OSCAR HERNANDEZ BERNALETTE
EL NACIONAL
Sería un error ante la historia que existiera algún factor de la oposición jugando a que la MUD se divida. Si se desintegra la oposición demuestra ante el país y la comunidad internacional que no tiene viabilidad política para rescatar a Venezuela de la tragedia que han significado estos últimos años de desperdicio económico, social y político. El mundo democrático entiende nuestra realidad, pero tiene la sospecha de que el proyecto alterno es frágil, no porque no cuente con venezolanos idóneos sino porque son individualistas. Venezuela no está ni para apetencias partidistas ni personales.
A Venezuela el chavismo la lanzó por un despeñadero que la tiene herida de muerte. Son muchos los responsables por acción u omisión. En primer lugar, el gobierno que nos dimos no está al nivel de las expectativas de la nación, ni en capacidad de hacer nada bueno para insertar a Venezuela en el concierto de naciones prósperas, modernas y fundamentalmente democráticas. En segundo lugar, nos hemos atragantado con el discurso del socialismo, del control del Estado o el de la economía híbrida , que no es más que demagogia.
Este país tiene todo para salir de la crisis, pero mientras mantengamos a este gobierno anacrónico, que ha robado a sus anchas, que le quitó el derecho a dos millones de venezolanos de mantener sus sueños en su tierra, no levantaremos cabeza. Por ello, dejemos de darle latigazos a la MUD, dejemos que manejen con su pulso estos tiempos, apostemos y ayudemos constructivamente para que lleguen a feliz término en el proceso de diálogo. No es tarea fácil sentarse frente a quienes no solo han contribuido ha destruir al país sino ante seres humanos que perdieron la sintonía y la razón ética para ser quienes nos gobiernan.
Esta Venezuela de hoy cuenta con líderes como Capriles, López, Ramos Allup, María Corina Machado, Chuo Torrealba, Henri Falcón, Aveledo, entre otros. Ellos tienen una obligación ante la historia, sería imperdonable que permitieran que la MUD sucumba. Todos tienen derecho a aspiraciones presidenciales. Pero que no sacrifiquen el tortuoso camino que hemos andado por satisfacer sus egos.
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