LOS TALANQUEROS
Nunca en privado, siempre en público, los talanqueros
precisan enseñar su brinco. Quede dicho además que el título de este artículo
no alude a banda terrorista o atracadora reseñada en prensa u objeto de
marquesina de estreno cinéfilo, o a trío de boleristas cucuteños que saltan la
frontera cual talanquera imaginaria. Es peor.
En el caso venezolano “saltar la talanquera” se
refiere concretamente a la acción de
aquellos que por conveniencia personal y con el objeto de hacer algún daño a alguien
o a algo, individuo o colectividad, cambian intempestivamente de bando o de
partido político. Esta maroma tiene pues especificidad dentro de la vida
política. Pocos son los casos conocidos de magallaneros pasándose a caraquistas
o viceversa. O sea. Es entonces un hecho político revestido, encubierto,
disfrazado o no de moralidad dentro del estilo “frente a tal cosa, decidí tal otra”.
Cambio, transformación repentina y sorprendente, resumida en “y bueno, no
aguanté más”; “hasta aquí nos trajo el río”.
Acto calculado, visceral pero racionalizado, que
requiere, y cómo, de efectos pirotécnicos, porque su origen, necesidad y objeto
es pretencioso y procura un fin, que es en nuestro caso actual, el de
desorientar o debilitar al adversario que hasta hoy nada más, fue cofrade o
amigo. Se trata de invadir la moralidad del “descubierto”, vulnerar su
territorio, crear confusión, supuesta discordia interna,”lo digo desde
adentro”. Para ello, este paracaidista cínico requiere de detallada
planificación y siempre necesitará audiencia, periodistas, luces-cámara-acción,
para recitar su guión: “Acepté esta invitación para decir en público lo que ya
no podía soportar en privado”.
Son tan evidentes que no requieren de cámaras ocultas,
paparazzi, grabaciones taimadas o seguimientos de cuerpos de inteligencia
privada o militar. Actos concebidos y deliberados, cargados de intencionalidad,
de kriptonita, para conseguir efectos perversos siempre. Acción en la que
seguro intervinieron “otros”, que los convencieron, y ellos se dejaron, porque
nadie en verdad anda solito con las estrellas saltando talanqueras por este
mundo cruel y sórdido sin cobrar ni siquiera en líquido. Ni pendejos que fueran
o fuéramos para creérnoslo.
Buscan sin duda perturbar, retorcidos siempre, a quienes
los escuchan o miran impávidos, que qué, o les llega la noticia, el tubazo, a
través de radio bemba o de los canales que controla el Estado, el gobierno que
le quiso sacar punta a un iceberg que se les convirtió en lo que es, o son, sal
y agua. Raspado de aserrín.
Los actuales saltos
de talanquera en esta recta final electoral, no son más que pataletas de
ahogado, expresión desesperada y errática de los arquitectos de la campaña de
Chávez, que frente al persistente ascenso de la candidatura de Capriles
Radonski, y al contrario, el fracaso de la suya de ellos, intentan por los
medios que fueren, guerra cochina, revertir un destino que a pocos días del
siete de octubre ya se ve claro como el camino.
Leandro Area
EL DOBLE DISCURSO, LA IMPUNIDAD Y EL FUTURO
Emilio Nouel V.
Que ningún político venezolano o extranjero venga a decirnos ahora que nunca ha recibido aportes, donaciones o colaboraciones monetarias o en especie de personas naturales o empresas privadas para su actividad política en general y las campañas electorales en particular.
Ni en nuestro país ni en la Conchinchina el financiamiento político ha carecido de apoyo de los particulares. El que diga lo contrario es un farsante, un hipócrita.
A menos que sea un millonario, el político requiere de contribuciones de otros para su labor proselitista. Un partido no se levanta sin dinero, una elección no se puede enfrentar sin disponer de recursos suficientes. Mucho menos cuando no hay financiamiento acordado por el Estado.
Es por ello que nos resulta insólito que los dirigentes chavistas, que no se han caracterizado precisamente por ser escrupulosos a la hora de echar mano de los recursos del Estado para sus actividades políticas, vengan ahora a rasgarse las vestiduras frente al caso del diputado Juan Carlos Caldera.
