Un gobierno sin pueblo
Eduardo Fernandez
Tenemos un gobierno sin pueblo y un pueblo sin gobierno. En estas circunstancias lo aconsejable sería celebrar una consulta urgente al soberano. Una consulta al pueblo que es el depositario de la soberanía nacional.
La semana pasada hice una breve relación acerca de la responsabilidad de los gobiernos de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro en la tragedia que estamos viviendo los venezolanos. Hablé de los veinte años que han transcurrido bajo el imperio del llamado “socialismo del siglo XXI”. Un desastre sin parangón. Hoy quiero referirme a la responsabilidad que tiene el señor Nicolás Maduro y sus colaboradores en el presente y en el futuro inmediato de Venezuela y de los venezolanos. Es inconmensurable el sufrimiento acumulado por la familia venezolana en estos primeros veinte años del siglo XXI. Ese sufrimiento podría ser todavía mayor en los próximos años. Todo depende de la voluntad política de quienes dirigen al gobierno.
Si estuviéramos en un régimen parlamentario, hace tiempo que el gobierno habría perdido la confianza del parlamento y habría sido sustituido por un nuevo gobierno. Así ocurrió por ejemplo en el caso del señor David Cameron en la Gran Bretaña cuando perdió el referéndum del Brexit. Al día siguiente renunció y al día siguiente fue sustituido por un nuevo gobierno sin que hubiera ningún trauma institucional.
Lo mismo ocurrió en España recientemente. El señor Mariano Rajoy perdió la confianza de la mayoría parlamentaria. Ese mismo día renunció a la presidencia del gobierno y al día siguiente se estrenaba un nuevo gobierno encabezado por el señor Pedro Sánchez.
En Venezuela no tenemos un régimen parlamentario sino un sistema presidencial. Es el pueblo y no el parlamento el que concede o retira su confianza. El gobierno, dura seis años en conformidad con la Constitución Nacional.
Es evidente, sin embargo, que el gobierno ha perdido la confianza de la mayoría de los venezolanos. De eso da fe el consenso unánime de todas las investigaciones de opinión pública que merecen alguna credibilidad.
Tenemos un gobierno sin pueblo y un pueblo sin gobierno. En estas circunstancias lo aconsejable sería celebrar una consulta urgente al soberano. Una consulta al pueblo que es el depositario de la soberanía nacional. Que el pueblo se exprese libre y soberanamente y con sus votos elija un nuevo Presidente y un nuevo gobierno.
Ese acuerdo le ahorraría al país una enorme cantidad de sufrimientos y de angustias y permitiría resolver de la manera más democrática y más respetuosa de la voluntad popular la crisis política que nos aflige.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
Si estuviéramos en un régimen parlamentario, hace tiempo que el gobierno habría perdido la confianza del parlamento y habría sido sustituido por un nuevo gobierno. Así ocurrió por ejemplo en el caso del señor David Cameron en la Gran Bretaña cuando perdió el referéndum del Brexit. Al día siguiente renunció y al día siguiente fue sustituido por un nuevo gobierno sin que hubiera ningún trauma institucional.
Lo mismo ocurrió en España recientemente. El señor Mariano Rajoy perdió la confianza de la mayoría parlamentaria. Ese mismo día renunció a la presidencia del gobierno y al día siguiente se estrenaba un nuevo gobierno encabezado por el señor Pedro Sánchez.
En Venezuela no tenemos un régimen parlamentario sino un sistema presidencial. Es el pueblo y no el parlamento el que concede o retira su confianza. El gobierno, dura seis años en conformidad con la Constitución Nacional.
Es evidente, sin embargo, que el gobierno ha perdido la confianza de la mayoría de los venezolanos. De eso da fe el consenso unánime de todas las investigaciones de opinión pública que merecen alguna credibilidad.
Tenemos un gobierno sin pueblo y un pueblo sin gobierno. En estas circunstancias lo aconsejable sería celebrar una consulta urgente al soberano. Una consulta al pueblo que es el depositario de la soberanía nacional. Que el pueblo se exprese libre y soberanamente y con sus votos elija un nuevo Presidente y un nuevo gobierno.
Ese acuerdo le ahorraría al país una enorme cantidad de sufrimientos y de angustias y permitiría resolver de la manera más democrática y más respetuosa de la voluntad popular la crisis política que nos aflige.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
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