SENTADO SOBRE LAS BAYONETAS
CARLOS CANACHE MATA
El Libro Negro de la dictadura de Marcos
Pérez Jiménez relata y documenta las graves violaciones de los derechos humanos
en que incurrió, y la creación, al estilo nazi, de los campos de concentración
de Guasina y Sacupana. En el Prólogo del libro, Leonardo Ruiz Pineda escribió
que esa dictadura aplicó “torturas
individuales y colectivas que opacan en
refinamiento y sadismo las que signaron de horror el régimen de Juan Vicente
Gómez”. En los tiempos del gomecismo, se sometían a los presos políticos a la tortura de los grillos o del tortol y se
les enviaba a construir carreteras. De la dictadura de Nicolás Maduro podríamos
igualmente decir que está dejando atrás, en perversidad y cinismo, a la que
encabezó Pérez Jiménez, y que si Pedro Estrada estuviera vivo tendría mucho que
aprender de las prácticas que son pan de cada día en el SEBIN (Servicio Bolivariano
de Inteligencia Nacional) y en la DGCIM (Dirección General de
Contrainteligencia Militar). Hay dictaduras que se parecen mucho: son el mismo
perro con diferente collar.
El Informe que el pasado 5 de julio presentó
la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet,
ante el Consejo de Derechos Humanos de Ginebra, es un documento probatorio de
que Venezuela sufre ahora una de las peores dictaduras conocidas de la historia
latinoamericana. Allí se hace una radiografía de las severas restricciones que
afectan directa e indirectamente a todos los derechos humanos, es decir, los
derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Es una crisis,
para usar una frase de la Alta Comisionada, “que está arrasándolo todo”. Veamos algunos de sus señalamientos.
Se detienen, sin ningún fundamento legal, a
personas que simplemente estaban ejerciendo sus derechos humanos,
especialmente, el derecho a manifestar, la libertad de expresión, asociación y
reunión pacífica. El Informe sentencia: “En la mayoría de estos casos, se
sometió a las mujeres y los hombres detenidos a una o más formas de tortura o
trato o pena cruel, inhumana o degradante, como la aplicación de corriente
eléctrica, asfixia con bolsas de plástico, simulacros de ahogamiento, palizas,
violencias sexuales, privación de agua y comida, posturas forzadas y exposición
a temperaturas extremas. Las fuerzas de seguridad y los servicios de
inteligencia, especialmente el SEBIN y la DGCIM, recurrieron de manera habitual
a esas medidas para extraer información y confesiones, intimidar y sancionar a
las personas detenidas”. Estamos presenciando la institucionalización de la
tortura en el país. El Sebin tiene una cárcel subterránea, que en el argot
popular se ha bautizado como La Tumba, nombre que ya lo dice todo. La última y
más indignante mostración de lo descrito por Michelle Bachelet, son las
torturas a que fue sometido en la DGCIM
durante varios días, del 21 al 28 de junio, el capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo, que
falleció, a consecuencia de las mismas, el día 29. Las FAES (Fuerzas de
Acciones Especiales) son responsables de numerosas ejecuciones extrajudiiciales,
con la colaboración de la Guardia Nacional Revolucionaria y. de los llamados
“colectivos” armados para la represión más despiadada. Los cuerpos policiales
también ponen sus macabros granos de arena: la Policía del Táchira disparó más
de 50 perdigones sobre el rostro del adolescente de 16 años Rufo Chacón, que
manifestaba contra la falta del servicio de gas en esa entidad, ocasionándole la
pérdida total de la vista. Todo un aparato de seguridad muy competente que se deleita con la
violación del artículo 46 de la Constitución y de la Convención contra la
Tortura y otros Tratos o Penas Crueles , Inhumanos o Degradantes, ratificada
por Venezuela.
En la última encuesta de Datanálisis, Maduro apenas tiene un apoyo del 10,1% de los venezolanos.
Sólo se sostiene por el apoyo militar,
por estar sentado sobre las bayonetas, pese a que se ha dicho que éstas sirven
para todo, menos para sentarse sobre ellas. ¿Hasta cuándo seguirá Maduro en tan
incómoda postura? La ley de gravedad se cumple en el mundo físico, pero en el
mundo de la política no hay una ley de gravedad que permita predecir el momento
de la caída de un gobierno, dictatorial o no dictatorial. Pero sabemos también
que llega el día en que las bayonetas se bajan y dejan de ser sostén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario