La reconstrucción
EDUARDO FERNANDEZ
¡Todo esto que estamos sufriendo, pasará!
Venezuela vivirá el amanecer de una nueva esperanza y de una nueva
realidad. Nuestros jóvenes vivirán en un país mejor y una gran parte de
los que se han ido huyendo de la tragedia de estos años, regresaran al
país a contribuir con su formación y con sus experiencias al progreso
del país.
¿Sobre qué bases se podrá reconstruir a Venezuela? Se requiere, en
primer término, de un gran esfuerzo moral. Es necesario pensar en
Venezuela antes que en partidos políticos y en vanidades personales. Hay
que pensar en nuestra patria y en su progreso, en el bienestar de todos
los venezolanos. Especialmente, debemos pensar en los jóvenes y no
olvidar que como es natural, más de la mitad de nuestra población son
menores de 25 años. Ellos serán los constructores de la nueva Venezuela y
para ellos debemos trabajar.
La reconstrucción de Venezuela pasa por demostrar nuestra capacidad para
construir consensos. “Reino dividido no prevalecerá” dice la Sagrada
Escritura. Tenemos que trabajar por la unidad de Venezuela y de los
venezolanos y esa unidad debe construirse y convocarse alrededor de un
programa compartido de progreso institucional, económico, social,
cultural y moral.
Un consenso para que haya paz, justicia y tolerancia. Venezuela tiene
que volver al ejercicio de los derechos y de la libertad de cada
ciudadano y del conjunto de los ciudadanos, sin que nadie viva en el
temor de la represión o de la inseguridad personal.
Debemos lograr que la transición a la nueva Venezuela, a la normalidad y
al progreso sea pacífica y civilizada. Todo esto debe hacerse con un
alto sentido moral que debe ser la base de una verdadera recuperación
democrática.
Venezuela requiere que este esfuerzo de recuperación se haga con
patriotismo y con inteligencia. No podemos ni debemos dejarnos arrastrar
por ciegas pasiones. Requiere además de una gran generosidad.
No es con apetitos subalternos de poder. Mucho menos con sectarismos
partidistas y grupales. El país, para superar todos sus problemas,
necesita de toda su gente y, en especial de aquellos con mayor
preparación de los maestros, de investigadores, científicos, técnicos,
trabajadores, dirigentes estudiantiles y organizaciones de base.
Venezuela tiene que recuperar su papel en la comunidad internacional.
Hace muy pocos años fuimos un ejemplo y una referencia como nación
democrática con progreso económico y social. Tenemos que volver a serlo.
Un papel considerable y positivo puede desempeñar la Iglesia Católica y
las otras iglesias para construir un ambiente de paz y elevar al nivel
moral de nuestra sociedad y para sustituir la cultura del odio y de la
muerte por una cultura del amor y de la vida y del amor.
Seguiremos conversando.
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