EDITORIAL DE EL NACIONAL SOBRE FOTOS POLEMICAS
17 AGOSTO 2010
Hace un año, una banda de forajidos rojo rojitos atacó a unos periodistas de la Cadena Capriles y les produjeron lesiones de consideración. Hoy, esos forajidos siguen libres gracias a la complicidad de quienes desde la Fiscalía y los tribunales sólo ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.
De igual manera, reporteros de la radio y camarógrafos de la televisión, así como redactores y fotógrafos de la prensa escrita, han sido atacados e incluso despojados de sus instrumentos de trabajo sin que esta justicia bolipodrida aparezca por algún lado.
Tampoco han sido esclarecidos totalmente, y mucho menos castigados con todo el rigor, los asesinatos de periodistas ocurridos en estos últimos cinco años. Nada parece alterar la tranquilidad de la policía y mucho menos la serenidad de los altos jefes del Cicpc, ocupados más bien en echarle tierra a los escándalos tantos internos y externos, como los ocurridos en Andorra donde estalló un escándalo de lavado de dinero que salpicó a los sabuesos criollos. Esas cosas no las investiga la Fiscalía, pero sí la prensa; y lo hará, de eso no tengan la menor duda.
No contentos con cerrar Radio Caracas TV y más de una treintena de radioemisoras, tratar de apabullar con todos los métodos sucios de que son capaces a Globovisión, ahogar económicamente a El Correo del Caroní y a otras publicaciones de provincia, clavarle una multa millonaria a Tal Cual, ahora van contra El Nacional . Aquí los esperamos, como siempre lo hacemos con los abusadores del poder, con las armas rotundas de la dignidad y del coraje.
Si algo ha caracterizado a este régimen, desde el golpista y sangriento ensayo inicial del 4 de febrero, ha sido la cobardía y la torpeza. De allí que siempre les guste actuar contra sus críticos desde las abrumadoras posiciones de fuerza que les da el hecho de controlar el aparato del Estado.
Con esto inhiben el justo y noble derecho a la defensa. Es decir, te invitan a pelear, pero primero se aseguran de que sus esbirros te hayan atado las manos para poder pegarte a mansalva.
Bien lo demostró el comandante Arias Cárdenas, antes de volver al redil, cuando se paseó por el país con una gallina bajo el brazo para mostrar tajantemente con ello que el 4 de febrero el cobarde no había sido él. Hoy, las gallinas no sólo se han multiplicado sino que cantan como gallos, aunque no sean varones.
Esto de la cobardía rojita tiene sus seguidores. Veamos, por ejemplo, cómo la fracción mayoritaria del PSUV en la Asamblea tiene miedo de abrir un simple debate sobre Pdval. O cómo la Fiscalía se acobarda y le saca el cuerpo a investigar a Rafael Ramírez. O cómo el contralor entra en pánico y afirma que lo de Pudreval no es un tema principal. O cómo la defensora del puesto, con su eterna expresión palúdica, dice que vivimos “una sensación de inseguridad”. Miedo o cobardía ante el poder, lo mismo da.
De igual manera, reporteros de la radio y camarógrafos de la televisión, así como redactores y fotógrafos de la prensa escrita, han sido atacados e incluso despojados de sus instrumentos de trabajo sin que esta justicia bolipodrida aparezca por algún lado.
Tampoco han sido esclarecidos totalmente, y mucho menos castigados con todo el rigor, los asesinatos de periodistas ocurridos en estos últimos cinco años. Nada parece alterar la tranquilidad de la policía y mucho menos la serenidad de los altos jefes del Cicpc, ocupados más bien en echarle tierra a los escándalos tantos internos y externos, como los ocurridos en Andorra donde estalló un escándalo de lavado de dinero que salpicó a los sabuesos criollos. Esas cosas no las investiga la Fiscalía, pero sí la prensa; y lo hará, de eso no tengan la menor duda.
No contentos con cerrar Radio Caracas TV y más de una treintena de radioemisoras, tratar de apabullar con todos los métodos sucios de que son capaces a Globovisión, ahogar económicamente a El Correo del Caroní y a otras publicaciones de provincia, clavarle una multa millonaria a Tal Cual, ahora van contra El Nacional . Aquí los esperamos, como siempre lo hacemos con los abusadores del poder, con las armas rotundas de la dignidad y del coraje.
Si algo ha caracterizado a este régimen, desde el golpista y sangriento ensayo inicial del 4 de febrero, ha sido la cobardía y la torpeza. De allí que siempre les guste actuar contra sus críticos desde las abrumadoras posiciones de fuerza que les da el hecho de controlar el aparato del Estado.
Con esto inhiben el justo y noble derecho a la defensa. Es decir, te invitan a pelear, pero primero se aseguran de que sus esbirros te hayan atado las manos para poder pegarte a mansalva.
Bien lo demostró el comandante Arias Cárdenas, antes de volver al redil, cuando se paseó por el país con una gallina bajo el brazo para mostrar tajantemente con ello que el 4 de febrero el cobarde no había sido él. Hoy, las gallinas no sólo se han multiplicado sino que cantan como gallos, aunque no sean varones.
Esto de la cobardía rojita tiene sus seguidores. Veamos, por ejemplo, cómo la fracción mayoritaria del PSUV en la Asamblea tiene miedo de abrir un simple debate sobre Pdval. O cómo la Fiscalía se acobarda y le saca el cuerpo a investigar a Rafael Ramírez. O cómo el contralor entra en pánico y afirma que lo de Pudreval no es un tema principal. O cómo la defensora del puesto, con su eterna expresión palúdica, dice que vivimos “una sensación de inseguridad”. Miedo o cobardía ante el poder, lo mismo da.
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