LOS QUE NO SE OPONEN
MARI MONTES
LA GRAN ALDEA
Parece que fuese un exabrupto exigir que se cumpla la Constitución. Repiten que las sanciones son el origen de la hecatombe venezolana. Están dispuestos a ir a elecciones, sin condiciones. Tienen diputados en la Asamblea Nacional electa el 6 de diciembre pasado. Los acompañan los llamados “alacranes” que traicionaron a sus electores y defienden a personajes como Alex Saab, porque para ellos la corrupción es acomodaticia. La “oposición” que dice ser oposición está demasiado vista, y ya no engañan a nadie, ¿cierto?
Hay una “oposición” entre comillas que cada día dan más muestras de que su objetivo no es acabar con la dictadura. Es más, ni siquiera les gusta llamar “dictadura” al régimen de Nicolás Maduro.
La “oposición” que dice ser oposición, insiste en que, por ejemplo, Nicolás Maduro es presidente porque no votamos el 20 de mayo de 2018. Nos aseguran que esa elección se pudo ganar, pero que la abstención no permitió el triunfo de su candidato. Lo que dijeron los técnicos de la empresa que “organizó” ese proceso, no lo mencionan, parecen haber olvidado que ellos mismos hablaron de “fraude” y antes de eso, cómo desde el régimen se desconoció la elección de 2015 con el cuento del desacato, luego de despojar a los votantes de Amazonas de sus diputados.
Esa oposición no se pregunta por qué sus argumentos y propuestas no convencen a los electores. Lo que destaca de su accionar, es que dedican todo su tiempo, al menos el que pasan en las redes sociales, donde hacen su “trabajo político”, para atacar a la oposición representada en la Asamblea Nacional electa en 2015.
No se trata de que no haya críticas, se han cometido errores y es preciso señalarlos y exigir que se corrijan. Lo que levanta sospechas en sus motivaciones, es que al régimen no solo no le reclaman los atropellos que comenten a diario, sino que lo justifican culpando a las sanciones o de nuevo a la decisión de no aceptar elecciones sin condiciones.
Parece que fuese un exabrupto exigir que se cumpla la Constitución o que fuese opcional cumplirla. Solo la oposición que no son ellos deben respetarla.
Prefieren ignorar lo que sucedió con la elección de Andrés Velázquez en el estado Bolívar, en el proceso regional de 2017. No recuerdan que obligaron a los gobernadores electos a juramentarse ante un organismo ilegítimo como la Asamblea Nacional Constituyente y que les montaron unos “protectores” para gobernar en paralelo.
Es una oposición que no reclama que las vacunas contra el Covid-19 las estén usando con la discrecionalidad y abusos que los caracterizan. Nada dijeron porque las hayan puesto primero a los militares, a sus diputados y a quienes ellos decidieron, antes que al sector salud, tan expuesto y con un alto y doloroso número de bajas. Aún hay miles de la primera línea esperando ser inmunizados.
Repiten que las sanciones son el origen de la hecatombe venezolana.
Parece que olvidaron que la destrucción de la economía fue iniciada por Hugo Chávez. No se refieren a las expropiaciones, la confiscación de empresas productivas, a la corrupción o el abuso de poder. Mucho menos se les oye denunciar las violaciones a los Derechos Humanos. Hablan de los presos políticos cuando les conviene e ignoran el éxodo, que no para.
Están dispuestos a ir a elecciones, sin condiciones.
Ya participaron en las parlamentarias del 6 de diciembre y de nuevo culparon a la gente de esos resultados. No les gusta que les recuerden que fue violada la Constitución al ampliar el número de diputados, y otra cantidad de irregularidades que marcaron el proceso. Nada dicen de por qué tanta gente perdió la confianza en el sistema electoral y no quiere participar, a menos que haya garantías de que su voto será respetado y sirva para elegir y cambiar al gobierno, en paz. Los llaman “abstencionistas” para no apuntar a quienes han propiciado la desconfianza en el voto.
Se dicen oposición, mientras tratan las tropelías del régimen con tanta timidez, que no se les escucha; en cambio contra la oposición que reconocen 60 gobiernos democráticos y buena parte de los venezolanos, dentro y fuera, usan altavoces y defienden a quienes han sido parte del elenco que tiene al país padeciendo una tragedia.
También está la oposición que se hace pasar por oposición. Es esa que usurpó las directivas de los partidos. Tiene diputados en la Asamblea Nacional electa el 6 de diciembre pasado, que no es reconocida por la Unión Europea ni por Estados Unidos.
Son diputados que no ganaron sus curules con votos, se las dieron, en la cara de todos, sin guardar ninguna forma, buscando apariencia de pluralidad. Son los llamados “alacranes” quienes, desde que traicionaron a sus electores, no han parado de atacar a la oposición, y a los periodistas y medios que los han señalado en sustentados trabajos de investigación. Insultan, calumnian, amenazan y se expresan con tanta vulgaridad, que resulta incompresible que hayan sido dirigentes de los partidos que estafaron.
Son los que defienden a Alex Saab, para ellos, la corrupción está en el Gobierno interino, no apuntan al régimen, en eso coinciden con la otra “oposición” entre comillas, que no se opone.
Lo bueno es que están demasiado vistos, y ya no engañan a nadie.
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