EDUARDO FERNANDEZ
En la medida en que crece en el país la convicción de hay que cambiar al gobierno lo más pronto posible y lo más democráticamente posible.
En la medida en que somos más los venezolanos que apostamos por la paz y rechazamos la violencia.
En la medida en que sigamos trabajando por construir una alternativa democrática que merezca el respaldo de la mayoría de los venezolanos.
En la medida en que cada día está más claro el compromiso de convocar a un gobierno de amplitud y de unidad que levante las banderas de los principios éticos y los valores morales y erradique para siempre la corrupción y el tráfico de influencias.
En la medida en que se pone de manifiesto la solidaridad sincera y efectiva con los venezolanos más vulnerables, con los que más sufren las consecuencias de la crisis, los que padecen hambre y carencias de todo tipo. Es en nombre de ellos que vale la pena luchar por un cambio.
En la medida en que el liderazgo político nacional deje claro que los intereses de Venezuela están por encima de ambiciones personales y de intereses partidistas. Es por Venezuela y por los venezolanos que estamos luchando.
En la medida en que estemos motivados por el amor a Venezuela y a los venezolanos y no por el odio ni por el afán de revancha.
En la medida en que agradecemos la solidaridad internacional sin pretender que los problemas de Venezuela los resuelvan ellos y no nosotros.
En la medida en que demostremos que contamos con una clase dirigente capaz de promover los consensos indispensables para resolver los problemas económicos y sociales que nos afectan.
En la medida en que seamos capaces de presentar y divulgar un programa ilusionante y realista para construir un futuro mejor.
En la medida en que seamos capaces de organizar eficazmente a la mayoría que apuesta por el cambio, en toda la geografía nacional y en todos los sectores sociales.
En la medida en que seamos capaces de diseñar una estrategia inteligente, hecha por venezolanos y para Venezuela, que contribuya a lograr el cambio político tan anhelado.
En la medida en que desarrollemos una política de unidad sin exclusiones.
En la medida en que trabajemos por rescatar el carácter profesional y apolítico, al servicio de la Nación y, en ningún caso, al de persona o parcialidad política de nuestra Fuerza Armada Nacional.
En esa misma medida podemos decir que vamos bien, muy bien, cada día mejor. “Ya la cumbre se empieza a vislumbrar”. La esperanza de cambio se hace cada día más, una cercana realidad.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
@EFernandezVE
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