lunes, 24 de septiembre de 2012

ENTREVISTA A R.G. AVELEDO
PODEMOS SENTIR EL OLOR DE LA VICTORIA


En la recta final de la campaña no tiene dudas de las posibilidades de triunfo de la oposición, ante las pretensiones de reelección del presidente Hugo Chávez.
Su pasión por el béisbol le permite hacer comparaciones con la política. “Si estuviera dirigiendo un partido al cierre del noveno innning, con un corredor en segunda base, dos outs y Capriles al bate, ordenaría bateo y corrido para dejar al otro equipo en el terreno”.
Las cuatro patas de la mesa, según Aveledo, ya están bien definidas: construir una alternativa de cambio por la vía democrática y electoral, crear propuestas viables para gobernar, escoger candidatos para todos los cargos y contar con la mayor disposición para defender el voto.
-¿Cuáles son las expectativas de la MUD ante la proximidad del 7-O?
-Yo vengo de Monagas, que siempre fue un escenario fértil para el oficialismo y árido para nosotros, pero ya comenzamos a ver signos de cambio. En Anzoátegui ha habido mucho avance para nuestro candidato. Eso mismo se aprecia en todo Oriente y en Los Llanos, que se habían mantenido como bastiones del chavismo. Pensamos que vamos a ganar porque llevamos el pulso de la situación, pero sin duda será una elección muy competida, a la cual llegamos con buen ánimo, a diferencia del contendor. Está dedicado a atacarnos, a la guerra sucia, a poner trampas, incluso a pelear con fantasmas como lo del supuesto paquete neoliberal, porque no tiene temas de campaña.
-¿Se sienten seguros del triunfo?
-Estamos optimistas, pero confiados nunca. No puede haber triunfalismo. Podemos sentir el olor de la victoria, sabemos que está muy cerca, pero sólo podemos contar con ella cuando la hayamos conquistado y consolidado. Por ello, en esta etapa trabajamos en los actos de cierre, en la presentación de las propuestas programáticas, perfeccionando la comunicación entre los comandos y los testigos electorales para el 7-0 y preparándonos para gobernar y transmitir tranquilidad, armonía, paz y reconciliación.
-¿Cómo estima que será ese reencuentro?
-Nosotros vamos a darle a la oposición un trato respetuoso y de reconocimiento, porque los problemas del país son muy grandes y hay que atenderlos juntos. Me refiero a la delincuencia, al déficit habitacional y la institucionalización de las misiones sociales, que son algunas de las prioridades.
-¿En el caso de que Capriles perdiera, qué haría la oposición?
-Nosotros somos gente seria y vamos a asumir con responsabilidad las consecuencias de los resultados electorales, cualquiera que sean. En todo caso, la unidad va a seguir, no sólo porque tenemos tareas pendientes como las elecciones de gobernadores, consejos legislativos y alcaldes, sino también porque esperamos gobernar. Estamos preparados para todo.
-¿Capriles ha logrado captar apoyo de los ni-ni?
-Hacemos esa evaluación casi a diario a través de encuestas y focus group. Capriles tiene empatía con el votante chavista, y eso se observa especialmente en Caracas, en las poblaciones inferiores a 100 mil habitantes y en las clases D y E. Son gente que no tenía una mala percepción de este gobierno, pero que ahora está decidida a apoyar la opción opositora. También ocurre igual con los llamados chavistas blandos. Este grupo cree en el mensaje de nuestro candidato, lo sienten auténtico y sincero. Eso se va a traducir en votos, por ello el gobierno ataca tan fuerte la credibilidad de Capriles. Coincidimos con las encuestadoras en que esta vez la abstención rondará el 20%, lo cual es positivo, ya que tradicionalmente ha sido de 30%.
-¿En qué estaría fallando la estrategia oficialista?
-Creo que el triunfalismo ha sido su principal enemigo. Ellos se equivocaron al menospreciar a Capriles y apostar a la fragilidad de la unidad. Resulta que la unidad está más sólida de lo que parece y él ha resultado ser un excelente candidato.
-¿Qué le dicen a quienes dudan del secreto del voto?
-Que no es posible. Hay que tener un juicio equilibrado del Consejo Nacional Electoral. Le pedimos a sus funcionarios que ejerzan su autoridad. El sistema para contar  votos es confiable, lo hemos auditado, pero hay demasiada timidez a la hora de decirle al gobierno lo que no debe hacer, como que el Presidente haga campaña a través de las cadenas.
-¿Cuál considera es la mayor virtud de Capriles y qué le falta?
-Su fortaleza es la cercanía anímica y física con la gente. Es un trabajador incansable. De sus defectos que hable el adversario.
-¿El posicionamiento de Capriles fuera igual si Chávez estuviera en la calle?
-Si Chávez estuviera en la calle tendría que decir algo nuevo, pero no tiene nada que ofrecer. Después de tantos años en el poder se ha ido encerrando y quizás por eso confunde la realidad con el mensaje que recibe de sus ministros y de los que están cerca de él. Si  a uno siempre lo aplauden, termina creyéndose un semidiós, la adulancia tiene efecto analgésico y sedante. El Presidente está cómodo en su mundo y prefiere no interactuar con la realidad.
-¿Los saltos de talanquera y las críticas a un supuesto plan oculto de la oposición han causado efecto en la candidatura de Henrique Capriles?
-Nos ha sacado de la agenda en un momento dado, pero no ha tenido repercusiones abajo, en las bases. David De Lima nunca estuvo en la MUD. Se prestó para refutar un documento que es falso. No sé cuál es el estado de las causas judiciales en su contra, espero que sea juzgado con justicia y que esto no tenga relación con su actitud. Lo de William Ojeda sí nos dolió, porque es un diputado electo por la unidad. Fue usado y lo lamento, porque siempre tuve la ilusión de que sería un parlamentario muy combativo. En cuanto a los partidos que respaldaron esta estrategia, tampoco formaron parte de la alianza.
-¿Qué diferencia hay entre la anterior campaña presidencial y la actual?
-Las circunstancias eran  distintas. La unidad no existía y la gente  percibió que el acuerdo entre los tres precandidatos para apoyar a Manuel Rosales era  sólo  una estrategia  para salir de Chávez. Ahora tenemos un  programa común y legitimidad. Si se combina esta fuerza con el  liderazgo, carisma y atractivo de Capriles,  el acoplamiento es perfecto.

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