Los chavistas “tienen pánico y quieren negociar”, revela creador de la “Hoja de Ruta” de la transición
Carlos Malo de Molina, ideólogo del plan de los tres pasos que se han convertido en un mantra en Venezuela, con el “cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”, reveló que ha sostenido encuentros con personeros del gobierno de Maduro, asegurando que “tienen pánico y quieren negociar” una salida a la tensión política.
Cuenta con estupor, que sus encuentros en busca de una voluntad de salida del régimen se dieron en residencias ostentosas que reflejan el nivel de corrupción que ha desencadenado en una crisis humanitaria.
“Están completamente acorralados, se ven perdidos, lo que pasa es que están viendo la forma de salir (…) Yo hablé con ellos, yo he hablado con los chavistas y creo que, de verdad ellos saben que no tienen más remedio que aceptar la alternativa que se está dando, que es la de agarrar a unos cuarenta señores responsables, sacarlos del país y llevarlos a otro (…) Hace apenas días hablé por última vez con algunos de ellos y tienen pánico, quieren negociar”, dijo.
Es precisamente la oferta de una amnistía a los cabecillas del régimen la que genera en el asesor español la confianza en que, finalmente, la estructura de poder colapsará. Aunque, con pesar, dice que está consciente de que los venezolanos desean que haya justicia y prisión contra los responsables de la destrucción del país y las muertes, advierte que “para lograr una salida, hay que ofrecer cosas”. Dio a conocer que él mismo planteó a un jefe de Estado la posibilidad de que su país acoja a un grupo del entorno de Nicolás Maduro, a él y sus familias, sin precisar el nombre del mandatario.
Ha recibido manifestaciones de desconfianza sobre el cumplimiento de una amnistía real por parte del sector del chavismo con el que conversa, pero adelanta que hay compromiso firme de cumplir.
“Lo único que se les puede ofrecer es una salida, pero no que se vayan a donde quieran, tienen que irse a un país donde vivirán libres y bien, pero no pueden meterse en política ni salir de ese país. Si salen pueden ser procesados por muchos delitos. Lo mejor y lo más sensato es tomar la medida de amnistía que se les está ofreciendo (…) Será como estar en prisión, pero estarían en un país donde se pueden mover. Además, se está proponiendo que todo aquel al que se le detecte la tenencia de más de medio millón de dólares en patrimonio y no pueda justificar eso, se le confisca”, explica.
Cree que el plan trazado en la Hoja de Ruta avanzará con o sin el apoyo de quienes son indispensables para que se concrete el cambio, según algunos.
“Los militares deben firmar el documento de salida, pero si no, la hoja de ruta es con ellos o sin ellos. Con ellos por las buenas, sin ellos es conflictivo y doloroso, va a sufrir mucha gente porque si hay un movimiento, incluso pequeño, habrá muertes y eso nadie lo quiere. No tienen salida”.
Hacia una transición firmada por todos
Comenzó a trabajar hace tres años en la creación de una Hoja de Ruta para resolver la crisis política en Venezuela porque sabía que no había diálogo posible entre quienes desean el cambio y un gobierno que haría todo por sostenerse en el poder. Los primeros días de octubre de 2018 ese documento estuvo listo para aglutinar la mayor articulación de esfuerzos por la recuperación de la democracia en Venezuela que se haya visto en años.
Su referencia fue la España después de Franco, cuando a la dictadura no le quedó más remedio que ir hacia la democracia y aclara su visión sobre la transición después de Maduro.
“Todo está destruido y hay que recuperar las instituciones. Para empezar, hay que cerrar la absurda Asamblea Nacional Constituyente, que es tan falsa que no han hecho nada en la Constitución; están ahí para usurpar los poderes y justificar al gobierno”, indicó, no sin antes advertir que a la Constitución deberán hacérsele verdaderas modificaciones para evitar un nuevo secuestro del Estado, como implementar la doble vuelta electoral, un período presidencial de 5 años y trasladar atribuciones de la presidencia al Parlamento para poner límites al poder.
La propuesta de Carlos Malo de Molina para el gobierno de transición es que esté conformado por una mayoría de oposición con representación de dos tercios en el gabinete de ministros y un tercio del chavismo-madurismo. Las decisiones se tomarán de forma colegiada, por votos; para “que no sea un presidente con todos los poderes, sino un presidente de transición”, que lleve a las elecciones en 9 a 12 meses.
Hoy confía en que la comunidad internacional, especialmente la Unión Europea, no comprará propuestas del chavismo de promover un supuesto cambio que deje el poder en manos de uno de ellos, como se ha filtrado sobre los planes del régimen de Maduro, pues sería un engaño.
Para el asesor, con experiencia de veinte años junto a José María Aznar, Danilo Medina y Martín Torrijos, la determinación de la oposición en Venezuela y sectores de la sociedad civil, como las iglesias, de lograr un acuerdo con esfuerzos sostenidos en torno al plan, ha sido la clave de los avances hacia el cambio.
“El esfuerzo que han hecho los políticos venezolanos, tan criticados en muchos aspectos, de ir todos juntos, una sola alternativa, con esa disciplina, es ejemplar y única en el mundo. Es de emocionarse”, dijo.
Todavía sigue elaborando documentos para definir los procesos que se pondrán en marcha en la transición. “Lo sensato es que tarde pocos meses, será rápido”, estimó sobre el tiempo que le queda a Maduro en el poder. Mientras tanto, insiste en que hay que defender la hoja de ruta “no hay que salirse de esto, hay que seguir la línea y no ceder”.
Aunque desea volver a Venezuela para involucrarse in situ en los pasos previos a la transición, sabe que su trabajo lo pone en riesgo; “no sé si ir o no, porque creo que me van a detener”.
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