CALOS CANACHE MATA
Hace tres días,
el lunes 10, aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía una
escuadrilla de aviones de Rusia, con inclusión de dos bombarderos estratégicos
Tu-160 que tienen capacidad de transportar misiles crucero con ojivas nucleares
en un radio de 5.500 kilómetros, lo que evidentemente es una provocación que
tiene implicaciones en el equilibrio geopolítico de la región.
La razón de esa demostración de fuerza, fue
dada explícitamente, sin eufemismos, en el momento de la bienvenida a la Fuerza
Aérea Rusa, por el Ministro de Defensa Vladimir Padrino López: “Nos estamos
preparando para defender a Venezuela, hasta el último palmo cuando sea
necesario, eso lo vamos a hacer con nuestros amigos, que defienden las
relaciones respetuosas entre los
Estados”. ¿De quién y ante quién se va a
“defender a Venezuela”? Varios países de
América Latina han manifestado que no acompañarían una acción militar contra
Venezuela, y, por su parte, aún cuando Trump en 1917 no descartó la opción
militar y conoce las vinculaciones con el narcotráfico y el terrorismo
internacional, también sabe que una intervención militar unilateral tendría un alto costo político porque no
estamos en los años de 1980 cuando ocurrieron las invasiones de Granada y
Panamá. Una semana antes de estar en
tierra venezolana los aviones rusos, Irán (otro “amigo”) anunció el envío de
dos o tres destructores que utilizan tecnología para evitar ser detectados por
radares, con capacidad de transportar helicópteros, lanzar torpedos y derribar
aviones, en el marco de una misión “que podría durar cinco meses”, lo que, sin
duda, se suma a la ya grave provocación
rusa.
La presencia militar extranjera se produce
pocos días después de que Nicolás Maduro visitara Rusia y se entrevistara con
Putin, quien se enfrenta al Estados Unidos de Donald Trump. Esto ha hecho decir
al presidente del Consejo Venezolano de Relaciones Exteriores, Kenneth Ramírez,
que “Maduro se ha convertido en un mero peón geopolítico”, en la lucha entre
Estados Unidos y Rusia por la disputa global. Ratón en medio del ruido de las
altas montañas.
Montado sobre la cresta de la provocación
innecesaria, Maduro, en verdad, acuerpa los temores por las nuevas sanciones
que los países democráticos de América y Europa, que desconocieron la elección
presidencial del pasado 20 de mayo, están dispuestos a adoptar a partir del 10 de enero del año que está por
llegar.
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