viernes, 3 de julio de 2015


LA VENGANZA DEL ALCA

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       Emilio Nouel V.
 
Desde hace unos cuantos años, cada vez que comentaba con mis alumnos el fallido Tratado de Libre Comercio hemisférico conocido por sus siglas ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas), siempre les decía que el día en que EEUU y Brasil dejaran atrás sus desencuentros y se pusieran de acuerdo, aquel reviviría y con mayores bríos, por supuesto, a partir de otras condiciones.
Por lo que estamos viendo en estos días, mi “profecía” parece que no estaba mal encaminada.
El encuentro Obama-Roussef es una evidencia clara de que las cargas comienzan a enderezarse, sobre todo, porque se juntan dos necesidades de naturaleza diversa.
Desde que Lula, Kirchner, Chávez y otros decidieron torpedear las negociaciones que conducirían al establecimiento del ALCA, los países más responsables, ni cortos ni perezosos, firmaron su “alquita” por separado con el “Imperio”.
Chile, Perú, Colombia, CentroAmérica y otros, suscribieron TLCs con EEUU, evitando así que más tarde el “ticket de entrada” al mercado norteamericano no les fuera a salir más caro.
Pues bien, el distanciamiento entre brasileños y norteamericanos comienza a llegar a su fin.
El estancamiento y división en Mercosur, la ralentización de los BRICS y la complicada situación político-económica (contracción económica, moneda devaluada) a lo interno de Brasil, empuja a este último a buscar salidas que lo coloquen mejor en las corrientes comerciales que se van imponiendo en el planeta. Lo ha declarado la Rousseff: Brasil debe integrarse, especialmente, en regiones con mayor dinamismo".

Hacia el Pacífico se inclina EEUU con una iniciativa poderosa, el Acuerdo Transpacífico, a lo que se suma, el del Atlántico, en negociación también con Europa.  Colombia, Chile, México, Perú, Costa Rica y otros andan en la misma onda.
Las alianzas económico-comerciales regionales no pueden desligarse de las que están en marcha en el planeta entero. Dinámicas propias, autónomas, regionales, no tienen cabida, son impensables.
Ante esta tendencia, Brasil no puede quedar al margen, de allí que entenderse con EEUU y abrirse a aquellas dinámicas sea una prioridad en la actualidad, no sólo por su vocación de liderazgo en Suramérica y más allá, sino también por sus necesidades materiales.
Una cosa, a mi juicio, ya se muestra clara. Mercosur, proyecto muy caro para Brasil,  tal y como está ahora, con rebrotes de proteccionismo, cerrado ante aquellos desarrollos en curso,  está condenado a la decadencia definitiva. Hará falta un viraje sustantivo para que salga del letargo. En su cerrazón ideológica, los gobiernos de Argentina y Venezuela no lo permiten, se han vuelto un lastre para sus socios. Uruguay y Paraguay desean la apertura hacia otros caminos.

El ALCA no estaba enterrado, como algunos creyeron. Vuelve por sus fueros. Fue un error paralizar sus negociaciones, las cuales iban bien enrumbadas.
El boom 2003-2013 de las materias primas latinoamericanas llegó a su fin, y según los especialistas, muchos asuntos que debimos asumir con determinación y vigor, no los enfrentamos. No hemos hecho los deberes como debería ser, en materia de reformas en productividad, competitividad, aumento de valor agregado, capital humano, innovación y entorno institucional.  
El fallido ALCA apuntaba a tratar en términos de bloque hemisférico esas materias.

No es tarde aun para retomar ese sendero. Obviamente, otras son las circunstancias y las exigencias.
Quizás Brasil, por su tamaño y significación geopolítica, pueda convertirse en factor clave de retorno a una visión más pragmática de estos asuntos económico-comerciales en América.  
El viaje a EEUU es un síntoma auspicioso.
Resulta lastimoso que Venezuela se haya convertido en estos asuntos, en un cero a la izquierda, en la irrelevancia.   

Emilio Nouel V.   

@ENouelV

emilio.nouel@gmail.com

 

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