COLLAGE sobre RÓMULO BETANCOURT (LXI)
(Balance del Gobierno Constitucional de Rómulo Betancourt)
Carlos Canache Mata
A
grandes rasgos, sumariamente, hacemos un
balance de aspectos –analizados, en su momento, en Collages anteriores- de la gestión
cumplida durante el mandato constitucional de Rómulo Betancourt.
POLÍTICA
INTERNA. Salvar la democracia –en el período
constitucional de 1959-1964- venciendo las asonadas cuartelarias de la extrema
derecha y la insurgencia guerrillera rural y urbana de la extrema izquierda
aupada por la dictadura cubana de Fidel
Castro, es el primer objetivo político victorioso alcanzado por Rómulo
Betancourt que hay que inscribir en el balance del mandato presidencial que el
pueblo venezolano le entregó en los comicios del 7 de diciembre de 1958. “Él
supo ser el piloto de la más rabiosa tormenta”, dijo Mariano Picón Salas. Así
lo registra la historia. En su VI y último Mensaje presentado el 7 de marzo de
1964 al Congreso Nacional, el propio Presidente Betancourt espresó que se
sentía orgulloso de que su gobierno “no se dejare intimidar, acorralar ni
derrocar por minorías antidemocráticas, ya fueran las del clásico estilo
autocrático latinoamericano o las revestidas del paramento novedoso de ideologías
seudorrevolucionarias…” (1).
POLÍTICA
INTERNACIONAL. Ante “la marea de golpes de
estado contra gobiernos constitucionales”, el Presidente Betancourt reafirmó,
en el citado Mensaje al Congreso Nacional, “la tesis del no reconocimieno de
los gobiernos de facto, producto del asalto al poder y en países gobernados
constitucionalmente, por minorías armadas”. La politóloga especializada en
asuntos internacionales, María Teresa Romero, comenta al respecto: “Las
amenazas golpistas de sus adversarios internos, como de los externos, lo
condujeron a poner en práctica con mayor rigor que el empleado durante su
primer gobierno, el instrumento diplomático de rompimiento de relaciones
bilaterales y no reconocimiento a gobiernos de facto latinoamericanos que
llegaran al poder a través de un golpe de Estado. Bajo el paraguas de la
‘Doctrina Betancourt’ entre 1959 y 1964, Venezuela mantuvo aislada a Cuba
revolucionaria y a los regímenes autoritarios
que en esos años tomaron por asalto el poder en Argentina, Perú,
Guatemala, Haití, Ecuador, República Dominicana y Honduras. A pesar de que con
esta política principista no se logró disuadir los golpes de Estado y pese a
sus relativos efectos de aislamiento regional, la Doctrina Betancourt sí
contribuyó a que el gobierno defendiera con mayor respaldo interno y externo el
sistema político recién instaurado y estableciera alianzas con otras
democracias regionales en pro de la democratización y paz regional” (2).
Consecuente con esa posición, la cancillería venezolana rechazó que se reuniera
en la ciudad de Quito la programada XI Conferencia Interamericana, por existir
un gobierno de facto en Ecuador.
Otra
importante actividad en el área de la política exterior fue la relativa a la
revision de límites con la Guayana Británica. Los cancilleres de Venezuela y la
Gran Bretaña se reunieron en Londres los días 5 y 6 de novirmbre de 1963, y en
un memorándum entregado por nuestro país se ratificaban las razones por las que
solicitamos la devolución del territorio que se nos arrebató por el laudo arbitral
de París de 1899. Y dada la conocida posición anticolonial de Venezuela,
precisamos que nuestra reclamación no entorpecía la aspiración del pueblo de
Guayana Británica a su independencia.
También
hay que destacar la mención del convenio de modus vivendi firmado el 6 de marzo
de 1964 entre los legatarios del gobierno de Venezuela y los de la Santa Sede,
al cual nos referimos ampliamente en Collage anterior. El Presidente Betancourt
asegura que la petición a su propio partido para que se incluyera sin
modificaciones en la Constitución de 1961 el texto de la Constitución de 1947
sobre el tema que hacía posible la firma de ese tratado, fue su “única
intervención” para lograr cambios en el articulado del proyecto de Constitución
que se discutía en el Congreso Nacional.
