LA CUARTA SALIDA
CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ
@CarlosRaúlHer
CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ
Ningún
adulto puede pensar que una invasión a Venezuela es posible, ni
siquiera el más desquiciado de los cerebros políticos. Incluso sería
difícil en el contexto de una guerra civil con violencia desbordada en
las calles. Por eso no dudo que la idea la haya puesto a girar el propio
gobierno, con la seguridad de que muchos aturdidos adoptarían el niño
expósito y lo harían crecer sano y fuerte. Dice @Mibelis que esperando a
Gadot (Gal) y las tropas redentoras, las legiones de mártires de Bal
Harbor, parte de la oposición se abstendría de votar y el gobierno muy
contento se lavaría las manos como el tipo aquél, y de liquidar al
incómodo que se ocupe su propia gente.
La verdadera amenaza para la candidatura de Henri Falcón no es Maduro sino el abstencionismo y los que se abstienen pero no son abstencionistas.
Abstenerse es simplemente dejar de hacer algo y escribo deliberadamente
“abstenerse de votar”. Así trato de superar el caos que se creó en mi
caja craneal cuando, a través de intérpretes de los más profundos
abismos de semiología lacaniana, conocí un aporte para mí tan
incomprensible como la física quántica: que uno puede abstenerse pero
sin ser abstencionista.
“Ahí queda eso”
espetó Dominguín a Manolete cuando fulminó con el estoque el toro al que
cortaría rabo y orejas. San Agustín escribió que el esfuerzo por
entender el Misterio de la Santísima Trinidad era equivalente a que un
niño vaciara el mar con una tasa. Me sentí igual de turbado al leer la
sabia sentencia: “nos abstenemos pero no somos abstencionistas”. En el
mismo enredo, la detención del general Rodríguez Torres puso al
descubierto el valle de pasiones de quienes andan a la deriva con la
brújula descontrolada después de la salida II de 2016 (RR) y la Salida
III de 2017 (las elecciones generales). “Los dioses castigan a los hombres al hacer realidad sus sueños”.
¿Quién sopla a Almagro?
Los
laboratorios mayameros celebraron efusivamente la detención, salieron a
bailar en las calles, hasta tumbaron un puente en la souesera, y en las peluquerías caraqueñas descorchaban Cacique
(es lo que hay) aunque el general pertenece al frente amplio. Alguien
dijo, para asombro del público, que su arresto se debía al temor que
despertaba el mencionado frente en los del círculo del poder, a cuyo solo nombre temblaban como hojas. Pero un ex candidato a gobernador, tan del frente
como Rodríguez Torres, decía que hablar de “chavismo democrático” era
un contrasentido. Hasta ahí pensaba que no habrá mayoría sin sumar los
revolucionarios decepcionados.
Ese es el
motivo para la antipatía que manifiestan por Falcón, pese a su lealtad a
las filas opositoras desde que renunció a la antigua militancia. Habría
que hacer un pequeño ejercicio de memoria para comprobar cuántos de los
actuales opositores pasaron en algún momento por el chavismo. Y desde
su sede, el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, con su propia
serpiente que le habla al oído, hizo contra él una declaración insólita,
un acto de extravagancia diplomática. El jefe de un organismo
multinacional llega al extremo increíble de atacar con nombre y apellido
a líder opositor y candidato a la presidencia contra una autocracia.
Eso
refleja el enorme daño que la revolución bolivariana ha hecho a la
política, incluso la hemisférica. Y Almagro, actuando como un
revolucionario o un antipolítico, ignora las formas, el respeto, los
miramientos y formalidades de la democracia, “entrompó” de forma
estrafalaria a un dirigente que merece respeto, actitud que sería
grotesca aunque no mereciera tal respeto. Empeora todo para Almagro
porque viene de una cadena de conatos, simulaciones y medias verdades en
las que, en síntesis, no supo cumplir con su promesa: hacer aprobar la
Carta Democrática y sancionar al gobierno venezolano.
Tengo huesos y no soy vertebrado
Lleva
demasiados años de crear expectativas sin capacidad para satisfacerlas y
en su defecto tanta charla y pocas nueces que hacen historia en la OEA.
Por eso se empeña en estimular la Salida IV al presionar para que el
frente llame a abstenerse (o dejar de votar sin abstenerse) contra
Falcón. La tentación de los lugares comunes es demasiado grande, porque
facilitan la economía del lenguaje. Si no fuera así, nadie hablaría de
granitos de arena, travesías por el desierto o de que a las mujeres ni
con el pétalo de una rosa.
El citado
Lacan los compara con “calcificaciones” del lenguaje, modalidades de
sintagma, diríamos nosotros, piedritas en el riñón o en la vesícula del
habla. Repetimos en 2018 en relación con Falcón, los mismos argumentos
que en 2006 a propósito de Manuel Rosales, y que en 2012, de Capriles.
Desespera nuestra imposibilidad para aprender en experiencia propia, y
que después de la catástrofe de 2005 que eternizó a la revolución, hoy
pueda repetirse lo de entonces. Y después de los desastrosos 2016 y
2017.
De no ser por el paro petrolero, de la abstención y las
otras excentricidades, muy probablemente la revolución hoy solo
existiría en la memoria, huella de un accidente peligroso pero superado.
La perpetuación de Chávez se debió casi exclusivamente al
abstencionismo y a los que se abstuvieron sin ser abstencionistas. Hoy
son los mismos de siempre quienes la impulsan, con la grave
eventualidad de que quienes no debían, se le suman. @CarlosRaúlHer
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