CARLOS RAUL HERNANDEZ
Actuamos con ideas simples, incluso necias. Suelen ser inofensivas como muchas bacterias bajo la piel que habitamos, hasta que se atraviesa un resfriado o un parpadeo inmunológico que las hace socialmente patógenas. En las sociedades cohesionadas están a raya por la actividad sistemática de los creadores de pensamiento, cuyo trabajo martilla que detrás de la obviedad suele haber un error, que lo real es complejo, toda simplicidad imaginaria, y que la simpleza y la obviedad son el no pensamiento. Pero las efervescencias colectivas apartan los razonamientos complejos, sustituidos por lo que Hayek llama “difusores de ideas de segunda mano”.
Son sofistas cuyo ser consiste en no ser, experticias imaginarias que contagian a otros y riegan la pandemia. En estas tres décadas varias veces el inicialmente inofensivo simplismo se trasmuta en colectividades movilizadas, y hasta en mayorías fanáticas en ciertos momentos. Es escalofriante recordar el trabajo incansable de grupos rencorosos y amargados para convencer de que el régimen democrático era una sentina y los partidos un basurero. Y los difusores de ideas de segunda, que no tienen instrumentos para discernir, lo convirtieron en verdad revelada.
Luego, que el “comandante” limpiaría la podredumbre. Y las caravanas de camellos de los difusores llevaron la mercancía contaminada de necedad a todas partes, así como también en 2016, 2017. La notable estrategia: abstenerse en 2018 para deslegitimar al gobierno y así vendría la solución desde fuera (frenemos ahí. Decía aquél: “la luz del entendimiento me hace ser muy comedido”). Es difícil enfrentar el vendaval de puerilidad de decisiones tomadas por simplismos, afectos, rabietas, ilusión, y ver cómo la ola arrastra gente en la crecida que antes era el comandante.
¡Devuélveme a mi mamá!
Los ladrones de cuerpos es una película de 1956, dirigida por el legendario Don Siegel que recibió grandes honores. Le han hecho tres remakes, algo inusual por no decir que extraordinario. Más tarde la incorporaron a la colección fílmica del Congreso de Estados Unidos. Cuenta que una pareja, el médico Bennell y su novia Becky descubren una invasión extraterrestre en un pequeño pueblo de California. Los usurpadores sustituían a las personas por unos dobles físicamente exactos y la gente pasaba por el momento aterrador, traumático, de descubrir que entes idénticos a sus padres, esposos, amigos o hijos, habían perdido su calidez, el élan.
Los críticos vieron en el film simbólicamente el contagio del fascismo y el comunismo en las masas. En nuestro país fue la inundación de simpleza que condujo de fracaso en fracaso. Si en la película los bichos se gestaban en unas vainas gigantescas, basta asomarse discretamente a algunas redes de “entendidos” para ver cómo proliferan los entes de la nadería flagrante. La suplantación avanza, imperan vaguedades, fantasías y desconocemos a nuestros seres queridos. Durante años se impuso la práctica de casar confrontaciones quiméricas.
Así se perdió la esencia del hacer político, quemaron las ventajas comparativas. Con ellas, victorias que habrían hecho del gobierno hoy un recuerdo y fueron a pelear donde quería el adversario, con la idea de sacarlo de un solo envión, con olvido de lo que ha pasado durante mucho tiempo, muchas veces y en muchas partes. A la fecha, algún entendimiento desnivelado nos hizo esclavos de una secuencia para mermados mentales con el fin de imponer a la realidad un prêt-pòrter que algunos han llamado jocosamente mantra: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.
Grupo de Lima reloaded
¿No se puede cambiar el orden de la cartilla para evitar menudencias como muertes y otras violencias porque impediría algún plan? Escribe Luis Mariano Rendón @lmrendon, dirigente social chileno, opuesto a Maduro: “esa trilogía (puede cambiar porque) no se la entregó Dios a Guaidó en la cima del Ávila…”. Salir del caos revolucionario… ¿armoniza con dar base por bolas a que Maduro ha propuesto elecciones dos veces? ¿No habría que arrancarle el guante frente a terceros, particularmente la U.E y el Grupo de Lima reloaded?
No deberá olvidarse lo ocurrido ese 23 de febrero del que Tarantino pudiera hacer Reservoir dogs II. Que desmanteló la policía de la felicidad creada por los difusores y que reprimía la crítica. El Grupo de Lima insiste en que no habrá intervención militar. Igual los tres grandes, México, Argentina y Brasil que no estuvieron en Cúcuta, y éste en notoria retracción de sus palabras hace un mes. Declaran sobre llamar a elecciones limpias y ese debería ser el tema de negociación y debate. Pero ¡asombro¡ algunos dicen invasión sí elecciones no (todos estamos siempre a un paso de la locura). Toca evitarla, corregir los errores y preparar el próximo movimiento.
La incertidumbre y el ambiente actual sirven para recordar un genial cruce de retruécanos entre dos de las más cortantes lenguas de la Gran Bretaña. Bernard Shaw invita al estreno de una de sus obras a Winston Churchill, y en la esquela no deja de sajarlo con su humor “…te envío dos entradas al estreno, para que vayas con algún amigo, si es que lo tienes”. Churchill le responde de inmediato “Querido Bernard me es imposible ir al estreno. Pero te garantizo que iré a la segunda función, si es que la hay”.
@CarlosRaulHer
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