FAN: LA PROCESIÓN VA POR DENTRO
CARLOS CANACHE MATA
En el área militar, ya Nicolás Maduro no
tiene la sartén por el mango. Así lo revelan los sucesos habidos entre el 30 de
abril y el 2 de mayo. Un alud de informaciones provenientes de fuentes
nacionales e internacionales cubre con un manto de veracidad la percepción, ya
generalizada, de que quienes han sido
altos soportes militares de la dictadura que él encabeza habían pactado su
salida del poder. Es prácticamenter improbable que analistas políticos
nacionales e internacionales, gobernantes y funcionarios de varios países y los medios de comunicación se hayan
equivocado cuando afirman que hubo negociaciones y compromisos, no honrados a
última hora, entre jerarcas militares de alto coturno (se coló también el
presidente del TSJ) y representantes de
la oposición, con la participación nada menos que de Estados Unidos. Hasta se
habla de un documento en físico contentivo de 15 puntos, en uno de los cuales
Estados Unidos convenía, a cambio, descartar las sanciones económicas contra
integrantes del sector militar por ser partícipes en la violación de Derechos
Humanos.
Lo arriba señalado explicaría la ausencia
de controles militares en las vías de la ciudad, facilitándose que la caravana con el presidente interino
Juan Guaidó y el liberado Leopoldo López se desplasace tranquilamente por las
calles de Caracas hasta llegar frente a la Base Aérea de La Carlota y
posteriormente a la Plaza Altamira. Un periodista del The New York Times se
extrañaba de que “no hay soldados en la principal autopista, los soldados no se
están uniendo a la protesta, pero tampoco la reprimen, es la misma actitud de
espera de la Fuerza Armada que estoy escuchando de otras partes del país”. Coincide
con la analista Sebastiana Barráez, experta en el tema militar, quien anotó que
“lo sorprendente para opositores y aliados al Gobierno es que tampoco ocurrió la
lógica reacción que debió haber por parte de la Fuerza Armada ante la magnitud
de un hecho que pudo significar el derrocamiento de Nicolás Maduro”
Por su parte, Nicolás Maduro guardaba un
silencio de 10 horas a pesar de la gravedad de los acontecimientos y fue a las
9 de la noche cuando apareció en escena a través de una cadena nacional de
radio y televisión para repetir la
letanía de que era un levantamiento promovido por un grupo de la oposición “de
la ultraderecha venezolana, la oligarquía colombiana y el imperialismo
estadounidense”. Desde donde estaba resguardado ordenó el mismo martes 30 de
abril, para impedir la información de lo que pasaba, sacar del aire la
radioemisora RCR 750 AM, pionera de la radiodifusión venezolana con 89 años de
transmisión contínua, al igual que varios canales de noticias Internacionales
(CNN, canal 706; y la BBC, canal 768), restringiendo, además, varios servicios
de Internet. A eso se suma que cuerpos de seguridad y los grupos paramilitares llamados
“colectivos” reprimieron a la ciudadanía dejando, desde el 30 de abril al 2 de
mayo, el lamentable saldo de 5 fallecimientos, 300 heridos y 273 arrestos,
según registro del Foro Penal Venezolano.
Desde Fuerte Tiuna, Maduro dijo el pasado
jueves 2 de mayo, en cadena nacional, que contaba con el respaldo “total” de
los militares y exhortó a los
integrantes de la FAN a permanecer
“unidos, cohesionados y subordinados”. La verdad es otra. La dictadura sale debilitada de los
sucesos del 30 de abril, el piso se le mueve en la FAN y ya no hay confianza,
en doble vía, entre el dictador-usurpador y su alto entorno militar más
cercano.
La Semana Santa pasó, pero en la FAN la
procesión va por dentro. La dictadura todavía respira, aunque muy pronto los
venezolanos se preguntarán por quién doblan las campanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario