"Chávez es responsable por
Amuay"
ROBERTO GIUSTI , DIEGO BAUTISTA URBANEJA ,
PROFESOR DE CIENCIAS POLÍTICAS | EL UNIVERSAL
PROFESOR DE CIENCIAS POLÍTICAS | EL UNIVERSAL
domingo 2 de septiembre de 2012
Diego Bautista Urbaneja reúne las características de un
politólogo que no sólo trabaja la política sino que se
desenvuelve dentro de ella. Siempre lo ha hecho y
siempre con un talante que, por su naturaleza y profesión,
lo llevan a mitigar los entusiasmo y a sacrificar las
subjetividades por una visión menos militante. Calmo
y reposado, quizás por eso funja, en esto días, como
coordinador de Análisis Político de la Mesa de la Unidad
Democrática.
-Masacres en las cárceles, el accidente más
grave en la historia de la industria petrolera, se
caen los puentes, se borra la infraestructura, Chávez
es abucheado por parte de la clase obrera. ¿Esta
conjunción de hechos es una mera casualidad?
-Es la confluencia, que coincide en el tiempo, de
una serie de líneas de incompetencia. Muchos hemos
denunciado hasta el cansancio la falta de calidad
gerencial y la enorme ideologización, en el peor sentido
de la palabra (no ver los hechos que contradicen una
ideología adoptada a priori). Allí están Cúpira, Amuay,
Yare, Manzanares. Lo de Guayana es la expresión de
la crisis de las empresas básicas y cuando los obreros
protestan ante ante Chávez (siendo una concurrencia
seleccionada y confiable) desnudan un elemento crítico
que se añade a otros más. Y claro, todo esto tiene
consecuencias.
-¿No inciden en los resultados electorales esas
consecuencias?
-En circunstancias normales y en una población alerta,
debería tener consecuencias devastadoras. Imagínate
el costo político que una calamidad de esa envergadura
le hubiera costados a gobiernos como el de Luis Herrera
o el de Jaime Lusinchi. Los desbarata a cinco semanas
de las elecciones.
-¿Y entonces?
-Ante cosas como esas está en manos de la
población el darse cuenta o no. Uno, a veces, se
pregunta ¿qué más hace falta para que la gran
mayoría de la población se percate de que esta
es una situación insostenible? Incluso, estos estallidos
de ahora no habrían sido necesarios para que tú me
hagas esa pregunta. El desastre en 14 años, pero
sobre todo en los últimos cuatro, es de tal magnitud
que sería suficiente como para que el Gobierno,
electoralmente, estuviera en el suelo.
¿Porqué dices "debería"?
-Esa es la interpelación que uno puede hacer ante
el país: ¿por qué no existe la convicción generalizada
de que esto es insostenible? ¿Por qué el Gobierno aún
cuanta con lo que ya es una minoría (a mi juicio inexplicable)
que, en todo caso, será derrotada? Son muchas las
respuestas: hemos perdido nuestra capacidad de asombro,
la relación cuasi religiosa con Chávez, el realero que hay
en la calle. Pero esto sólo explica algunos elementos,
cuando debería ser muy claro cuál es la terrible situación
que vivimos.
-¿Afecta a un habitante de los barrios caraqueños
la caída de un puente, la masacre de presos o una
catastrófica explosión petrolera?
-Hechas las preguntas, una por una, las repuestas podrían
ser que no. Pero más allá de lo que le afecte, uno supone
que esa persona, proveniente de los barrios populares,
tiene una percepción de lo que significa un desastre,
aun cuando no sea afectado en lo personal.
-¿No será que, a diferencia del discurso colectivista
del chavismo, aquí cada quien anda pensando (y esto
es lógico) en resolver su propio problema?
-Para la gran mayoría el del Gobierno es un problema
práctico, real, que lo afecta de una manera u otra, en
su vida individual. Si se cayó el puente de Cúpira y ese
día viajaba a Oriente, lo afecta. Lo mismo si es amigo o
familiar de algún preso. Y así sucesivamente. Pero el
problema es que hemos llegado a un punto de dignidad
venezolana. Nosotros no tenemos por qué vivir en un país
así y esa es una reflexión que debe hacerse todo venezolano.
