COLLAGE SOBRE
RÓMULO BETANCOURT
CARLOS CANACHE MATA
Guillermo Morón,
en su “Historia de Venezuela” (2011, Los Libros de El Nacional), página 288,
dice: “Carlos Canache Mata, antiguo dirigente de Acción Democrática (AD), ha
publicado numerosos artículos sobre su jefe e ídolo político; acostumbraba
escribir uno con motivo del cumpleaños de don Rómulo”. Y reproduce de seguidas
un párrafo del que publiqué en El Nacional el 25 de febrero de 1965. He escrito
mucho, efectivamente, sobre el gran líder y sobre AD, el partido en el que
milito, en el contexto de variados análisis referentes al acontecer político
nacional. El pasado 22 de febrero se cumplieron 112 años del nacimiento de
Betancourt, y escribo de nuevo, tratando en lo posible de no ser repetitivo, sobre
él, confirmando lo que apuntaba el citado y distinguido historiador.
El mismo año en que nace el fundador de AD,
1908, asciende al poder Juan Vicente Gómez. El historiador Manuel Caballero,
quien considera que “Rómulo Betancourt es, junto a Juan Vicente Gómez, el
hombre de poder más grande del siglo XX”, ha escrito que “se puede decir que,
vitalmente, Rómulo Betancourt está relacionado con el gomecismo desde su
nacimiento hasta que, al cumplir los 20 años, la meta de su vida sea
combatirlo, liquidarlo; hacer todo cuanto su férrea voluntad imponga para que
su propia historia sea el reverso de la biografía del tirano; para que la vida
suya sea la vida del anti-Gómez”. Ese combate antigomecista tiene dos etapas,
como lo señalan el sacerdote jesuita Arturo Sosa Abascal y Eloi Lengrand en su
libro “Del garibaldismo estudiantil a la izquierda criolla”: “la del
garibaldismo estudiantil que abarca desde 1928 hasta finales de 1930 y el
proceso de surgimiento de un proyecto político de ‘izquierda criolla’ desde comienzos
de 1931 hasta finales de 1935”. La vía
garibaldina propugnaba la acción armada, incluyendo movimientos guerrilleros,
para el derrocamiento de Gómez (el joven Betancourt, de 20 años de edad, había
participado en la rebelión militar del 7 de abri de 1928); la otra vía era el
proyecto de movilización de las masas a través de organizaciones políticas.
En el año 1929 fracasaron varios alzamientos,
el más importante fue la invasión del Falke, liderada por el general Román
Delgado Chalbaud (a la que Betancourt se iba a unir, pero se lo impidió el
naufragio de la goleta ‘La Gisela’ en aguas dominicanas). Esos intentos armados
fallidos, más la ampliación de su formación ideológica y su paso militante por
el Partido Comunista de Costa Rica, inclinan a Betancourt a mutar, en la
resistencia antigomecista, del garibaldismo a la etapa de la organización
popular en un partido político. A la cabeza de unos cuantos compañeros
exiliados, redacta, en marzo de 1931, el famoso Plan de Barranquilla en el que
se hace una radiografía de la realidad nacional de entonces: “Caudillismo y
latifundismo son y han sido, en lo interior, los dos términos de nuestra
ecuación política y social…entre el capitalismo extranjero y la casta
latifundista-caudillista criolla ha habido una alianza tácita en toda época…la
Standard Oil, la Royal Dutch, el Royal Bank, cuatro o cinco compañías más con
capitales integrados en su totalidad en dólares o libras esterlinas, controlan
casi toda la economía nacional…precisados en el orden interno y en las
relaciones internacionales los factores determinantes de la situación
venezolana hemos suscrito un programa mínimo de acción política y social con
vistas a esos factores…los que suscriben este Plan se comprometen a luchar por
las reivindicaciones en él sustentadas y a ingresar como militantes activos en
el partido político que se organizará dentro del país sobre sus bases”. Con el
Plan de Barranquilla surgió la Agrupación Revolucionaria de Izquierda (ARDI),
antecedente de lo que después serían el Partido Democrático Nacional (PDN) y
Acción Democrática (AD). Sobre el Plan, escribió Mariamo Picón Salas que
“quizás con un poco de tropicalismo he llegado a pensar que ese ‘Plan de
Barranquilla’, pudiera ser en la nueva revolución de independencia de Venezuela
uno como nuevo Mensaje de Cartagena o una nueva Carta de Jamaica”.
En enero de 1932, Betancourt publica su
folleto “Con quién estamos y contra quién estamos”, en el que ratifica “la
concepción multitudinaria de la política, la política de masas” y declara que
“somos, necesariamente, vehementes convencidos de la urgencia en que estamos en
Venezuela de disciplinar fuerzas, hoy anarquizadas, dentro del molde riguroso
de la ideología y de la táctica partidista”, a la vez que sostenía que la lucha
tenía que ser no sólo contra la dictadura política de Gómez, sino también contra “su base social, la alianza
capitalista-caudillista”. En consecuencia, “contra ellos estamos y estaremos”.
En la columna de la próxima semana,
continuaremos con este análisis.
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