viernes, 26 de marzo de 2021

Los neutros inmorales


          Naky Soto Parra


Ayer en el marco del desconsuelo que me produjo que Delcy Rodríguez y Nicolás negaran el ingreso de las vacunas por el mecanismo Covax, reté a los que acusan que el problema de este país es que “los venezolanos no nos ponemos de acuerdo”, a que escribieran su reacción, que dijeran algo sobre una decisión arbitraria que perjudica masivamente a una población en emergencia humanitaria. La decisión del poder no responde a un estudio científico que pueda contraponerse a los que ha presentado la Universidad de Oxford o la propia Organización Mundial de la Salud.

Los procuradores de acuerdos políticos, los papás de los helados del centro, de la neutralidad, de la objetividad, guardaron silencio, mientras el resto de las personas informadas reclamábamos esta barbaridad. Esta tarde se desplegaron en las redes con tres mensajes clave: 

- Señalar culpables es fácil, ergo, es una obviedad innecesaria.

- Ante la intransigencia injustificada del poder, lo mejor es complacer sus demandas (otras vacunas, acceso a dinero de cuentas congeladas, reconocimiento político, etc.), o darle más opciones.

- Admitir que la “culpa” es nuestra por no prever que patearía la mesa, y en consecuencia, por no tener opciones para complacerle.

Ya bajaron línea. Y son tan inelegantes, que ni siquiera se preocupan por ponderar lo que están copiando y pegando, por cambiar algún verbo o ponerle un emoji. 

Lo he dicho en los #EnSerio que hago con mi amado (y francamente equilibrado) esposo, son unos cínicos, y justo por desconocer los incentivos para ejercer con semejante constancia su cinismo, declaro que no respeto:

- Su voluntad de hacerle todo más fácil al poder.

- La demonización de la culpa, porque “polariza", salvo si puede enrostrársela a la oposición o repartirla entre la oposición y el poder a partes iguales.

- El desprecio por el raciocinio del resto, porque siempre producen mensajes para subnormales.

- Y el lenguaje “Cabaliere”, esa mezcla de new age con un optimismo sin asidero: “Si el Ejecutivo te escupe en la cara, agradece que tienes puesto el tapabocas y usa lo que te queda de agua para volver a empezar: lavarte es un escupitajo, te hace grande”.

El chavismo es culpable porque:

- No hace suficientes pruebas PCR, aún teniendo material donado para hacerlas.

- Por no hacer suficientes pruebas, no tiene manera de marcar la trazabilidad de los contagios, y muchísimo menos de detectar variantes entre los contagiados.

- Ni en pandemia han querido emitir un boletín epidemiológico.

- Un año después, no existe un plan único y masivo de vacunación, ni siquiera existe un presupuesto para realizarlo.

- Con las pocas dosis recibidas hasta ahora (700 mil en total), se privilegió al poder y no a los grupos prioritarios y por eso sigue muriendo personal de salud cada día.

- Y a pesar de todo esto, ¡rechazan vacunas necesarias!

La salud es un derecho humano, irrenunciable. Un Estado regularmente ausente, y apenas fallido sólo para castigar, es culpable de decisiones que perjudican a su población. Esta vez nos niega el acceso a la salud, a la necesaria inmunidad de rebaño de un país cuya mayoría es pobre, que está mal alimentada y justo por eso, es mucho más susceptible de contagiarse y al hacerlo, tener como única certeza que el sistema de salud también está destrozado.

Esto es una crisis humanitaria. Tuitear para tratar de eximir las culpas del chavismo es sencillo, lo complejo es vivir en este país bajo el yugo de quienes lo destrozaron. A cada vocero de esta vileza, a cada falso equilibrista que tiró la toalla ante la dictadura, a cada persona que le da más poder al poder: ¡el coño de tu madre!

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