martes, 7 de mayo de 2019


FAN: LA PROCESIÓN VA POR DENTRO

CARLOS CANACHE MATA
En el área militar, ya Nicolás Maduro no tiene la sartén por el mango. Así lo revelan los sucesos habidos entre el 30 de abril y el 2 de mayo. Un alud de informaciones provenientes de fuentes nacionales e internacionales cubre con un manto de veracidad la percepción, ya generalizada, de que  quienes han sido altos soportes militares de la dictadura que él encabeza habían pactado su salida del poder. Es prácticamenter improbable que analistas políticos nacionales e internacionales, gobernantes y funcionarios de varios países  y los medios de comunicación se hayan equivocado cuando afirman que hubo negociaciones y compromisos, no honrados a última hora, entre jerarcas militares de alto coturno (se coló también el presidente del TSJ)  y representantes de la oposición, con la participación nada menos que de Estados Unidos. Hasta se habla de un documento en físico contentivo de 15 puntos, en uno de los cuales Estados Unidos convenía, a cambio, descartar las sanciones económicas contra integrantes del sector militar por ser partícipes en la violación de Derechos Humanos.

    Lo arriba señalado explicaría la ausencia de controles  militares en las vías  de la ciudad, facilitándose  que la caravana con el presidente interino Juan Guaidó y el liberado Leopoldo López se desplasace tranquilamente por las calles de Caracas hasta llegar frente a la Base Aérea de La Carlota y posteriormente a la Plaza Altamira. Un periodista del The New York Times se extrañaba de que “no hay soldados en la principal autopista, los soldados no se están uniendo a la protesta, pero tampoco la reprimen, es la misma actitud de espera de la Fuerza Armada que estoy escuchando de otras partes del país”. Coincide con la analista Sebastiana Barráez, experta en el tema militar, quien anotó que “lo sorprendente para opositores y aliados al Gobierno es que tampoco ocurrió la lógica reacción que debió haber por parte de la Fuerza Armada ante la magnitud de un hecho que pudo significar el derrocamiento de Nicolás Maduro”

   Por su parte, Nicolás Maduro guardaba un silencio de 10 horas a pesar de la gravedad de los acontecimientos y fue a las 9 de la noche cuando apareció en escena a través de una cadena nacional de radio y televisión  para repetir la letanía de que era un levantamiento promovido por un grupo de la oposición “de la ultraderecha venezolana, la oligarquía colombiana y el imperialismo estadounidense”. Desde donde estaba resguardado ordenó el mismo martes 30 de abril, para impedir la información de lo que pasaba, sacar del aire la radioemisora RCR 750 AM, pionera de la radiodifusión venezolana con 89 años de transmisión contínua, al igual que varios canales de noticias Internacionales (CNN, canal 706; y la BBC, canal 768), restringiendo, además, varios servicios de Internet. A eso se suma que cuerpos de seguridad  y los grupos paramilitares llamados “colectivos” reprimieron a la ciudadanía dejando, desde el 30 de abril al 2 de mayo, el lamentable saldo de 5 fallecimientos, 300 heridos y 273 arrestos, según registro del Foro Penal Venezolano.

   Desde Fuerte Tiuna, Maduro dijo el pasado jueves 2 de mayo, en cadena nacional, que contaba con el respaldo “total” de los militares y exhortó  a los integrantes de la FAN  a permanecer “unidos, cohesionados y subordinados”. La verdad  es otra. La dictadura sale debilitada de los sucesos del 30 de abril, el piso se le mueve en la FAN y ya no hay confianza, en doble vía, entre el dictador-usurpador y su alto entorno militar más cercano.

   La Semana Santa pasó, pero en la FAN la procesión va por dentro. La dictadura todavía respira, aunque muy pronto los venezolanos se preguntarán por quién doblan las campanas.

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