COLLAGE sobre RÓMULO BETANCOURT (LX)
(Gobierno Constitucional –XXII-)
Carlos Canache Mata
Descubierto
botín de guerra en Paraguaná. El 2 de
noviembre de 1963, la Guardia Nacional y autoridades civiles descubrieron
enterrado en la playa, cerca de Punta Macolla, Paraguaná, un botín de guerra
que incluía, en el cuantioso lote de armas capturado, morteros, lanzallamas,
ametralladoras, fusiles FAL, lanzacohetes, revólveres y gran cantidad de proyectiles para todas esas
armas. En “El Universal” del día 4 de noviembre, el INNAC informa que fuentes
oficiales consultadas al respecto
manifestaron que el armamento había sido desembarcado de una nave
extranjera “con el propósito de entorpecer el proceso electoral” (1).
Antonio
García Ponce -que, a diferencia de su
hermano Guillermo, se fue “deslastrando” de las ideas del marxismo-leninismo- publicó en el año 2010 su libro “Sangre,
Locura y Fantasía, la guerrilla de los sesenta”, donde, al comentar el hallazgo del armamento,
dice (página 80): “Las autoridades acusaron de inmediato al gobierno cubano de
ser el autor del envío, destinado a redoblar las acciones armadas con vistas a
las próximas elecciones, para las cuales el comando supremo de las FALN había
llamado a boicotearlas mediante una abstención militante. Además de las
evidencias acerca del origen de las armas encontradas en Macama, también los
cuerpos de seguridad venezolanos habían obtenido algún tipo de documentación
clandestina donde se exponían los lineamientos generales del llamado ‘Plan Caracas’, un conjunto de
operaciones encargadas a las UTC de la capital que consistía en bloquear los
accesos carreteros a Caracas, inutilizar el aeropuerto de La Carlota, hostigar
diversos centro de votación y crear la suficiente agitación y neutralización o
eliminación de la reacción de las fuerzas armadas, policiales y de seguridad, a
fin de impedir el acto electoral”.
El
Gobierno Nacional, por órgano de los Ministerios de Relaciones Exteriores y de
Defensa anunció
–prensa del 20 de noviembre- que
“las armas de guerra encontradas a principios de mes en las costas occidentales
de la Península de Paraguaná, en el Estado Falcón, son de procedencia cubana y
al efecto inició la acción necesaria ante los Organismos Internacionales, de
acuerdo con los Tratados multilaterales de los cuales Venezuela es signataria”
(2). El Presidente Betancourt, el 29 de noviembre, en entrevista ante más de un
centenar de periodistas extranjeros que habían llegado a Venezuela para seguir
el curso de las elecciones del 1° de diciembre, se refirió al armamento hallado, así: “Ustedes pudieron constatar ayer como fue recientemente incautado un equipo
bélico de cierta magnitud y como quedó perfectamente comprobado que esas armas
son procedentes de Cuba: lanzacohetes, cañones de tiro sin retroceso, fusiles
automáticos, ametralladoras punto 50, transportadas clandestinamente de Cuba a
Venezuela. Nuestro Gobierno y sus Fuerzas Armadas que están alertas y
vigilantes, han redoblado el control aero-naval de las costas del país, y se va
a presentar ante la Organización de Estados Americanos una demostración de que
se está incumpliendo el Tratado de Asistencia Recíproca de Río de Janeiro
(TIAR) y las resoluciones adoptadas en la Octava Conferencia Interamericana de
San José de Costa Rica…Cuba es actualmente un país superarmado, que después de
los Estados Unidos de América, es el que tiene un depósito mayor de material
bélico. Y ese material, bélico, como se ha demostrado en el caso de Venezuela,
no es para defenderse de supuestas agresiones, sino para exportarlo hacia los
países latinoamericanos que están dispuestos a vivir dentro de un régimen
democrático y no aceptar el cartabón chino-soviético” (3).
Como lo
había anunciado el Presidente Betancourt, en una reunión del Consejo del
Consejo de la Organización de Estados Americanos celebrada el 3 de diciembre de
1963, el representante venezolano, Enrique Tejera París, presentó un informe
sobre el arsenal de tres toneladas de armamento encontrado en Paraguaná y
solicitó la convocatoria del organismo de consulta interregional, de acuerdo con lo establecido en el artículo
6 del TIAR. El Consejo aprobó la solicitud
y designó una Comisión para estudiar la acusación venezolana contra el régimen
de Fidel Castro, en la que demandaba la aplicación del Tratado de Río de
Janeiro, basándose en los artículos sexto y octavo de dicho Tratado. La
Comisión llegó a Venezuela el 9 de diciembre de 1963, y estaba integrada por
los doctores Rodolfo A. Weldman, representante de Argentina, quien la presidía;
Alfredo Vásquez Carrizosa, representante de Colombia; Gonzalo J. Facio, de
Costa Rica; Ward P. Allen, representante suplente de los Estados Unidos; y
Félix Polleri Carrió, de Uruguay; y, además, cuatro asesores militares,
pertenecientes a Estados Unidos, Colombia, Costa Rica y Argentina.
