jueves, 19 de septiembre de 2019

EL REZO DE LOS PECADORES


Alexis Rojas

Tengo la impresión de que el régimen y sus aliados sobrevenidos cayeron en su propia trampa con el acuerdo adoptado el pasado lunes, quizás porque en el apresuramiento por lanzar el pote de humo ni siquiera reflexionaron en las consecuencias de su acción. Unos y otros en el mismo redil. Dime con quién andas y te diré quién eres.
Lo primero que debemos decir es que la decisión del PSUV de devolverse a la Asamblea Naciónal confirma la legalidad del Parlamento desde que fue electo por catorce millones de ciudadanos en diciembre de 2015. Esa legalidad nunca la ha perdido pese a las sentencias de un tal Tribunal Supremo no reconocido como tal más que por el chavismo que lo eligió entre sus sumisos correligionarios. Y al confirmar los mismos chavistas que la AN actúa en legalidad, hacen nugatorios sus propios acuerdos, firmados sin la anuencia del Poder Legislativo, entre ellos los convenios que le cedieron a la empresa rusa Rosnef la explotación del gas patrio, y, sobre todo, las deudas contraídas con Rusia y China. Ni más ni menos.
Otra cosa que se desvela una vez más es la entrega del Poder Judicial al régimen, que ni siquiera guarda las formas: el acuerdo contemplaba la liberación de algunos presos políticos y ya fue liberado Edgar Zambrano, así, sin más preámbulos, el gobierno ordena y los jueces acatan como borregos.
¿En serio cree Maduro que los dirigentes de los países democráticos del mundo pueden comprar una grosería como esa? ¿Que un presidente pueda decidir quién entra y quién sale de la cárcel a su libre albedrío y que ellos se van a tragar eso? ¡Dios mío! ¿No hay nadie que pudiera decirle, Chamo eso no se debe hacer?  Lo peor es que al día siguiente Maduro se ufanaba de que Venezuela tiene una "democracia sólida", en unas declaraciones a Folha
 de Sao Paulo, al "desmentir" el informe de la alta comisionada para los derechos humanos Michelle Bachelet que se explaya en las denuncias sobre eso, precisamente, la dependencia judicial del régimen, y la forma tan soez como este viola los derechos de los venezolanos, cosa que en este momento solo ocurre en muy pocos países del mundo.
El tinglado de los muy minoritarios "dirigentes" con el gobierno no ha servido para otra cosa que para demostrar la catadura de algunos de ellos, ya no de Claudio Fermin y Felipe Mujica, porque eso es de vieja data, sino del propio Henry Falcón, quien en junio del año pasado denunció haber sido victima de un fraude por el propio Maduro en el remedo de elecciones presidenciales para las cuales se prestó en contra de la opinión inmensamente mayoritaria del pueblo venezolano. ¿Y cómo, por el amor de Dios, vas a firmar un acuerdo con el mismo tipo a quien denunciaste? ¡Joder macho!, ¿con qué se come eso?
Ese acuerdo solo ha servido hasta ahora para apuntalar a Guaidó, a quien las fracciones parlamentarias acordaron respaldar como presidente de la AN hasta que cese la usurpación. Y en este sentido, Maria Corina Machado tendrá que decidir si sigue apartada del grupo o se une a ellos para hacer un frente común contra el régimen, que es lo que está pidiendo el país de una vez por todas, pues en este momento tan crucial el que insista en dividir a los factores democráticos será ahogado por la marea del pueblo, como ocurre ya con quienes firmaron el apócrifo acuerdo del lunes, cosa de la cual se dio cuenta Eduardo Fernández al apresurarse a desmentir que hubiese tenido algo que ver con eso. Ah, y lo que viene por ahí son las medidas de los Estados Unidos contra ellos, solicitadas ya por el senador Marco Rubio.
En las declaraciones in comento al periódico brasileño, Maduro termina diciendo que es un hombre de paz, no de guerra, a pesar de haber mandado tres mil soldados a la frontera con Colombia para una guerra imaginaria.
--Soy - dice - cristiano convencido y practicante de oración y acción.
Hay que decir dos cosas de esta frase. Primero, un comunista marxista no puede ser cristiano y mucho menos bolivariano, porque Marx despotricó como le dio la gana de Dios y de Bolívar, cosa que analizaremos en otra columna. Y, segundo, que Maduro es un convencido de una falacia en la que creen sólo aquellos que se burlan de Dios: el que peca y reza, empata.
¡Qué vaina!, ¿no?

Alexis Rosas
(Miércoles 18-09-19)

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