MUCHO MÁS ALLÁ DE IDEOLOGÍAS
STALIN GONZALEZ
EL MUNDO
El pasado 23 de febrero el mundo vio cómo el régimen bárbaro e inhumano de Nicolás Maduro reprimió brutalmente, con la ayuda de grupos paramilitares, en la frontera venezolana. Pero también pudieron ver a millones de venezolanos luchando por la libertad, dispuestos a arriesgar sus vidas para salvar la posibilidad de salvar a otros y por convicción en el poder de la democracia. El presidente encargado Juan Guaidó ha regresado a Venezuela tras una exitosa gira por varios países de Latinoamérica en los que ha ratificado su compromiso con la restauración de la democracia en nuestro país y la confianza que tenemos en la diplomacia como instrumento para la resolución de controversias.
En Venezuela vivimos una dictadura. En innumerables ocasiones nos hemos topado con las peores manifestaciones de ella sufriendo la persecución y la cárcel por manifestarnos; o viendo cómo compatriotas mueren por falta de medicamentos o comida. La Ley se viola sistemáticamente y hay un sometimiento a los poderes públicos con el único propósito de mantenerse en el poder. Llevamos años enfrentándonos a este sistema, y es por eso que hoy los venezolanos ya hemos superado la ideología y el bipartidismo político, y nos unimos para rechazarlo y buscar su salida. Hoy levantamos nuestras voces, porque a todos los venezolanos nos urge la solución a esta crisis que nos ha hundido en la pobreza.
Los venezolanos tenemos una cultura de elecciones libres y universales desde 1948, esto es simplemente en lo que creemos y por lo que luchamos. Somos un país que llegó a ser la referencia democrática en la región, pero hoy, por las ansias de poder de un dictador, el Estado de derecho, las elecciones libres y el equilibrio de poderes han sido destruidos y sólo impera la ley de Maduro. Los venezolanos hemos aprendido que celebrar elecciones no es sinónimo de democracia. Tras el fraude electoral del 20 de mayo de 2018 entendimos que hay diferencias entre votar y elegir. Hoy podemos decirle con total claridad al mundo que nuestro pueblo necesita votar en elecciones libres: sin chantajes de voto por comida, con un árbitro electoral imparcial, sin amenazas de grupos paramilitares, y con observación internacional calificada. Sólo hay una salida de esta crisis humanitaria y política en mi país: elecciones libres y democráticas.
La oposición ha estado trabajando de manera diplomática y constitucional para garantizar el fin de forma pacífica y democrática de esta dictadura. Los comicios que queremos en nuestro país son los que garantizan la expresión libre de la voluntad popular. Una elección donde el ciudadano elija libremente la oferta de país que más le guste, en la que todos los partidos políticos puedan inscribir a sus candidatos, con acceso a los medios de comunicación, donde los más de tres millones de venezolanos regados por el mundo puedan votar, donde no se tenga temor a perder beneficios sociales por escoger una u otra opción política. Tal y como están las cosas hoy en Venezuela, esto no es posible. Maduro y su cúpula de Gobierno no pueden organizar esta elección. Esta es la razón por la que hablamos de un Gobierno de transición, porque existe la necesidad de construir las condiciones para la recuperación. Un Ejecutivo de transición que sentará las bases de la recuperación económica para superar la crisis alimentaria y de salud pública, pero que también garantizará que todos los venezolanos puedan participar en el proceso de refundación de las instituciones, sin distinción de ningún tipo.
Las elecciones libres son lo que más quieren los venezolanos. Hemos creado una ruta de tres pasos. Cada uno de los pasos depende del otro, y la libertad solo será posible si seguimos la ruta establecida. Creemos únicamente en la democracia, queremos votar en elecciones libres en las que todos podamos elegir el futuro de nuestra nación.
El primer paso del camino hacia la democracia es el cese de la usurpación. Maduro debe dejar de ocupar un puesto que no le pertenece. Es precisamente aquí donde la comunidad internacional está ayudando más, reconociendo a nuestro presidente interino Juan Guaidó e imponiendo sanciones a Maduro y su régimen, como una forma de obligarlos a salir del poder. Mientras tanto, estamos muy agradecidos por la ayuda humanitaria que hemos recibido y por el apoyo y la disposición de llevarlos a Venezuela.
Después de que Maduro cese en la usurpación del cargo de presidente, comenzará una nueva fase con un Gobierno de transición que deberá renovar las autoridades del Consejo Nacional Electoral, del Tribunal Supremo de Justicia, y de muchas otras organizaciones del Estado que hoy sólo responden al poder de Maduro y no están al servicio del pueblo. Es inútil celebrar una elección cuando el Tribunal Supremo la invalidaría al día siguiente. Es inútil celebrar una elección si la gran mayoría del país está sujeta a un control social perverso que les impide votar por la opción que prefieren. A través de un proceso de negociación, justicia y amnistías, podremos garantizar avances institucionales que nos permitan organizar unas elecciones libres en el corto plazo.
Venezuela cuenta con la comunidad internacional para ayudarnos a seguir la manera constitucional de encontrar nuestro camino de regreso a la democracia. No buscamos convencer por una u otra ideología política, sólo estamos buscando que los demócratas del mundo libre volteen la mirada a Venezuela, y despojados de sesgos de izquierdas o derecha y de simpatías partidistas, entiendan que lo que está en juego en mi país es la libertad, los derechos humanos y la vida de cientos de miles de venezolanos que hoy están sumidos en la miseria por un modelo político y económico que nos condena a todos. Se trata de la vida, es simple humanidad.
Creemos en la diplomacia, no en la intervención. Estamos muy agradecidos por todas las acciones tomadas por la comunidad internacional para ayudar al pueblo venezolano y apreciamos su disposición para ayudarnos a defender nuestros derechos y libertades. Pero, como lo describieron muchos en la última reunión del Grupo de Lima celebrada en Bogotá el pasado 25 de febrero, les pedimos que sigan aplicando sanciones y medidas necesarias al régimen de Maduro y continúen con su apoyo a la crisis humanitaria que enfrentamos. Y cuando finalmente llegue el día, los invitaremos a venir a supervisar las elecciones, a ser garantes de la transición pacífica y anhelada a la democracia
Nosotros, como venezolanos, no pedimos nada extraordinario, nada que no esté contemplado en nuestra Constitución. No estamos pidiendo nada distinto a lo que nuestros hermanos de México o Uruguay han reclamado cuando episodios así han vivido en sus países.
Nuestra bandera, nuestro reclamo, nuestra voz, nuestras acciones son para ser una Venezuela Libre.
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