que a finales del 2011 el crecimiento que venía siendo espectacular, se estancó, aunque se prevé para 2012 uno de 3,5% o menos.
En cualquier caso, la economía viene arrastrando problemas de productividad no resueltos. Hay ciertas reformas tributarias y laborales que han sido instrumentadas. Algunos indican la necesidad de invertir en innovación tecnológica para alcanzar un mayor valor agregado de los productos, lo que le permitiría competir mejor en los mercados internacionales con los productos chinos, coreanos o indios. De no ponerse en práctica estos cambios y permanecer amarrados a las materias primas, Brasil correría el riesgo de quedar rezagada como economía a mediano plazo.
A Brasil algunos la llaman “Belindia”, a medio camino entre un país como Bélgica y la India.  Ciertamente, su PIB lo coloca en el puesto 7º mundial, pero también está en materia de competitividad en el 53, tiene un bajo PIB per cápita (9.390 US-dólares), y según el índice Doing Business (Banco Mundial) se encuentra ubicado en el puesto 126 de83 economías analizadas.  
A pesar de esos pronósticos y advertencias económicas, en lo político, Brasil goza de una estabilidad y gobernabilidad que le confieren los consensos entre las fuerzas políticas más importantes, la vigencia del Estado de derecho y el respeto a los derechos humanos.
No obstante, vastos sectores de la población siguen al margen de los beneficios de una economía que ha crecido mucho, sobre todo, a partir de las políticas del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, continuadas por Lula Da Silva.
Un problema serio parece ser también el de los altos niveles de corrupción, aunque el país no parece resentir mucho ese asunto.
En el hemisferio, Brasil es un actor de primer orden. Las relaciones con EEUU, aunque cordiales, civilizadas y no pugnaces, no han estado exentas de ciertos roces en los últimos tiempos, en la ocasión de varios temas. En los días que corren, la Presidente Dilma Rouseff fue recibida por el Presidente Barack Obama, y se señala como motivo principal de la visita el tema monetario. Se ha señalado que la alta liquidez internacional que sería provocada por los países más desarrollados, podría afectar negativamente la competitividad de países emergentes como Brasil, y esto requiere de medidas concertadas entre los países.
El gobierno brasileño acusa a EEUU y China de promover una guerra cambiaria para aumentar sus exportaciones.
En cualquier caso, Brasil y EEUU han mantenido y consolidado sus relaciones no solo en el campo economico, sino también en otros como el político-hemisférico, el energético y el educativo, a pesar de la divergencias.
Para sus vecinos, el papel que juegue Brasil en el futuro es muy importante. Está claro el particular interés que ha puesto en iniciativas como UNASUR, cuyo futuro no aparece muy despejado, habida cuenta de las distintas ópticas y opciones que se manejan en la región. A Venezuela, particularmente, importa mantener las mejores relaciones con ese país, sobre bases civilizadas, reciprocidad y autonomía, desde una posición oficial que esté alejada del personalismo, de posturas ideologizadas y mucho menos de conductas pendencieras, con el resto de los actores de la región.
EMILIO NOUEL V.

Twitter: @ENouelV
Email: emilio.nouel@gmail.com

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