Y creo que eso está ocurriendo porque si vamos al plan
utilitario, basta con darle suficiente dinero al 51% de la
población para garantizar la eternización en el poder. Y
eso no funciona así.
-¿No será que sí funciona así?
-Explica una parte del apoyo a Chávez, donde aparecen
otros elementos como el militarismo y el oportunismo.
Pero creo que en este momento estamos ante una minoría.
Mientras, una mayoría consciente de que Chávez debe
dejar el poder, está en un plano superior al utilitario.
Seguramente hay gente a la que no le está yendo mal
en lo personal, pero que no quiere vivir en un país
maltratado, mal dirigido y manipulado por el dinero petrolero.
-¿Cómo interpretas la forma en que Capriles ha
manejado un escenario donde su contendor debe
apagar tantos incendios en la recta final de la
campaña y lo hace acusando a la oposición de
carroñera?
-Decir que quien proteste ante la tragedia de Amuay
es un zamuro que pretende sacar provecho político,
es asumir una posición extremadamente cínica. Chávez
tiene una de las caras más duras del planeta y eso
lo corrobora esa falsa acusación. Por supuesto hay dolor,
condolencia y solidaridad con las víctimas y su familiares.
Pero también está el grito de indignación. ¿Cómo es posible
que esto pase? ¿Esto no tiene responsable? Y desde luego
se sabe que, más allá de la causalidad concreta de la tragedia,
hay un problema general de mantenimiento. Ese es el trasfondo
de la tragedia de Amuay.
-¿No es Chávez el responsable esas muertes?
-Claro. Y decir que no se puede denunciar porque uno
es un zamuro, es inaceptable. La oposición tiene el deber
ético de protestar, criticar la incompetencia y exigir, con
toda fuerza, la responsabilidad por eventos que no solamente
es el de Amuay. La de Yare es una tragedia comparable
porque afecta a un sector de la población particularmente
marginado.
-Te preguntaba por la forma que tiene Capriles de
enfrentar esta situación.
-En el caso de Amuay ha tenido una posición firme, discreta,
respetuosa, exigiendo responsabilidades y haciendo críticas
fundadas. La estrategia que ha seguido le ha dado resultados,
acorde con su manera de ser y sus habilidades políticas. Es
un acierto logrado gracias al acoplamiento de su personalidad
con la línea seguida.
politólogo que no sólo trabaja la política sino que se
desenvuelve dentro de ella. Siempre lo ha hecho y
siempre con un talante que, por su naturaleza y profesión,
lo llevan a mitigar los entusiasmo y a sacrificar las
subjetividades por una visión menos militante. Calmo
y reposado, quizás por eso funja, en esto días, como
coordinador de Análisis Político de la Mesa de la Unidad
Democrática.
-Masacres en las cárceles, el accidente más
grave en la historia de la industria petrolera, se
caen los puentes, se borra la infraestructura, Chávez
es abucheado por parte de la clase obrera. ¿Esta
conjunción de hechos es una mera casualidad?
-Es la confluencia, que coincide en el tiempo, de
una serie de líneas de incompetencia. Muchos hemos
denunciado hasta el cansancio la falta de calidad
gerencial y la enorme ideologización, en el peor sentido
de la palabra (no ver los hechos que contradicen una
ideología adoptada a priori). Allí están Cúpira, Amuay,
Yare, Manzanares. Lo de Guayana es la expresión de
la crisis de las empresas básicas y cuando los obreros
protestan ante ante Chávez (siendo una concurrencia
seleccionada y confiable) desnudan un elemento crítico
que se añade a otros más. Y claro, todo esto tiene
consecuencias.
-¿No inciden en los resultados electorales esas
consecuencias?
-En circunstancias normales y en una población alerta,
debería tener consecuencias devastadoras. Imagínate
el costo político que una calamidad de esa envergadura
le hubiera costados a gobiernos como el de Luis Herrera
o el de Jaime Lusinchi. Los desbarata a cinco semanas
de las elecciones.
-¿Y entonces?
