Iben Martínez
Hace pocos días, Oswaldo Guillén, timonel profesional de equipos de béisbol
en Grandes Ligas, declaró su amor y admiración por Fidel Castro.
en Grandes Ligas, declaró su amor y admiración por Fidel Castro.
“¿Quieres saber porqué?”- ofreció, explicativo -, “porque durante todos
estos años mucha gente ha intentado matarlo pero el [&%$)@#%&]
todavía está ahí”.
estos años mucha gente ha intentado matarlo pero el [&%$)@#%&]
todavía está ahí”.
Como la entrevista fue concedida en el áspero inglés de gente
ruda que se habla al sur de Chicago, donde está el parque de los
Medias Blancas, antiguo equipo de Ozzie, debemos suponer que
el pudibundo corchete relleno de arañitas que inserta la prensa gringa
en la transcripción quiere decir algo así como “moderfocker”, equivalente
a nuestro enfático “coñoe’sumadre”.
ruda que se habla al sur de Chicago, donde está el parque de los
Medias Blancas, antiguo equipo de Ozzie, debemos suponer que
el pudibundo corchete relleno de arañitas que inserta la prensa gringa
en la transcripción quiere decir algo así como “moderfocker”, equivalente
a nuestro enfático “coñoe’sumadre”.
Que se sepa, el manejador venezolano que, al momento de formular
sus declaraciones y hasta nuevo aviso, es el manejador de los “Marlins
de Miami”, no aportó otras razones para su admiración. Solo esa: el
Comandante Moderfocker sigue allí, a pesar de más de seiscientos intentos
de magnicidio, reales o imaginados por el G2 cubano. Solo eso, el
superlativo récord de sobrevivencia y su correlato, el de ininterumpida
permanencia en el poder, es lo que lleva a Ozzie a afirmar “amo a Fidel”.
sus declaraciones y hasta nuevo aviso, es el manejador de los “Marlins
de Miami”, no aportó otras razones para su admiración. Solo esa: el
Comandante Moderfocker sigue allí, a pesar de más de seiscientos intentos
de magnicidio, reales o imaginados por el G2 cubano. Solo eso, el
superlativo récord de sobrevivencia y su correlato, el de ininterumpida
permanencia en el poder, es lo que lleva a Ozzie a afirmar “amo a Fidel”.
La fanaticada de los Marlins, en su gran mayoría cubanos en el exilio
y cubanos de origen estadounidense, ha puesto el grito en el cielo y
ahora alienta un boicot al equipo floridano que no cesará hasta que
despidan al réprobo. La gerencia general del equipo se ha “desmarcado”,
como suele decirse, con una declaración de prensa que inequívocamente
censura las opiniones del antiguo shortstop de los Media Blancas y de los
Orioles de Baltimore. Se ha afirmado insistentemente que Ozzie, el
hablador Ozzie, el desenfadado Ozzie que siempre contaba con la absolución
luego de cada uno de sus provocadores despropósitos, se ha quedado al fin sin
trabajo en la Gran Carpa.
y cubanos de origen estadounidense, ha puesto el grito en el cielo y
ahora alienta un boicot al equipo floridano que no cesará hasta que
despidan al réprobo. La gerencia general del equipo se ha “desmarcado”,
como suele decirse, con una declaración de prensa que inequívocamente
censura las opiniones del antiguo shortstop de los Media Blancas y de los
Orioles de Baltimore. Se ha afirmado insistentemente que Ozzie, el
hablador Ozzie, el desenfadado Ozzie que siempre contaba con la absolución
luego de cada uno de sus provocadores despropósitos, se ha quedado al fin sin
trabajo en la Gran Carpa.
De súbito, el cielo de la Florida se ha vuelto de concreto armado antes de
caerle encima a Ozzie mientras todo el mundo, urbi et interneti, como diría
mi entrañable amigo Ricardo Bada, piensa que el venezolano merece al menos
ser sumergido a la fuerza en un barril de brea y emplumado hasta la gorra antes
de desterrarlo para siempre de Miami. Mientras escribo esta bagatela, sin embargo,
llega la noticia de que la alta gerencia de los Marlins ha suspendido al lenguaraz
por solamente cinco partidos. Y, casi inmediatamente, comienza una rueda de
prensa televisada en la que Ozzie toma para sí el ejemplo de un Heberto
Padilla forzado a “autocriticarse” ante la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
caerle encima a Ozzie mientras todo el mundo, urbi et interneti, como diría
mi entrañable amigo Ricardo Bada, piensa que el venezolano merece al menos
ser sumergido a la fuerza en un barril de brea y emplumado hasta la gorra antes
de desterrarlo para siempre de Miami. Mientras escribo esta bagatela, sin embargo,
llega la noticia de que la alta gerencia de los Marlins ha suspendido al lenguaraz
por solamente cinco partidos. Y, casi inmediatamente, comienza una rueda de
prensa televisada en la que Ozzie toma para sí el ejemplo de un Heberto
Padilla forzado a “autocriticarse” ante la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
A despecho de su rueda de prensa, me late que el hoy “arrepentido” Ozzie
sigue creyendo que Fidel es digno de admiración porque ha estado allí contra v
iento y marea y “no se ha dejado tumbar”, pero, ¡cuidado!, eso mismo
creen millones de latinoamericanos. Digo “creen” y no “piensan” porque, tal
como dejó dicho el gran Juan de Mairena,bajo lo que se piensa está lo que se cree.
sigue creyendo que Fidel es digno de admiración porque ha estado allí contra v
iento y marea y “no se ha dejado tumbar”, pero, ¡cuidado!, eso mismo
creen millones de latinoamericanos. Digo “creen” y no “piensan” porque, tal
como dejó dicho el gran Juan de Mairena,bajo lo que se piensa está lo que se cree.
