viernes, 14 de septiembre de 2012


17 píldoras sobre Juan Carlos Caldera

Thaelman Urgelles's picture
Thaelman Urgelles,
1. Juan Carlos Caldera fue víctima de una grave falta ética que está poniendo en riesgo la carrera a la que ha dedicado su aún breve existencia.
2. Desconozco si su acción constituye o no un delito, pero es indudable que uno no debe reunirse con un personaje cuasi desconocido a negociar cuestiones políticas y en el mismo evento recibir un sobre con dinero.
3. Nadie que ejerza en Venezuela la política opositora con seriedad y decoro se sienta a negociar con emisarios de Wilmer Ruperti, por más que te haya invitado a su casa y presentado a su señora esposa.
4. Ruperti era un empresario opositor quebrado y de la noche a la mañana se enriqueció obscenamente al romper la huelga petrolera de 2002, evento icónico de la lucha democrática de estos 14 años aunque hoy día todo el mundo le escurra el bulto a su responsabilidad (conste que me opuse públicamente a ella, desde el primer día y todos los siguientes).
5. Todos los políticos en todas partes reciben contribuciones financieras privadas. En Venezuela, al abolir el chavismo el financiamiento público de los partidos y amenazar como lo hace a quienes desde el sector privado ayudan a los políticos de oposición, colocó estos aportes en la frontera del delito y la corrupción.
6. Adicionalmente, bloqueron las contribuciones internacionales a las ONG’s, con lo cual toda acción de servicio público pasa a depender de la voluntad de los hegemones.
7. Chávez ganó las elecciones de 1998 con financiamiento demostrado de un conocido banco español, de los gobiernos de Cuba y otros países comunistas, de las FARC y de quién sabe cuántas fuentes non sanctas.
8. Es evidente que dos sobres con 20 mil bolívares no son el monto de la contribución que un multimillonario en dólares haría a una campaña electoral presidencial, como debe pichar este empresario a la campaña de sus aliados del PSUV. Es claro que se trató de una ayuda personal o de campaña municipal, como dice Caldera.
9. Cuando a la política se la entiende como una vocación de servicio público, no es necesario que tu acción sea delictiva: baste con que lo parezca y que ella merezca el repudio general para que tus bonos como figura pública se vengan al suelo.
10. Henrique Capriles Radonski y Primero Justicia, quienes entienden la política de esa manera, hicieron estrictamente lo correcto al excluir a Caldera de toda actividad conjunta. Fue una acción expedita e impecable.
11. La comparecencia de Caldera ante los periodistas, apenas a pocas horas de los hechos denunciados, fue sin duda una demostración de entereza personal y auténtica vocación política. Estamos llenos de casos que por días evadieron al público, huyeron o se escondieron tras excusas institucionales.
12. Sin embargo, creo que sus oyentes de ayer nos quedamos necesitados de un reconocimiento más claro y tajante de la falta cometida. Me faltó escuchar algo como: “reconozco que cometí una seria desviación ética y grave error político que le han hecho daño a la causa democrática, estoy dispuesto a pagar por ello y me hago claramente a un lado para no seguir perjudicando el esfuerzo en su fase decisiva”.
13. Ayer se notó que Caldera no se resigna a perderlo todo y que, en medio de la inminente zozobra, intenta salvar ciertos muebles y enseres, aun a riesgo de que estas acciones pongan en peligro al barco entero con toda la tripulación.
14. Sus excesivas alusiones agradecidas “a todos los que me han expresado su solidaridad, mensajes de apoyo de compañeros de partido, etc., etc.”, extreman el énfasis en salvar su pellejo político aunque ello mantenga y acreciente los daños sobre el más importante proyecto histórico nacional.
15. Esta mañana lo vemos por Venevisión, quien con especial diligencia lo puso en pantalla estelar matutina, repitiendo la misma cantilena llorosa: “cuánto me han apoyado centenares de amigos, cuánta fuerza recibí de mis abuelas, etc., etc., etc.”
16. Si Caldera ama de verdad este proyecto de cambio al que acaba de ocasionar tan fuerte daño, su mejor contribución es olvidarse de salvar un flux, retirarse a su casa a meditar y dejar que sus ex-compañeros pasen esta página amarga y continúen la lucha.
17. O, dicho en términos de su tocayo Real: ¿por qué no te callas, Juan Carlos Caldera?

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