domingo, 27 de noviembre de 2016

LA ZONA DE SOMBRAS

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                 FERNANDO RODRIGUEZ

Todos sabemos, con mayor o menor certidumbre, que detrás de la escenografía de este régimen, ya de por sí siniestra, hay un lugar oculto muy extenso donde se agolpan millares de delitos oficiales de la más variada naturaleza. Vedado  a los ojos de los venezolanos de a pie y de a caballo. La  imaginación popular lo supone inmenso, nunca visto, sideral. Yo también. El gobierno ha tenido éxito en mantenerlos en la oscuridad, en que hasta ahora no se exponga sino muy sesgadamente a la moral y al juicio públicos, acorde con el pensamiento de Chávez, padre de esa y todas las criaturas del proceso y su eterno custodio.
En muy buena medida el creciente acaparamiento o domesticación de los medios de comunicación, la cacareada hegemonía comunicacional, tiene como objetivo poner una cortina de hierro a ese último rostro  del despotismo, su más grotesca realidad. Para solo dar un ejemplo muy reciente y exclamativo repare usted en como cubrieron los medios oficialistas y los amansados el juicio y la condena de los sobrinos Flores, noticia incitante como pocas para el periodismo responsable y ético. Y no se venga con el cuento de la privacidad cuando es uno de los hechos más públicos que hemos aportado a las páginas rojas del planeta; ni del honor presidencial, el honor del país es el que ha sido pisoteado.
De manera que la incursión en esa cueva de los cuarenta ladrones, debería ser un objetivo siempre primordial en cualquier estrategia opositora. Comienza a ser, por ejemplo,  una de las tareas mayores de la acosada Asamblea y a lo mejor de sus flancos  más defendibles porque la denuncia a voz en cuello  es difícil que la sentencie y acalle  la Sala Constitucional. Así los jueces del horror y las instituciones policiales y judiciales corruptas le silben a la luna. Y eso, por suerte, ha comenzado en grande, con Rafael Ramírez y un descomunal puñado  de millares de dólares sustraídos durante años al hambre y la salud de los  venezolanos, en la Pdvsa rojita. Y ha continuado con algo no menor aunque diferente, hay para todos los gustos, la nacionalización del espectacular caso de esos narcosobrinos, en un  debate del cual ha salido un  acuerdo demoledor, dirigido al país y al mundo, sobre la infiltración del narcotráfico en todo el organismo del poder nacional. El hecho que estuvo a punto de que el gobierno huyera del diálogo del cual tanto y tan hipócritamente se ha declarado adalid indica la potencia de la denuncia razonada y centrada.
No hay que esperar que el gobierno de Maduro permanezca impasible ante semejantes revelaciones. Va a pelear con todas las armas, sus preferidas que son las más sucias, en esto le puede ir su vida pública, la poca que le queda. Para muestra recuérdese que Cabello, siempre deslumbrando en estos parajes, demandó a tres diarios, a sus directores y juntas directivas, que padecen vejatorias y crueles medidas cautelares sine die, por haber osado simplemente replicar una información que circulaba en el extranjero sobre sus  vinculaciones con el narcotráfico, revelaciones atribuidas a uno de los hombres de más confianza de Chávez y ex jefe de seguridad del propio Cabello. Ya Ramírez anuncia la suya. Y juececillos de cuatro centavos existen por montón, como todos sabemos. ¿Por cierto en qué anda la fiscal, alguien la ha visto?
Tampoco son nuevas estas grietas por donde hemos entrevisto el horror. Ya son muchos los “traidores”, informados por años de confraternidad con el alto gobierno, que le han vendido el alma al demonio imperialista. Este en verdad maneja estos asuntos con una insólita calma, apenas les da voz a sus testigos protegidos. Dicen que son laberintos de la diplomacia que administra los recaudos policiales. Nosotros tenemos el imperativo de hablar a nuestra gente, de velar por la justicia que se le debe, por ayudarlo a restañar su  dignidad y su sufrimiento. En todo caso ahora que la oposición anda en busca del tiempo perdido, reafirmando estrategias, debería insistir en estos ámbitos que no son ni diálogo ni calle, tampoco los excluye, ni truculencias voluntaristas. ¿No se dice que la resistencia de los pecadores de esa torva comarca es el escollo mayor para la “salida”?

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