La
Reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA se
realiza el 21 de julio de 1964, y cincos días después, el 26, se firma el acta
final en la cual se aplica el TIAR y se amplían las sanciones adoptadas contra
Cuba.
Elecciones del 1° de diciembre de 1963:
Leoni, Presidente. En el acto comicial se elige el Presidente de la
República para el período constitucional 1964-1969, y también 42 senadores y 168
diputados que integrarán el Congreso Nacional, las Asambleas Legislativas de
los Estados y los Concejos Municipales.
Las
elecciones se realizaron sin incidentes, en completa normalidad. Los
extremistas, que persistían en la lucha armada habían llamado a la abstención y
anunciaban amenazas contra los votantes, en el marco de la “Operación Caracas”,
recibieron un resonante fracaso. De la inscripción nacional de 3.369.968
electores, concurrieron a las urnas 3.107.563, en consecuencia, apenas hubo una
abstención del 7,78%, una de más bajas de toda nuestra historia electoral.
No hubo
alianzas electorales en el campo de la oposición, donde se presentaron cinco candidatos presidenciales (Villalba, Uslar
Pietri, Larrazábal, Ramos Giménez y Germán Borregales); ni en el gubernamental, que tuvo dos
aspirantes a la Primera Magistratura (Raúl Leoni, por AD, y Rafael Caldera, por
Copei).
En
cuanto al campo gubernamental, hubo especulaciones de prensa sobre diversas
fórmulas de un posible entendimiento entre AD y Copei. Sanín (Alfredo Tarre Murzi) en su libro –que apela
al método de la confidencia imaginaria- sobre Rómulo Betancourt, pone en boca
del fundador de Acción Democrática, estas palabras (página 390): “…El doctor
Caldera me había visitado días antes en mi residencia de ´Los Núñez’ para
hablarme de lanzar como independiente al doctor Ramón J. Velásquez con el apoyo
de AD, Copei…y yo no le podía pedir a mi partido que sacrificara a uno de sus
dirigentes fundadores más importante” (Raúl Leoni). El dirigente comunista Juan
Bautista Fuenmayor afirma (“Historia de
la Venezuela Política Contemporánea”, Tomo XV, página 303) que a la XIII Convención
Nacional que se instaló en Caracas el 2 de julio de 1963, se le planteó: “…La
otra tesis era propuesta por el Presidente Rómulo Betancourt y estaba dirigida
a lograr la selección del candidato de una lista de cinco personas, que la
Convención debía designar, a fin de que el
CEN o el CDN del partido seleccionara el candidato definitivo”. Yo
intervine en la sesión que discutía la cuestión candidatural y estoy en capacidad
de negar absolutamente que en esa Convención Nacional de AD (celebrada en el ya
desaparecido Teatro Boyacá, parroquia San Agustín del Norte), antes de la
escogencia de Raúl Leoni, se haya hecho tal propuesta. Lo que ocurrió en esa
ocasión, es lo que relata en su libro “Acción Democrática, bosquejo histórico
de un partido” (página134), el dirigente nacional Rubén Carpio Castillo: “El doctor
Raúl leoni fue escogido en la XIII Convención Nacional de Acción Democrática,
reunida en el mes de julio de 1963, en unas elecciones internas, absolutamente
democráticas, en la que participaron otros candidatos. Era la primera vez que
en la historia del Partido se presentaban varios candidatos, aun cuando se
sabía que Leoni era el favorito de la Convención”.
El
Consejo Supremo Electoral (CSE), en el
mes de marzo, había tomado la decisión, con motivo de la segunda división de
Acción Democrática, en la que los dos sectores en pugna se disputaban el uso
del nombre y los símbolos del partido, de eliminar la tarjeta blanca para las
elecciones del 1° de diciembre, así como también la adopción –para diferenciarlos- de los “apellidos” AD-Gobierno y AD-Oposición;
y que los resultados electorales permitirían, al sector que obtuviera la
mayoría de votos, quedarse de una vez por todas con el nombre, el color
electoral y el emblema del partido. En ese mismo mes de marzo, AD-Gobierno
solicitó el color negro para su tarjeta electoral, y durante la campaña
electoral esgrimió la consigna “por la blanca, vota negro”.
El
Consejo Supremo Electoral realizó los cómputos de las votaciones, con los
siguientes resultados para la candidatura presidencial: Raúl Leoni, 957.574
votos (32,80% de la votación válida); Rafael Caldera, 589.372 (20,19%); Jóvito Villalba, 510.975 (17,50%); Arturo
Uslar Pietri, 469.240 (16,08%; Wolfgang Larrazábal, 275.304 (9,43%): Raúl Ramos
Giménez, 66.837 (2,29%); Germán Borregales, 9.324 (0,32%). Los resultados para
el Congreso Nacional fueron así: AD-Gobierno, 22 senadores y 66 diputados;
Copei, 8 senadores y 39 diputados; URD, 7 senadores y 29 diputados; IPFN (Uslar
Pietri), 5 senadores y 22 diputados; FDP (Larrazábal), 4 senadores y 16
diputados; AD-Oposición, 1 senador y 5
diputados; MENI, 1 diputado; PSV, 1 diputado.