Fue el
gobierno de Venezuela uno de los primeros en solicitar la revisión del Tratado
del Canal de Panamá de 1903, lo que se logró
años después satisfactoriamente.
El
Presidente Betancourt y Guillermo León Valencia, Presidente de Colombia,
suscribieron el 7 de agosto de 1963, el Acta de San Cristóbal, que recoge los
acuerdos logrados. Dice el Presidente Betancourt: “Acaso por primera vez, o sin
acaso, dos mandatarios de países con extensos límites territoriales comunes se
comprometen a poner en marcha un plan de integración económica que coordine y
vitalice los sistemas de producción en las zonas situadas en torno a los hitos
demarcadores de sus respectivos espacios geográficos” (3).
SITUACIÓN
ECONÓMICA. Se anexa al VI Mensaje
Presidencial, un análisis pormenorizado de los aspectos sectoriales de la
economía, de la evolución fiscal, de la obra realizada y de los proyectos por
ejecutarse.
En
1958, el Producto Territoria Bruto (PTB) fue de 24.327 millones de bolívares, y
para 1963 se elevó a 30.140 millones de bolívares, lo que era un indicativo del
acelerado desarrollo económico del país: esto representaba un incremento a una
tasa anual del 4,5%. Hay una particularidad sumamente importante que el
Presidente Betancourt destacó en su Mensaje: en 1963, ultimo año del período, el
crecimiento del PTB fue del 5,8%, en tanto que el sector petrolero creció a una
tasa del 1,5%, lo que revelaba que Venezuela estaba en un claro proceso de
diversificación de la economía, con rumbo a una menor dependencia del petróleo.
La agricultura creció en el período a una tasa
anual del 6,5%, lo que significó que superara en casi una tercera parte el
crecimiento entre los años 1951-1959. Se alcanzó el autoabastecimiento en la
ganadería vacuna, y la producción de la ganadería porcina casi cubrió las
necesidades del consumo nacional. En lo que se refiere a la avicultura, se pudo
sustituir totalmente la importación de aves y huevos.
En los
cinco años, el proceso de industrialización cobró un ritmo acelerado. El
producto industrial creció a una tasa anual del 8%, y su participación en el
PTB pasó del 14% al 17%. Al final del período, la Planta Siderúrgica del
Orinoco (SIDOR) alcanzó una producción equivalente al 50% de su capacidad
instalada de producción de acero. En 1963 se generaba más del doble de la
electricidad producida en 1958, y se había logrado un incremento notable en el
programa de electrificación rural.
Merecen
una mención especial las consideraciones que en su Mensaje al Congreso Nacional
hizo el Presidente Betancourt sobre la represa del Guri: “En fecha reciente
experimenté profunda emoción patriótica, y espero habérsela transmitido al país
en la alocución que pronuncié ese día, en la iniciación de los trabajos de la
represa del Guri, gigantesca obra destinada a transformar en energía eléctrica
las torrenteras del Caroní, y a darle un vuelco histórico a Venezuela. Dentro
de cuatro años y medio estará concluida la primera etapa de esa represa y con 1
millón 750 mil kilovatios instalados duplicará la capacidad de energía
eléctrica instalada del país. Líneas de alta tensión se están tendiendo ya de
las márgenes del Caroní al centro de la República, para ser transportada a toda
la nación la energía eléctrica generada en Guayana…Electricidad barata en
cantidades cuantiosamente predecibles tendrá Venezuela, cuando la represa del
Guri se concluya, aun cuando sea en su primera fase. Que en su última, cuando
ya tenga 6 millones de kilovatios instalados, será apenas comparable en el
mundo con una de iguales inmensas proporciones que ahora está en construcción
en la Unión Soviética” (4).
Ese
proceso de desarrollo de la economía nacional se realizó inspirado en la
justicia social, porque paralelamente, hubo
una mejor distribución del ingreso, evidenciada en que mientras en 1958
la remuneración del trabajo representaba el 54,5% del ingreso, para 1962 esa remuneración ya se había elevado al 59,7 %.
