LOS
ENCHUFADOS SOCIALISTAS DEL SIGLO XXI
Enrique Viloria Vera
Niña que bordas la blanca tela
niña que tejes en tu telar
bórdame el mapa de Venezuela
y un pañuelito para llorar.
Aquiles Nazoa
La historia de Venezuela es la
de un expolio continúo llevado a cabo por los gobernantes de turno. Estos
dirigentes - por sí solos, mediante testaferros y los enchufados de rigor -,
han saqueado las arcas públicas, convirtiéndolas en ansiado y predilecto botín.
Diferentes regímenes – sin importar su calificativo -: populistas viejos o
nuevos, nepotistas, prebendalistas, clientelares, se dieron a la tarea de robar
el Tesoro Nacional y de arruinar al país, en especial, el actual socialismo del
siglo XXI, verdadero sistema de gobierno corrupto y cleptómano.
La Revolución Bolivariana ha
sido pródiga en la multiplicación de los enchufados que nutren sus cuentas en
el exterior con las divisas birladas al pueblo, privados de lo esencial para
subsistir y llevar una vida verdaderamente humana.
Estos enchufados pululan y no
hay actividad en la que estén ausentes. Son de todo cuño y calaña: familiares
de la pareja presidencial y de los altos cargos socialistas, amigos de altos
personeros gubernamentales, compañeros de armas y de partido. Los gobiernos
afectos al régimen ex - regalón, también recibieron lo suyo en forma de
petróleo barato, negocios turbios, donaciones de todo tipo, uso de los aviones
del Estado venezolano y paremos de contar. Igualmente, grupos terroristas y
movimientos políticos extranjeros recibieron lo suyo, aunque ahora - sin
vergüenza alguna-, se laven las manos y nieguen la mano socialista que les
suministró ingentes fondos a fin de mantener presencia y vigencia a costa del
menguado erario venezolano.
Toda una generación de nuevos
empresarios, los llamados bolichicos, forman parte de esa inmensa fauna de
enchufados que desfrutan de lo robado, de lo mal habido, en mansiones de lujo,
carros de último modelo, en prendas de vestir y relojes de marca, aunque cada
vez más estén temerosos del cerco que organizaciones internacionales les van
tendiendo para confiscar los bienes y ponerles los temidos ganchos, al momento
de leerle sus derechos antes de que ingresen a la justiciera cárcel extranjera.
Todos, gobernantes,
testaferros y enchufados, hicieron suyos los versos de Quevedo:
Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Él es mi amante y mi amado,
… Poderoso caballero
Es don Dinero.
Es don Dinero.
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