La tiranofilia es la disposición a condonar de antemano todas las arbitrariedades
de un déspota en la creencia de que la sujeción a poderes independientes del Poder
Ejecutivo no es más que un estorbo para el iluminado que nos tiraniza y a
“hay que dejar trabajar”. La permanencia en el poder absoluto es acaso el
supremo valor en nuestras sociedaes, acostumbradas a abdicar de sus
responsabilidades otorgándole a un iluminado imprescindible la potestad de
tiranizar. Ella ha avivado en todo tiempo el argumento en pro de la reeeleción.
de un déspota en la creencia de que la sujeción a poderes independientes del Poder
Ejecutivo no es más que un estorbo para el iluminado que nos tiraniza y a
“hay que dejar trabajar”. La permanencia en el poder absoluto es acaso el
supremo valor en nuestras sociedaes, acostumbradas a abdicar de sus
responsabilidades otorgándole a un iluminado imprescindible la potestad de
tiranizar. Ella ha avivado en todo tiempo el argumento en pro de la reeeleción.
En Venezuela, pese a ser una democracia desde 1958 , ha sido frecuente gobernar
con poderes especiales, los hechos, por completo dictatoriales, durante casi la
totalidad de los períodos presidenciales. Gobernó así Rómulo Betancourt, so pretexto
de derrotar la insurgencia guerrillera. Igual hizo Carlos Andrés Pérez, en su primer
período, para afrontar mejor las turbulencias del boom petrolero del 73. Y lo ha
hecho Chávez durante catorce años, sin “burguesas” rémoras leguleyas que
entorpezcan sus salvadores designios. Y ni hablemos de la primera mitad del
siglo pasado, y mucho menos del siglo de Bolivar, aquel incomprendido, beneficiario
perpetuo de poderes dictatoriales invariablemente extorsionados al Legislativo cada
vez que se le trancaba el serrucho.
con poderes especiales, los hechos, por completo dictatoriales, durante casi la
totalidad de los períodos presidenciales. Gobernó así Rómulo Betancourt, so pretexto
de derrotar la insurgencia guerrillera. Igual hizo Carlos Andrés Pérez, en su primer
período, para afrontar mejor las turbulencias del boom petrolero del 73. Y lo ha
hecho Chávez durante catorce años, sin “burguesas” rémoras leguleyas que
entorpezcan sus salvadores designios. Y ni hablemos de la primera mitad del
siglo pasado, y mucho menos del siglo de Bolivar, aquel incomprendido, beneficiario
perpetuo de poderes dictatoriales invariablemente extorsionados al Legislativo cada
vez que se le trancaba el serrucho.
De modo que, concedido: Guillén es insincero en su retractación porque, siendo
latinoamericano, en el fondo de su corazón –en el corazón de su corazón, según
dice la locución gringa– admira a Fidel Castro, sí, pero ni más ni mas menos que lo
admiraban las empingorotadas señoronas de la high society caraqueña cuando,
en 1989, se desmoñaban por estrechar la mano de Fidel, invitado estrella a la coronación
de Carlos Andrés Pérez. Y por las mismas razones: “No se le puede quitar que es un
hombre de una gran personalidad. ¡Cuántos presidentes no ha visto pasar por la Casa
Blanca y él sigue estando allí, convencido de su vaina”.
latinoamericano, en el fondo de su corazón –en el corazón de su corazón, según
dice la locución gringa– admira a Fidel Castro, sí, pero ni más ni mas menos que lo
admiraban las empingorotadas señoronas de la high society caraqueña cuando,
en 1989, se desmoñaban por estrechar la mano de Fidel, invitado estrella a la coronación
de Carlos Andrés Pérez. Y por las mismas razones: “No se le puede quitar que es un
hombre de una gran personalidad. ¡Cuántos presidentes no ha visto pasar por la Casa
Blanca y él sigue estando allí, convencido de su vaina”.
Por todo lo que sabemos, la mitad de nuestros compatriotas apoya los usos de Chávez,
mientras que un gran contingente del bando opositor considera, ¡todavia hoy!, que los
políticos, al fin los oficiantes del juego democrático, deberían hervir todos en las
pailas del infierno.
mientras que un gran contingente del bando opositor considera, ¡todavia hoy!, que los
políticos, al fin los oficiantes del juego democrático, deberían hervir todos en las
pailas del infierno.
Y añoran un Chávez de signo contrario.
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