El doble discurso y la impostura en este tema saltan a la vista.
Obviamente, todo el tinglado que ha montado el gobierno con el video de Caldera no tiene nada que ver con lo legal ni siquiera con lo ético. Ambos valores son despreciados por los chavistas, los pisotean a diario. Está directamente vinculado con el descalabro de la candidatura de Chávez al final de campaña electoral. No pueden ocultar su desespero.
A nadie escapa que en el Comando Carabobo cunde el pánico. La derrota la tiene su candidato pintada en la frente. Ya admiten en privado la debacle que se les viene encima.
De allí que se hayan valido en los últimos días de las más repugnantes marramucias para perjudicar la candidatura de Capriles, que luce ganadora. Una de las facciones que se disputa a muerte el control del chavismo ha urdido perversas triquiñuelas de la más baja estofa, utilizando personajes resentidos, desacreditados, sin apoyo popular alguno y que se dicen de oposición, para dar una impresión de división en esta última. Han llegado hasta la perversidad de forjar documentos atribuyendo su autoría a la Mesa Unitaria Democrática. Todo, por supuesto, “aliño” mediante.
La investigación que se ha abierto en la Asamblea contra el diputado Caldera por unos hechos que no revisten carácter delictivo es una muestra del doble discurso que identifica a los chavistas. Sobre todo cuando hemos visto que múltiples denuncias documentadas, irregularidades y delitos flagrantes, que sí ameritarían averiguación parlamentaria, no han sido atendidos, simplemente porque en ellos están envueltos funcionarios del gobierno y sus socios de la corrupción.
¿Por qué no se ha investigado el desastre que dejó El Magnate de El Furrial en la gobernación de Miranda? ¿Qué pasó con el llamado Pudreval? ¿Por qué nada dicen de los negociados que se hicieron con las emisiones de bonos de república? ¿Qué investigaron sobre las contrataciones irregulares de PDVSA? ¿Quiénes se llevaron la comisión ilegal con la compra de barcos españoles?
Estos son solo algunos casos de los miles que han cometido los corruptos de este gobierno durante 14 años, y frente a los cuales la mayoría de los diputados oficialistas no han tomado ninguna acción.
Que no vengan entonces a presentarse ahora como vestales ultrajadas los cómplices de tanta vagabundería. Que no vengan a mostrarse hipócritamente escandalizados por un video que no muestra más que una entrega de dinero.
Albergamos la esperanza de que la impunidad frente a la corrupción y el crimen, que instalaron en la sociedad venezolana quienes nos desgobiernan hoy, empiece a ser erradicada pronto. Los políticos delincuentes y sus encubridores están ya identificados por el pueblo y serán castigados con el voto el 7O. A los tribunales corresponderá la tarea de sancionarlos.
A los impostores, embusteros e hipócritas de la política que han estado destruyendo a nuestro país en los últimos tiempos, sólo les queda la relegación al rincón del olvido, por indignos.
Una nueva generación de políticos viene para el relevo liderada por Henrique Capriles Radonsky, cuya posición frente a cualquier desliz o manifestación poco clara, ha sido demostrada de manera contundente en días pasados. Actitud ésta, por cierto, que contrasta con la encubridora de irregularidades del presidente de la República.
La recuperación de la democracia, de las libertades plenas, la descentralización y la pulcritud en el manejo de los dineros públicos, se abre paso con ímpetu, confianza y transparencia. Vienen tiempos en que el diálogo enriquecedor, los consensos, equilibrios y contrapesos jugarán un papel decisivo. Pero sobre todo, unos tiempos en que el doble discurso y la impunidad no tengan cabida, y se imponga los más altos intereses de Nación.
La recuperación de la democracia, de las libertades plenas, la descentralización y la pulcritud en el manejo de los dineros públicos, se abre paso con ímpetu, confianza y transparencia. Vienen tiempos en que el diálogo enriquecedor, los consensos, equilibrios y contrapesos jugarán un papel decisivo. Pero sobre todo, unos tiempos en que el doble discurso y la impunidad no tengan cabida, y se imponga los más altos intereses de Nación.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
emilio.nouel@gmail.com
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