miércoles, 1 de mayo de 2019

Venezuela: “Queremos seguir en la calle para luchar por la democracia”


El País

Caracas amaneció con los corneteos de los coches, gritos y cacerolazos. Desde temprano, sin mucha información de lo que está ocurriendo, miles de personas se movilizaron hacia la base militar de La Carlota. Ante la falta de transporte, se vieron grupos con banderas caminando por las autopistas que luego se concentraron frente a la instalación militar, una enorme explanada ubicada en el centro de la ciudad cruzada por la principal autopista y el río Guaire. Allí estaban desde las seis menos cuarto de la mañana (hora local) los opositores Juan Guaidó con Leopoldo López, diputados de la Asamblea Nacional y otros dirigentes políticos.
El enorme grupo que se acercó desde el sureste caminando fue bloqueado por la lluvia de gases lacrimógenos lanzados desde la base militar, a la que algunos respondieron con piedras. Tras horas de refriega, en la que resultaron heridas varias personas, fue derribado un trozo de unos 300 metros de la cerca de La Carlota y se incendió el techo de un galpón. Parte de la multitud comenzó a replegarse sin poder entrar al aeropuerto militar y sin saber qué hacer y a dónde ir. Algunos se quedaron en los alrededores esperando información, otros intentaron llegar hasta Altamira bordeando el extremo de la base militar, por los puentes sobre el Guaire. Algunos de estos puntos estaban custodiados.
“Me desperté y tenía un mensaje que decía que Guaidó estaba hablando. Verifiqué en Twitter y me vine caminando. Creo que debemos esperar, porque en la calle no podemos saber lo que está pasando, no hay señal. Debe haber una estrategia, deben estar sumando más personas. Cuando salí esta mañana sabía que o podíamos ir adelante con esto o quizás retroceder un poco”, dijo Isaac De Castro, director de teatro de 33 años, que se regresaba sin haber logrado cruzar hasta Altamira a donde se movieron los líderes de la oposición y la mayoría de los manifestantes, que al mediodía intentaban marchar hacia el oeste de la ciudad.
Alexis Ramos, profesor universitario de 76 años, se acercó a los puentes cercanos a La Carlota para mirar lo que ocurría más allá de lo único claro hasta ese momento: aire picante y mucho humo de los gases usados para reprimir a los manifestantes. “Estamos en incertidumbre, no sabemos el resultado de esto. Se supone que eso obedece a un plan. Pero hasta el momento no sabemos. Esto obviamente crea expectativas de lograr el cese de la usurpación, pero Guaidó siempre habla de esto es un proceso que no tendrá un desenlace en el corto plazo. Pero acá lo único que sostiene al gobierno de Maduro es el alto militar y Cuba”, comentó. “Es que la gente es muy negativa, salir de esta gente no es fácil”, agregó angustiada su esposa Dianora Cisneros, con la bandera de Venezuela colocada como capa.
Las manifestaciones se adelantaron de sopetón, Guaidó y López instaron a la población a acompañarlos en las calles. Las fuerzas chavistas siguieron el mismo curso, convocaron a sus seguidores, incluyendo los milicianos, a ocupar los alrededores del Palacio de Miraflores. Pero Nicolás Maduro no se presentó ante sus leales. Sus aliados, guiados por Diosdado Cabello, el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, se instalaron en una tarima del palacio presidencial para defender al bastión del poder en Caracas. “No queremos lloriqueos, que cada quien asuma su responsabilidad que nosotros asumiremos la nuestra”, alertó el número dos del oficialismo.
El reto del gobierno de Maduro fue demostrar el control sobre las instituciones, especialmente de la Fuerza Armada Bolivariana. Los militares, con tanques y fusiles, se desplegaron en algunos barrios del oeste de la ciudad. Karina Merchán, una administradora que salió a manifestar su apoyo a Guaidó, relató que una cortina de gases lacrimógenos cubrió los alrededores de la base aérea, donde inicialmente se concentró la dirigencia de la oposición. “Nos cayó una lluvia de bombas lacrimógenas, por esos nos movilizamos. Queremos permanecer en la calle para luchar por la democracia”, contó. En el este de Caracas se produjeron refriegas con gases lacrimógenos y hasta disparos de bala. En distintas clínicas de la ciudad se reportó el ingreso de algunos heridos producto de la revuelta, según médicos.
El bloqueo informativo se acentuó en Internet. El canal de YouTube fue censurado, mientras redes sociales como Twitter y Facebook no funcionaron con normalidad desde la plataforma de la compañía gubernamental CANTV. La Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), rector de las comunicaciones en Venezuela, censuró a la emisora Radio Caracas Radio que informaba en directo de los acontecimientos, según el Sindicato de Prensa.

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