La
producción de petróleo crudo, en el período 1959-1963, creció a una tasa
promedio anual de alrededor de 4%; y para 1963 la producción de refinados había
aumentado en un 30% con respecto a la de 1958. Se avanzó en la utlización del
gas petrolero, quemándose menos en los mechurrios.
Se creó
la Corporación Venezolana del Petróleo (CVP) con el propósito de tener una
participación más directa del Estado venezolano en los campos de la producción,
refinación y diistribución de los productos. Venezuela participó activa e
importantemente en la creación de la OPEP, instrumento de gran peso en la
defensa de los precios de los crudos en los mercados consumidores.
SITUACIÓN
FISCAL. Se saneó la hacienda pública. El
presupuesto balanceó sus ingresos y sus egresos. En la tesorería nacional se
dejó acumulado un superávit de 744 millones de bolívares, superior en 154
millones de bolívares al que había al comienzo del mandato.
Eso se
logró por la aprobación del proyecto de “Ley de Medidas Económicas de Urgencia
y de Reforma Parcial de la Ley de Impuesto sobre la Renta y de la Ley de
Impuesto sobre Sucesiones y de otros ramos de la Renta Nacional”, presentado
por el Presidente Betancourt el 4 de mayo de 1961 a la consideración del Poder
Legislativo, como ya lo explicamos en el Collage número 51. Hubiera sido
irresponsable, para cubrir el déficit fiscal,
acudir al conocido expediente de la emisión por el BCV de dinero
inorgánico, sin respaldo en las reservas internacionales, con la perniciosa
secuela de la inflación.
En el
lapso 1959-1963, la inflación promedio anual
alcanzó a 2,2%. Luis José Silva Luongo formulla la siguiente reflexión:
“El crecimiento de la economía y la moderada inlación en el lapso 1959-1963,
con buenas perspectivas para el año 1964, así como los importantes logros
alcanzados en materia fiscal, auguraban que el período presidencial de Raúl
Leoni se desenvolvería también en forma satisfactoria” (5).
Señala
el Presidente Betancourt: “El símbolo monetario nacional –el bolívar-, tiene
una solidez a prueba de sismos. Las reservas internacionales que lo respaldan
alcanzaron, para finales del pasado mes de febrero, a 763 millones de dólares.
Per cápita se cuenta con reservas internacionales más altas que las de
cualquier otro país del mundo. Hubo necesidad, en su momento, por razones de
balanza de pagos y para evitar fuga de capitales, de establecer el control de
cambios. Esa medida, lo sabíamos bien al adoptarla, era necesariamente
transitoria. Los controles de cambio han sido en todas partes, a la larga,
fuentes de corruptelas y trabas para el desarrollo económico normal de las
naciones. Fue por ello que el pasado 18 de enero se decidió la eliminación de ese sistema y se
decretó y reglamentó la unificación
cambiaria” (6).
Al
final del gobierno, la deuda pública era pequeña, en comparación con las
posibilidades financieras de la nación: alcanzaba para el 31 de diciembre de
1963 a 1.985 millones de bolívares, de los cuáles sólo 662 millones
correspondían a deuda externa.
OTRAS
REALIZACIONEs. El proceso de Reforma Agraria
dotó de tierra propia a sesenta mil
familias campesinas con el reparto de cerca de 1 millón 800.000 hectáreas. Se
atendió a la asistencia crediticia y técnica.
En
vialidad, las carreteras a cargo del Ministerio de Obras Públicas, pasaron de
14.700 kilómetros a 16.100 kilómetros, y en esa red de carreteras se pasó de
5.500 kilómetros pavimentados a 11.000
kilómetros pavimentados. Se mejoraron puertos y aeropuertos. Se construyó el
puente sobre el Lago de Maracaibo que permitió la comunicación de la parte
occidental del Zulia con el resto del territorio del país. Se terminó el puente
sobre el río Apure, quedando por ejecutarse los puentes sobre el Orinoco y el
Caroní. Se construyó casi en su totalidad la importante autopista Puerto Cabello-Valencia.
