LOS ORÍGENES DEL ATRASO
FRANCISCO MARTIN MORENO
EL PAIS
Comencemos por comparar los países angloparlantes con los
hispanoparlantes para extraer algunas conclusiones a partir de las
enormes diferencias existentes entre ambos. Los primeros promovían
ideales políticos y sociales, como los valores democráticos, la
libertad, la igualdad y la justicia basada en el derecho, mientras que
los reyes y virreyes españoles carecían de ideales políticos y sociales
al impedir todo género de libertades y cancelar la aplicación de la
justicia con arreglo a la ley para gobernar de acuerdo a los estados de
ánimo de los jerarcas en turno. ¿Cuál democracia en las colonias
ibéricas en América? ¿Cuál igualdad entre los aristócratas gobernantes
de la Nueva España y las masas hambrientas e ignorantes de indígenas
impedidas de cualquier posibilidad de evolución? México y América Latina
habrían de pagar muy caro el costo de la autocracia padecida a través
de los siglos, en lugar de practicar un autogobierno al estilo inglés.
El
triunfo de Inglaterra y de Estados Unidos estaba a la vista. ¿España
contaba con un parlamento electo? ¡No! ¿Existía en la península un habeas corpus
para que un juez determinara la procedencia de un arresto? ¡No!
¿Existía una garantía ciudadana en contra de la autoridad? ¡No! ¿Todos
los españoles, incluidos los soberanos, eran iguales ante la ley? ¡Claro
que no, ésta se negociaba y se enajenaba al primer postor, la excepción
era la regla, la corrupción y la impunidad y la descomposición social,
algunas de las consecuencias! ¿En el imperio español se podía practicar
el libre mercado para estimular la competencia entre todos los
concursantes? ¡Por supuesto que no, los monopolios españoles impidieron
las libertades comerciales, provocaron los privilegios, incrementaron la
concentración de riqueza en pocas manos y, colateralmente propiciaron
el arribo de los piratas, ávidos de vender a precios atractivos los
productos controlados desde Madrid! ¿Cuál libertad de prensa o libertad
religiosa en los territorios, en donde no se ponía el sol? Los
violadores de las leyes de la censura podían acabar sus días en los
sótanos de la Santa Inquisición. ¡Ay de aquél que practicara una
religión distinta de la católica porque podría perecer incinerado en una
pira pública!
¿A dónde van los países que incineraban a los científicos en la pira
con sus obras, que no castigaban ni castigan la mentira ni el robo ni
respetaban la propiedad ni los derechos ciudadanos ni la voluntad
popular? ¿A dónde podía ir una nación que no se preocupaba por los demás
ni le importaba la comunidad ni existían parlamentos ni libre mercado
ni libertad de prensa ni de cultos ni de consciencia y el clero católico
financiaba revoluciones con las limosnas con tal de no perder sus
privilegios ni su poder político? ¿A dónde van los países dirigidos por
tiranos semianalfabetos, monarquías absolutas, en donde las
desigualdades económicas producían envidias y corajes que terminan en
revoluciones que solo complican el estado de cosas?
¿Cuándo un soberano español se sometió a ley alguna? Carlos I de
Inglaterra y Escocia fue ejecutado, al igual que años más tarde lo sería
Luis XVI, de Francia. Carlos IV y Fernando VII, un par de estúpidos que
habían cambiado el rostro del mundo, deberían haber acabado sus días en
la guillotina para el bien de España.
Desde la Carta Magna de 1215, el pueblo tenía el derecho de exigir o
cuestionar al rey sobre su comportamiento: ahí radicaba el fundamento de
su libertad, la anglosajona, que se explicaba a través de la supremacía
del parlamento, the rule of law, que controlaba a los soberanos y al
gobierno y garantizaba las libertades individuales. En España y en sus
colonias la ley jamás había contado, era letra muerta, y, por ello, se
podía localizar en este hecho el origen del atraso ibero y hemisférico…
De lo anterior se pueden extraer tres valiosas conclusiones para
estimular el desarrollo de Iberoamérica: Estado de derecho, Estado de
derecho y Estado de derecho, las tres claves para alcanzar la
prosperidad y empezar a erradicar la desigualdad social. En México jamás
hemos tenido un Estado de derecho y en la actual administración de
López Obrador se ven remotas o casi imposibles las posibilidades de
empezar siquiera a construirlo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario