La Integración como Problema
Freddy Ríos
Aun cuando fuese verdad que el Comandante-Presidente hubiese leído a Marx y Engels, que los manuales del viejo comunismo calificaban como “pensadores geniales y sobresalientes revolucionarios” y se hubiese quemado las pestañas abrevando en la fuente del socialismo científico y el materialismo dialectico, no tendría elementos para comprender los principios de la integración económica desarrollados principalmente en la postrimería del siglo XX. El único intento real de algo similar a la integración, intentado por el comunismo fue la CAME, impuesta a troche y moche por la URSS a los países satélites, y según el Ché, mas depredadora que el capitalismo salvaje. La CAME fue una resultante estratégica de la guerra fría, que se derrumbo junto al muro de Berlín.
Lo anterior nos lleva a adelantar que la ideologización de las relaciones económicas internacionales es un barranco insalvable y la mejor demostración del presupuesto, es que China al amparo de un acomodaticio eslogan “un país, dos sistemas”, es hoy miembro de la Organización Mundial del Comercio, vaticano de la globalización.
Al amparo de nuevos asertos de los estudiosos del comercio internacional, se intuye que, no es verdad que hoy son sostenibles como verdades absolutas, ni la teoría de las ventajas comparativas, ni las bondades de la economía de mercado. Hay mucho más, todo un sistema jurídico regulador de las relaciones económicas internacionales y de los factores de producción, donde no escapa lo social.
La integración es un instrumento que al mismo tiempo que garantiza la promoción de la actividad fabril interna, en base a la complementariedad de las economías nacionales, promueve las exportaciones, al amparo de políticas tarifarias, es decir, arancelarias. La integración como política de Estado no puede ser ideológica, ni estar sometida a los cambios de jefes de gobiernos, de hecho, el más grave problema de la integración sudamericana ha sido que no ha logrado pasar siquiera la etapa de la unión aduanera, por cuanto ni los gobiernos, ni los sectores productores privados han creído que la integración es el instrumento más seguro de la inserción de los países en el comercio global, salvaguardando sus intereses nacionales
Desde los inicios del régimen chavista se ha marcado un fuerte sesgo anti integracionista que ha terminado dejando a Venezuela fuera de la comunidad andina, el G-3 y sin perfeccionar su ingreso al MERCOSUR. Es decir, comercialmente estamos en el peor de todos los mundos y la aduana nacional se niega a aplicar la Preferencia Arancelaria Regional vigente en la normativa de ALADI.
Aquí está el detalle:
En días pasados el economista Antolinez, afecto al régimen, señalaba en critica edulcorada, que uno de los problemas trascendentes de estos largos años, ha sido la ausencia de economistas en la conducción de la política económica, indicaba la presencia de sociólogos, ingenieros y matemáticos, para no hundir la estocada a fondo. Lo cierto es que hay muchos militares, ingenieros, politólogos, piratas, toderos y recoge latas en las altas esferas del gobierno, burócratas que tienen el común denominador de la obsecuencia y falta de talento.
Para muestra, un botón, el Ministro de Comercio Richard Canán, quien en razón de su cargo debía dirigir la política comercial del país, en recientes declaraciones, sostenía que no habrán problemas de abastecimiento, porque se había adelantado una “política de sustitución de importaciones” y resaltaba su total desconocimiento de la materia, afirmando que “se habían sustituido las importaciones de Colombia por importaciones de Nicaragua, Uruguay, Argentina y Brasil”. Este es un régimen desnudo de Academia, hasta un muchacho de bachillerato conoce que la sustitución de importaciones fue la política adelantada por la CEPAL para alcanzar un desarrollo económico sustentable. Junto a la teoría de la dependencia, se agoto hace varios lustros hasta que la ignorancia lo bautizo como desarrollo endógeno.
Sostiene además el ciudadano Canán que los 47 buques fondeados en Puerto Cabello, serán desviados a Maracaibo y La Guaira para su descarga, y ello se debe a que se presento “un pico en las importaciones”, lo cual demuestra además las minusvalías e incapacidades de planificación y manejo de crisis, de la Comisión Central de Planificación, los Ministerios de Comercio, Alimentación, Industria y Salud, y las carencias operativas y funcionales de Cembal, Cadivi, Seniat y Bolipuertos.
En los últimos diez años, todos los Ministros son más o menos de la misma talla, entre Samán y Canán, la diferencia es de tono rojo, su preclara inexperiencia es insubsanable en una materia que requiere experticia y especialización..
Las realidades del comercio internacional y la búsqueda de una inserción favorable, han determinado las prioridades de la diplomacia comercial, hoy los embajadores en el ámbito mundial no solo son políticos, sino que venden, promueven exportaciones, son agentes de las políticas comerciales. No puede existir duda que es mucho mejor para Venezuela por ejemplo, negociar con los Estados Unidos, con Mercosur, con la Unión Europea, como miembro de la Comunidad Andina que negociar en solitario, por la fortaleza institucional que significa el Arancel Externo de la Comunidad, frente a terceros.
La autarquía franquista roja:
El comercio, en la paz y en la guerra, ha marcado las relaciones de los países. Venezuela por largo tiempo, sosteniendo una política petrolera de Estado, concreto éxitos notables, el más destacado fue la fundación de la OPEP, que marco un punto de inflexión, en las relaciones de los países productores y las empresas petroleras trasnacionales. La OPEP reúne cuota y precio, actúa en el mercado sin tener cuenta la teoría del valor marxista, pragmáticamente impuso orden en el mercado petrolero internacional en beneficio de sus prioridades nacionales.
Venezuela en el comercio mundializado anda como el judío errante, solamente tiene vigentes acuerdos preferenciales, uno con Chile y otro con Mercosur suscrito a través de la Comunidad Andina y las preferencias concedidas en Aladi. En diez años se han firmado miles de acuerdos comerciales que nadie conoce, a menos que explote un escándalo como el del fideicomiso argentino, que es parte del Convenio Integral de Cooperación, el cual en seis años se ha modificado catorce veces.
Estos convenios no han sido publicados en la Gaceta Oficial, son invisibles, como las compras PDVSA, secretos de Estado, depositados en la caja negra de la discrecionalidad.
El régimen promueve como forma de integración el ALBA, una sigla que no dice nada económicamente, bajo las cuales se encubren los subsidios incontrolables, carentes de transparencia que Chávez otorga a sus socios políticos. El ALBA esta signado por la ideologización que Chávez ha impuesto a las relaciones internacionales y constituye más bien una claque, que actúa bajo su jefatura en los foros en los cuales participan, conjunta o separadamente. Ejemplo son los casos Zelaya, MCCA, OEA, Consejo de Seguridad ONU y Cumbre del Ambiente.
El ALBA es una nada torpe, insignificante en la política internacional, que se sustenta en las ambiciones de Chávez, la renta petrolera venezolana y una “banda” de vivos que viven explotando la megalomanía del Teniente Coronel. De esta queda el infeliz desarrollo endógeno, heredero de la autarquía franquista,
UNASUR condenada al fracaso:
Cuando los expertos latinoamericanos desarrollaron la política de integración, apuntaron hacia la creación de una unión aduanera que se perfeccionara en el mediano plazo en un mercado común, teniendo como ejemplo la Europa que se formo a partir de la Comunidad del Carbón y el Acero, hoy la Europa de los 27.
Por falta de voluntad política por una parte, y por la otra a los intereses hemisféricos de los Estados Unidos, además de las disparidades de las economías regionales, la ALALC solamente trasmutó las iniciales a Aladi, quedando como un foro para la liberación de las tarifas arancelarias sin trascender mas allá de los tratados de libre comercio que se generaron a partir de la lista común.
La prueba del fracaso de ALALC-Aladi es, primero la creación del Grupo Andino, después del Grupo de los Tres y posteriormente MERCOSUR. Transcurrido más de 40 años Sudamérica no ha podido construir una unidad multinacional económica coherente que le permita ingresar satisfactoriamente en el “Spaghetti Bowl”, aprovechando las ventajas que otorga las negociaciones comerciales en bloque para la defensa de los intereses regionales.
El viejo sueño de crear la unión sudamericana de naciones, como una entidad supranacional de derecho público, cuya normativa, ingresara al derecho interno desde su publicación en fuente originaria, está cantado que fracasara en UNASUR, porque Brasil, el único interés que tiene hoy en Latinoamérica radica en su concepción de sub-imperio regional, interlocutor en el grupo de los veinte, y miembro del BRIC. Por otra parte la designación de Néstor Kirchner como Secretario General promovido por Chávez, por su desprestigio genera ruidos innecesarios en la construcción de un foro de tal importancia, sin dejar de destacar que muy pocos países han depositado el documento de ratificación de Tratado.
Así las cosas, el ALBA y UNASUR son mas producto del voluntarismo que de la construcción con bases firme de organismos supranacionales de integración económica, la economía no se puede ideologizar, la tesitura legal es sumamente difícil, no se alcanzan por “las leyes objetivas del desarrollo histórico” ni por las “fuerzas creativas del pueblo”, en el comercio internacional se transan mercancías y servicios.
La ilegalidad hecha gobierno:
No existiendo institucionalmente política comercial, aduanera y arancelaria, y ante el incumplimiento de los compromisos comerciales suscritos por el país, un régimen cerrado de restricciones a la importación y un sistema heterodoxo de control de cambio, se ha destruido la industria nacional, está cercada no tan solo para el abastecimiento interno sino también para exportar excedentes.
La integración es una necesidad para los países emergentes, si quieren ingresar eficientemente en el mercado internacional. Sin políticas de exportación serias e incentivos legítimos, es imposible ingresar a otros mercados. El ejemplo Chino es una pauta importante a transitar, partiendo de la base que a los viejos paradigmas, el socialismo democrático moderno ha renunciado. La planificación central, el intervencionismo económico, la lucha de clases, el colectivismo, el comunalismo, el estatismo quedaron atrás, como el todo de un fracaso histórico, no tiene dolientes, solo quedan las excepciones de los autócratas disfrazados de comunistas.
El socialismo moderno apunta hacia otros horizontes, al mercado con justicia social, sin excluidos, que antes era un anatema, busca y garantiza la inversión extranjera e incentiva la empresa privada, la producción exitosa es la única manera de acabar con la pobreza. Por lo demás en esta materia donde prevalece un ego trasnochado, como decía Argelia Ríos en su artículo el viernes, solo se alza la presencia de ”….gobiernito cursi, con ínfulas de grandeza” y agrego yo, en cuestiones de integración, solo se expresa en “relinchos de caballo capón”. Como dice Carlos Fuentes, con resultados desafortunados, “seguimos siendo el territorio de la utopía”, y por nuestros errores, el pasado siempre nos pasara factura.
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