Se
elevó a 55.000 el número de viviendas, construidas directamente por el Estado o
financiadas mediante créditos, con acento en la vivienda rural.
En
educación hubo una hazaña. La matrícula escolar, que era aproximadamente de 1
millón de alumnos, se elevó a cerca de 1 millón
700.000, o sea un incremento de casi el 70%. En educación primaria, se
matriculó casi el 90% de la población en
edad escolar, y el crecimiento de la población inscrita en los planteles
educacionales de todas las ramas exigió una mayor dotación de edificaciones,
que, en lo que respecta a la escuela primaria, en el período 1959-1963 se
construyeron 6.300 aulas, frente a las 5.700 construidas en los sesenta años
anteriores. Se redujo a un 21% el analfabetismo de la población de quince o más
años. Se creó el INCE (Instituto Nacional de Cooperación Educativa), llamado a
cumplir un gran papel en el problema de la formación y capacitación de recursos humanos, que, en su corta gestión
al momento de terminar el lapso
1959-1963, había capacitado a más de 35.000 obreros y empleados en servicio.
Antes del gobierno constitucional del Presidente Betancourt, se aplicaba a
educación el 3% del presupuesto de gastos nacionales, y en su mandato se pasó
al 10,7%.
En
salud, como señaló el Presidente Betancourt en su Mensaje, tanto en el área de
la medicina preventiva y curativa, como en la del saneamiento ambiental, se
lograron importantes avances, especialmente en el medio rural. La expectativa
de vida al nacer aumentó a un promedio de diez meses por año, para colocarse en
los 66 años, una de la más altas de la zona tropical; para 1963, la tasa de
mortalidad general descendió a 7,3 por mil habitantes nacidos vivos, y la tasa de mortalidad infantil descendió a 48
por mil nacidos vivos. Los hospitales del Estado tuvieron un incremento de más
de 5.000 camas, equivalentes a un 20% del total de los servicios asistenciales
oficiales. Se sextuplicó el número de alumnos que eran atendidos en el programa de comedores escolares. Se
elevó considerablemente la cobertura del abastecimiento de agua potable, tanto
en el medio urbano como en el rural, como consecuencia de dos circunstancias: el
Instituto Nacional de Obras Sanitarias (INOS) aumentó la capacidad de sus
embalses de casi 32 millones de metros cúbicos en 1958 a casi 400 millones de
metros cúbicos para comienzos de 1964, y los acueductos elevaron la población servida a 4 millones 383.000
personas , de las cuales 2 millones 968.000 son servidas por acueductos urbanos y 1 millón 415.000 por
acueductos rurales.
Su
Mensaje, que era de despedida, pronunciado ante el Congreso, concluyó con
palabras dichas al comenzar su mandato: “…Se podrá decir que he cometido muchos
errores y desaciertos en mi gestión de Presidente de la República, porque la
infalibilidad y la aptitud para acertar siempre no son virtudes que se hayan
dado nunca en ningún ser humano”, pero Venezuela reconocerá “cómo durante los años en
que cumplí el mandato de Presidente de la República, no actué nunca con
intención distinta de la de procurar con lealtad, con empeño creador , con fe
si se quiere fanatizada, la gloria de Venezuela y la felicidad de su pueblo”.
En el
próximo Collage: el tránsito post-gubernamental de Rómulo Betancourt.
Notas
1-Rómulo
Betancourt. “La Revolución Democrática en Venezuela”. 1959-1964. Tomo IV.
Imprenta Nacional. Caracas/1968. Pág. 338.
2-María
Teresa Romero.”Rómulo Betancourt”. Biblioteca Biográfica Venezolana. C.A.
Editora El Nacional. Pág. 117.
3-Rómulo
Betancourt. Obra citada. Pág. 344.
4-Rómulo
Betancourt. Obra ciatada: Pág. 347-348.
5-Luis
José Silva Luongo. “De Cipriano Castro a Carlos Andrés Pérez 1899-1979”. Monte
Avila Editores Latinoamericana. 2000. Pág. 455-456.
6-Rómulo
Betancourt. Obra citada. Pág. 352.
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