-Ante cosas como esas está en manos de la
población el darse cuenta o no. Uno, a veces, se
pregunta ¿qué más hace falta para que la gran
mayoría de la población se percate de que esta
es una situación insostenible? Incluso, estos estallidos
de ahora no habrían sido necesarios para que tú me
hagas esa pregunta. El desastre en 14 años, pero
sobre todo en los últimos cuatro, es de tal magnitud
que sería suficiente como para que el Gobierno,
electoralmente, estuviera en el suelo.
¿Porqué dices "debería"?
-Esa es la interpelación que uno puede hacer ante
el país: ¿por qué no existe la convicción generalizada
de que esto es insostenible? ¿Por qué el Gobierno aún
cuanta con lo que ya es una minoría (a mi juicio inexplicable)
que, en todo caso, será derrotada? Son muchas las
respuestas: hemos perdido nuestra capacidad de asombro,
la relación cuasi religiosa con Chávez, el realero que hay
en la calle. Pero esto sólo explica algunos elementos,
cuando debería ser muy claro cuál es la terrible situación
que vivimos.
-¿Afecta a un habitante de los barrios caraqueños
la caída de un puente, la masacre de presos o una
catastrófica explosión petrolera?
-Hechas las preguntas, una por una, las repuestas podrían
ser que no. Pero más allá de lo que le afecte, uno supone
que esa persona, proveniente de los barrios populares,
tiene una percepción de lo que significa un desastre,
aun cuando no sea afectado en lo personal.
-¿No será que, a diferencia del discurso colectivista
del chavismo, aquí cada quien anda pensando (y esto
es lógico) en resolver su propio problema?
-Para la gran mayoría el del Gobierno es un problema
práctico, real, que lo afecta de una manera u otra, en
su vida individual. Si se cayó el puente de Cúpira y ese
día viajaba a Oriente, lo afecta. Lo mismo si es amigo o
familiar de algún preso. Y así sucesivamente. Pero el
problema es que hemos llegado a un punto de dignidad
venezolana. Nosotros no tenemos por qué vivir en un país
así y esa es una reflexión que debe hacerse todo venezolano.
Y creo que eso está ocurriendo porque si vamos al plan
utilitario, basta con darle suficiente dinero al 51% de la
población para garantizar la eternización en el poder. Y
eso no funciona así.
-¿No será que sí funciona así?
-Explica una parte del apoyo a Chávez, donde aparecen
otros elementos como el militarismo y el oportunismo.
Pero creo que en este momento estamos ante una minoría.
Mientras, una mayoría consciente de que Chávez debe
dejar el poder, está en un plano superior al utilitario.
Seguramente hay gente a la que no le está yendo mal
en lo personal, pero que no quiere vivir en un país
maltratado, mal dirigido y manipulado por el dinero petrolero.
-¿Cómo interpretas la forma en que Capriles ha
manejado un escenario donde su contendor debe
apagar tantos incendios en la recta final de la
campaña y lo hace acusando a la oposición de
carroñera?
-Decir que quien proteste ante la tragedia de Amuay
es un zamuro que pretende sacar provecho político,
es asumir una posición extremadamente cínica. Chávez
tiene una de las caras más duras del planeta y eso
lo corrobora esa falsa acusación. Por supuesto hay dolor,
condolencia y solidaridad con las víctimas y su familiares.
Pero también está el grito de indignación. ¿Cómo es posible
que esto pase? ¿Esto no tiene responsable? Y desde luego
se sabe que, más allá de la causalidad concreta de la tragedia,
hay un problema general de mantenimiento. Ese es el trasfondo
de la tragedia de Amuay.
-¿No es Chávez el responsable esas muertes?
-Claro. Y decir que no se puede denunciar porque uno
es un zamuro, es inaceptable. La oposición tiene el deber
ético de protestar, criticar la incompetencia y exigir, con
toda fuerza, la responsabilidad por eventos que no solamente
es el de Amuay. La de Yare es una tragedia comparable
porque afecta a un sector de la población particularmente
marginado.
-Te preguntaba por la forma que tiene Capriles de
enfrentar esta situación.
-En el caso de Amuay ha tenido una posición firme, discreta,
respetuosa, exigiendo responsabilidades y haciendo críticas
fundadas. La estrategia que ha seguido le ha dado resultados,
acorde con su manera de ser y sus habilidades políticas. Es
un acierto logrado gracias al acoplamiento de su personalidad
con la línea seguida.
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