LA CORTE DE LOS MILAGROS DE SAO PAULO
En el medievo parisino había un sector de la ciudad en el que
se juntaban malvivientes que en el día mendigaban por las calles simulando ante
el viandante ser tullidos, mancos o ciegos, pero que en la noche, por arte de
magia, se curaban, los paralíticos bailaban y los ciegos veían.
Estafadores, farsantes y pícaros de toda laya engrosaban este
contingente de seres humanos que no pocos escritores reflejaron en sus obras.
En la política, como sabemos, no han faltado personajes que
podríamos también clasificar como miembros conspicuos de una suerte de Corte de los milagros, por sus
semejanzas en cuanto al modo de actuar, en sus engaños y propuestas de carácter
social fantasiosas.
Se presentan éstos como representantes genuinos del pueblo y de
sus intereses, enemigos del capitalismo salvaje, del neoliberalismo. Se llenan
la boca hablando de utopías, de soberanía popular y de derechos humanos, pero
voltean hacia a otro lado cuando quienes cometen arbitrariedades y violan los
principios constitucionales, forman parte de su bando político-ideológico o son
los que pagan sus facturas.
Lo cierto es que estos campeones del populismo y la
demagogia, adalides de la revolución izquierdista mundial, al caer la noche,
cual pícaros de la Corte de los Milagros
medieval, se quitan el disfraz y se muestran tal como son: hipócritas y
embaucadores de la gente sencilla que no alcanza a ver la verdadera naturaleza
de ellos, obnubilados por el humo de una retórica quimérica y de promesas imposibles
de cumplir. Son los que se aprovechan de la ignorancia y la buena fe de la
gente sencilla, para obtener beneficios propios, robando los dineros públicos o
recibiendo las prebendas de los gobernantes amigos.
El Foro de Sao Paulo (FSP), sin duda, es una típica Corte de los Milagros, si nos atenemos a
los que allí se congregan; los más disímiles especímenes de la política
latinoamericana y más allá, que se han aprovechado del financiamiento de
presidentes como Lula Da Silva o Chávez, entre otros, para montar tinglados
como el que hoy tiene lugar en Caracas.
En 1990, el Partido de
los Trabajadores (PT) de Brasil fundó el FSP. Está conformado por partidos y
movimientos de izquierda radical, y su objetivo primigenio era debatir sobre el
escenario internacional después de la caída del Muro de Berlín. El papel que juegan los partidos comunistas y de
izquierda radical del continente en este Foro es determinante; todos son
miembros formales de él.
El PT brasileño, los Partidos Comunistas de Argentina, Cuba,
Chile Colombia, Bolivia, Perú y Uruguay, el PRD mexicano, las FARC, el Partido
de la Liberación dominicana y el PSUV, entre otros, y hasta organizaciones al
margen de la ley en sus países, son miembros del FSP; es decir, lo “mejor” de
cada casa.
El Secretario General de esta organización, el brasileño Valter Pomar,
reconoció en Mayo de 2011 en Managua, que el triunfo electoral de Hugo Chávez
en 1998 catapultó el potencial del FSP, y señaló que este último ha tenido dos
grandes momentos históricos: el primero fue el inicio de la “resistencia en contra del neoliberalismo” y
el segundo gran momento fue en 1998 con la elección de Hugo Chávez.
Este Foro ha servido de escenario para uniformar ópticas sobre variados
asuntos y también para la coordinación política de sus miembros, lo cual ha incidido
en las iniciativas y políticas que adelantan esas organizaciones en sus países
de origen.
Es una suerte de “internacional
comunista”, que repite, en el fondo, el mismo discurso anacrónico
marxista-leninista de hace más de 100 años.
Pero, sobre todo, la retórica de supuesta defensa de los DDHH que estas
organizaciones enarbolan, contrasta con su apoyo a un gobierno destructor de la
economía de un país (Venezuela), perpetrador de crímenes de lesa humanidad y
corrompido hasta los tuétanos como el venezolano. Un gobierno de “ciegos” y
“paralíticos”, que tienen sus cuentas millonarias en Andorra y otros paraísos
fiscales, y hablan de honestidad y pulcritud a la luz del día para en la
oscuridad gozar de lo estafado. Igual que los políticos brasileños que
recibieron las coimas de Odebrecht.
El chavismo es financista principal de la Corte de los milagros.
Los del Foro no solo comparten una ideología tóxica, se benefician también
de prebendas y dádivas provenientes de dinero mal habido, de los fondos
públicos obtenidos por prácticas corruptas.
Caracas es hoy punto de encuentro de los propagadores de una ideología
probadamente fracasada. Millones de dólares que debieron ser utilizados para
aliviar el hambre de un pueblo, son dilapidados por el gobierno chavista para
obsequiar y congraciarse con la izquierda comunista y gorrona de la región.
La Corte de los milagros de Sao Paulo en Caracas no tiene otro propósito
que el de apoyar a sátrapas autoritarios y corruptos del hemisferio.
Esta internacional funesta debe ser combatida sin descanso por los
demócratas del mundo.
EMILIO NOUEL V.
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