El
triunfo de Raúl Leoni, como candidato presidencial, y la votación mayoritaria
obtenida por Acción Democrática, como
partido, a pesar de las dos divisiones durante el quinquenio y del
desgaste del ejercicio de un gobierno tan difícil que tuvo que enfrentar
dificultades y problemas de gran monta, alcanzan una valoración de alto rango. ¡Y
devolvieron a Acción Democrática, a la verdadera Acción Democrática, su nombre,
su color electoral y sus símbolos indiscutibles! El 11 de marzo de 1964, tuvo
lugar la transmisión del mando. El diario El Nacional, del día siguiente, la
reseña así: “Uno de los actos que revistió mayor solemnidad ayer en el Palacio
Legislativo fue, sin duda alguna, el momento en que el Presidente saliente se
despojó de la banda tricolor, símbolo del poder presidencial, y la colocó sobre
los hombros de su sucesor, el doctor Raúl Leoni. Minutos antes, el Presidente
del soberano Congreso Nacional, Dr. Luis Beltrán Prieto Figueroa, le había
tomado el juramento de ley al Presidente elegido por libre voluntad de los
venezolanos en los comicios del 1° de diciembre próximo pasado. Betancourt,
visiblemente emocionado, pasó la banda presidencial sobre la cabeza del Dr. Rúl
Leoni y dándole una breve palmadita en
su hombro derecho, le dijo: ‘Buena Suerte’. Concluida la ceremonia, cuando los
periodistas le preguntaron qué le había deslizado al Presidente entrante, al
momento de colocarle la banda tricolor, declaró: ‘No pude pensar en ninguna
frase histórica’. El acontecimiento que se registra por primera vez en nuestra
larga historia republicana, constituye, sin duda alguna, una de las más
hermosas páginas cívicas de nuestra vida constitucional” (4).
Y el
historiador Ramón J. Velásquez, sentencia: “El acto celebrado en el Capitolio
Nacional, el 11 de marzo de 1964, tenía para los venezolanos un significado
excepcional. Era la primera vez en su historia política que un Presidente
Constitucional terminaba su período y podía hacer la entrega pacífica del poder
a un sucesor, también elegido por el voto universal” (5).
El 1°
de enero de 1964, el Presidente Betancourt dijo que su último mensaje de año
nuevo como Jefe de Estado, tenía, para él y para todos los venezolanos, “una
especial significación” por la realización de las elecciones en las que el
pueblo venezolano ratificó una vez más su fe en el sistema democrático: “El
pasado 1 de diciembre dio nuestro país una demostración cabal inolvidable de su
aptitud y capacidad para el ejercicio de la vida democrática. Sobre las urnas
electorales se volcaron tres millones de votos de venezolanos, votos de hombres
y de mujeres, de ricos y de pobres, de gentes de las ciudades y de gentes del
campo. Votó cada quien como su conciencia o su simpatía lo indujo a votar, sin
que coacción alguna se ejerciese sobre el electorado; y arma al brazo,
centinelas alertas para defensa de la constitucionalidad, los soldados de la
República garantizaron a los venezolanos el ejercicio pacífico del voto…No sólo
se han hecho unas elecciones ejemplares, mediante las cuales el pueblo de
Venezuela escogió como su Presidente para el próximo período a un venezolano de
acrisolada honradez, de buena fe y de vocación de servicio. También se ha hecho
una política que ha permitido diversificar nuestra economía, que ya no es sólo
colonialmente minera sino nacionalistamente industrial, agrícola y pecuaria. La
hacienda pública estaba en bancarrota en 1959. Ahora tiene Venezuela un
presupuesto equilibrado, y dejará este gobierno al que lo suceda un volumen
apreciable de reservas fiscales acumuladas” (6).
En el próximo
Collage, se hará un balance de la obra cumplida por el Gobierno Constitucional
de Rómulo Betancourt.
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Notas
1-Historia
Gráfica deVenezuela. José Rivas Rivas. El Gobierno de Rómulo Betancourt
(tercera parte) 1962-1963. Ediciones Toran C.A. Caracas, Venezuela 1997. Pág.
137.
2-Historia
Gráfica de Venezuela. Obra citada. Pág. 156.
3-Historia
Gráfica de Venezuela. Obra citada. Pág. 157-158.
4-Historia
Gráfica de Venezuela. El Gobierno de Raúl Leoni (primera parte). 1963-1966.
Centro Editor C.A. Caracas. 2000. Pág. 57-58.
5-Ramón
J. Velásquez. Venezuela Moderna. Medio Siglo de Historia 1926-1976. Fundación
Eugenio Mendoza. Caracas 1976. Pág. 256.
6-Rómulo
Betancourt. Antología Política. Volumen Séptimo 1959-1964. Fundación Rómulo
Betancourt, Caracas, Venezuela, 2007. Pág. 395 y 396.
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